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Las sumas destinadas al sostenimiento del mismo, son las

que á continuación se expresan:

Cuadro demostrativo del coste de las Misiones Diplomáticas en el extranjero de

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Trazada á grandes rasgos la organización de los servicios Diplomáticos de las cuatro Naciones que hoy más pesan en la balanza europea, y detalladas las cantidades invertidas en la retribución de los funcionarios que los desempefan, sumas que parecían fabulosas á D. Joseph de Azanza y á sus contemporáneos, resta sólo añadir, para terminar, que la causa de la transformación de la Diplomacia, con los inevitables efectos de aumento de sueldos y de personal, tiene la mejor explicación, en esta gráfica y conocida sentencia del eminente Estadista D. Juan Bravo Murillo: «No se puede vivir à la moderna y pagar á la antigua.»

FRANCISCO DE REINOSo.

TORPEZA DE LOS COMUNEROS EN VILLALAR

Y FAMOSAS CARTAS DE JUAN PADILLA

Todos conocen las causas del simpático movimiento de las Comunidades, y los sucesos que se desarrollaron durante aquella empeñada lucha; pero pocos se han fijado en el descuido, torpeza y aun insensatez de los jefes populares. Si ciertos hechos de la revolución castellana no son dignos de alabanza, del mismo modo la conducta militar de algunos caudillos de las Comunidades, se presta á severas censuras, en particular desde que, en mal hora, se encerraron en Torrelobaton. También consignaré mi dictamen sobre las cartas que Juan Padilla escribió, según dicen, en su prisión de Villalba. Dos puntos serán, pues, objeto de este artículo: 1.° Torpeza de los Comuneros en Villalar, y 2.° Cartas de Padilla á su mujer y á la ciudad de Toledo.

I

El 21 de Febrero de 1521 salió Padilla de Zaratán con todo su ejército, dirigiéndose á Torrelobaton, villa que estaba defendida por García Osorio. Metiéronse los Comuneros en el arrabal, y después de ocho días de sangrienta lucha, escalaron la muralla y entraron en la Plaza. Garcia Osorio fué preso, y Torrelobaton fué entregada al saqueo (1). «En Torre de

(1) Maldonado, Movimiento de España, lib. VI.-Mártir de Angleria, e. 714.-Pero Mexia, Historia de las Comunidades, lib. II, c. 16.

Lobaton estaban Juan Padilla y D. Pedro Maldonado y don Francisco Maldonado, y Juan Bravo y Hernando de Porras, que eran los principales capitanes de la gente de la Comunidad. El Obispo de Zamora ydo era al reyno de Toledo, y don Pedro Laso de la Vega y de Guzmán ya se avia reducido al servicio del Emperador; mas el principal capitan que en Torre de Lobaton avia era Juan de Padilla» (1).

¿Qué hizo Padilla en los dos meses que estuvo encerrado en Torrelobaton? Se ocupó en infructuosos tratos de paz, mientras que sus desmoralizados soldados, ó abandonaban sus banderas para acogerse al indulto imperial, ó se retiraban á sus casas cargados de botin.

Entre tanto, el Almirante D. Fadrique Enríquez, el Condestable D. Iñigo de Velasco, y su hijo el Conde de Haro, «se juntaron en Peñaflor el domingo 21 de Abril de 1521, á la cabeza de 1.800 de á caballo, 3.000 soldados y cuatro piezas de artillería (2). El lunes 22 salieron todos al campo para pasar revista, y algunos señores y capitanes llegaron hasta cerca de Torrelobaton para ver la disposición de la plaza. «El martes 23 de Abril, añade la historia manuscrita, vinieron á dezir las guardas que avia del campo que Juan Padilla se yva de Torre de Lobaton. Los Gobernadores y el Capitán general, escribe Mexia, fueron luego avisados por sus corredores que en el campo traían, cómo Juan de Padilla salía de Lobaton, y la vía que llevaba, y luego á la mayor prisa que fué posible mandaron tocar alarma, y partieron en su alcance con todo su campo...» (3). Con efecto, el 23 de Abril, día de San Jorge, Padilla, á la cabeza de su ejército de Torrelobaton y de la gente que pudo reunir en tierra de Campos, formando todos cerca de 7.000 infantes, 500 caballos y algunos cañones

(1) Hist. mss. de la Guerra de las Comunidades, que se halla en la librería del Sr. Cánovas del Castillo, c. XVIII.

(2) Hist. mss. citada, c. XVIII. Maldonado dice que tenían 1.700 caballos, 3.000 veteranos y cañones ligeros y de montaña. Movimiento de España, p. 258. Afirman algunos historiadores que con la guarnición de Portillo y otras formaron un cuerpo de 2.400 caballos y 6.000 infantes. (3) O. C., c. XVIII.

de bronce (1), salió camino de Toro. ¡Cosa extraña! En dos meses no se le había ocurrido hacer esta marcha, y cuando estuvieron los imperiales reunidos en Peñaflor, se decidió á abandonar su fortificada villa.

Se ha dicho que la marcha de los Comuneros se hacía dificilmente, porque el camino estaba lleno de lodo y llovía con frecuencia (2). Los imperiales, ¿no se encontraban en el mismo caso? Los Comuneros, siguiendo el curso del riachuelo Hormija, pasaron por los pueblos de Villasexmir, San Salvador, Gallegos y Vega de Valdetronco. Los Comuneros «hicieron dos paradas y sabida después la causa dellas, fué, que estuvo determinado Juan de Padilla de dar la batalla en cada parte de las que pasaron, pareciéndole que tenían gran ventaja, como la tenían, y fueron de tan contraria opinión todos los otros capitanes, que le hicieron dexar aquellos dos sitios que avía escogido, el uno en un lugar que se llama Vega, que avian pasado ellos un arroyo y lo avia de pasar el exército del Emperador, y el otro era encima de una cuesta que ellos avian subido y de necesidad la avia de subir el exército del Emperador, donde recibiera mucho daño y muy poco los de la Comunidad, porque como avian subido la cuesta, estavan encubiertos de la artillería, y la suya podía muy bien jugar... (3). De Vega de Valdetronco se encaminó Padilla á Villalar, y en el Puente del Fierro se encontraron ambos ejércitos.

Ahora bien; en el tiempo que los Comuneros anduvieron 16 kilómetros, recorrieron los soldados del Emperador esta distancia y 11 kilómetros más, ó sea desde Peñaflor å Torrelobaton (4). Debe añadirse que los corredores apostados á vista de Torrelobaton por los magnates, fueron á Peñaflor á dar la noticia de la marcha de los Comuneros; de modo que á los

(1) Maldonado O. C., págs. 258 y 261.

(2) El cielo estaba encapotado y sombrío, llovía con frecuencia, y aunque escampaba á ratos, el camino estaba lodoso y pesado y la marcha no podía ser ligera.» Lafuente, Historia de España, t. XI, p. 213. (3) Historia mss. citada.

(4) De Peñaflor á Torrelobaton 11 kilómetros.

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