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ARCHIVO GENERAL DE INDIAS

AUTENTICIDAD DE LOS DOCUMENTOS CONTENIDOS EN ESTA OBRA

DON FRANCISCO DE PAULA JUAREZ Y ROSALES, ARCHIVERO JEFE DEL GENERAL DE INDIAS EN SEVILLA, ETC.

Certifico: Que en virtud de real órden comunicada por el Ministerio de Ultramar con fecha nueve de julio de mil ochocientos ochenta y uno, que literalmente dice así:

<S. M. el Rey (q. D. g.) ha tenido á bien conceder permiso á D. Manuel M. de Peralta para que examine y saque copias de documentos existentes en ese Archivo, ya personalmente ó por medio de agentes que comisione al objeto, entendiéndose que este permiso queda sujeto á las formalidades y preceptos establecidos en las ordenanzas de esa dependencia. De real órden comunicada por el Sr. Ministro de Ultramar lo participo á V. S. para su conocimiento y cumplimiento.-Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid 9 de julio de 1881.-El Subsecretario.-R. Rodríguez Correa. Sr. Archivero de Indias de Sevilla. >

Dicho Sr. D. Manuel M. de Peralta ha estado personal y asíduamente practicando importantes trabajos de inves

tigacion y exámen en este Archivo de mi cargo durante los años de 1881, 1882 y 1883, habiéndosele expedido, entre otras muchas copias de documentos de este Archivo general, las que aparecen insertas en su obra titulada CostaRica, Nicaragua y Panamá; todas las cuales, previo el oportuno cotejo con los originales de su referencia, se le han autorizado en debida forma. Y para que conste doy la presente que firmo y sello con el de este Archivo en Sevilla á 22 de noviembre de 1883.

Aquí un sello que dice:
Archivo general de Indias.

P. A.

El segundo jefe,

CARLOS JIMÉNEZ PLACER.

INTRODUCCION

La América Central, considerada bajo su aspecto geográfico, se extiende como un puente gigantesco levantado entre los océanos Atlántico y Pacífico para unir los grandes continentes del Norte y del Sur del Nuevo Mundo.

Su ístmica estructura, que se acentúa más y más á medida que se desciende hácia el Sudeste, termina en Panamá y el Darien, donde se estrecha tanto que forma el bien cono cido ISTMO DE PANAMÁ, destinado á realizar, gracias á la perseverante energía de un hombre de genio y de un siglo audaz, el sueño de su descubridor, que en vano buscó aquí el Estrecho, aunque llegó á la boca del rio Chagres, que será la del futuro Canal. Mr. de Lesseps completará, pues, la obra de Colon.

Los países del istmo son por excelencia Panamá, CostaRica y Nicaragua. Aquí, no uno sino muchos istmos han sugerido á los españoles proyectos de canalizacion desde los primeros años del descubrimiento. Los primeros exploradores de Nicaragua creyeron que entre el mar del Sur, el golfo de Nicoya y el lago de Nicaragua se hallaba un estrecho, que llamaron el Estrecho dudoso, denominacion que des. apareció tan pronto como los oficiales de Pedrarias Dávila se convencieron de que entre el lago y el Océano Pacífico

no habia tal pasaje, y que la mar dulce de Gil González Dávila no era sino mediterránea, aunque se vaciaba en el Atlántico por el Desaguadero ó rio de San Juan de Ni

caragua.

Las ventajas del clima, del suelo fértil y llano, de la pobla cion numerosa y sumisa y de la gran proximidad del mar y del lago, movieron á los primeros conquistadores de Nicaragua, que tambien lo fueron de Panamá, á suplicar á Cárlos Quinto que se abandonase el tránsito de Nombre de Dios á Panamá, que calificaban de sepultura de vivos, por el de Nicaragua; mas estos deseos, reproducidos periódicamente, no se realizaron jamás, á pesar de que los reyes de España, y en particular el solícito Felipe II, dieron más de una vez la órden de explorar aquel país con el objeto de hallar una fácil comunicacion terrestre ó marítima. La mayor estrechez del Istmo de Panamá impuso la preferencia que se dió á éste, corroborada al cabo de trescientos sesenta años por la eleccion que de él se ha hecho para la excavacion del Canal interoceánico.

Pero bastaba la posicion geográfica y la rica naturaleza de estos países ístmicos para que la España y las naciones extranjeras los mirasen con codicia y quisiesen á todo trance retener ó conquistar su posesion, y para que los propios gobernadores españoles se mostrasen celosos de aumentar su jurisdiccion y poderío á costa de sus vecinos y áun de los intereses más preciosos de la Corona, tan maltratada siempre por las competencias y disensiones de sus capi

tanes.

Estas disensiones comienzan con Pedrarias Dávila, que disputa su gloria y su derecho á la vida á Vasco Núñez de Balboa y á Francisco Hernández de Córdoba, su rebelde teniente; continúan entre Pedrarias y Diego López de Salcedo, éste pretendiéndose con derecho á la gobernacion de Nicaragua, y aquél tratando de asegurar su dominacion

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