acusaba recibo de otro dirigido por el Conde de Floridablanca, participándole éste, que: «Ha venido Su Majestad en que >> continue Uni gozando 15.000 reales de vellón al año, sobre »su sueldo de Teniente de Infantería, como por Comisión ex>>traordinaria, etc.>> Esta suma, que parecería hoy escasa, hasta para un modesto Canciller, es la que cobraba en la Corte del gran Federico II de Prusia, el Representante del poderoso Monarca español, en cuyos dominios nunca aún se ponía el sol. La elocuencia de esa cifra minima, que parece como un jalón descollando en el pasado, basta por sí sola para poner de relieve la diferencia que media entre lo que cuesta la diplomacia de las grandes potencias del día y los sueldos que disfrutaban los funcionarios diplomáticos, de las que tenían igual rango en el siglo pasado. Mas, desde entonces, no en balde la tierra ha envejecido de cien años, ni la civilización ha hecho prodigiosos adelantos. En este breve espacio de tiempo, para la vida de la humanidad, se ha operado un cambio radical en el mundo y el hombre lo ha transformado todo á impulsos del progreso. Los inventos, las ciencias, y los descubrimientos, han su primido las distancias, poniendo en contacto todos los pue. blos de la tierra; la nueva corriente de las ideas ha despertado el espíritu de las grandes nacionalidades, haciendo surgir nuevos Imperios de entre las ruinas de los caídos; y el enorme desarrollo que ha adquirido la riqueza universal, ha centuplicado los intereses y las necesidades, así del individuo, como de las naciones. La ciencia política de la diplomacia, que tanto ha contribuído á esa general transformación, pues ha nacido con la cultura de la humana sociedad, marcha de igual paso con la civilización, y vivirá mientras el hombre no retroceda al estado salvaje de las edades primitivas, ha seguido la moderna evolución de las ideas, adaptándose á las necesidades del presente, y de una institución aristocrática y casi honorífica, ya que por lo general los representantes eran grandes seño res á quienes su cuantiosa fortuna les permitía prescindir de ser asalariados, ha venido á convertirse en servicio técnico y profesional, desempeñado por un personal especialista, que consagra su actividad é inteligencia á esta carrera, para crearse un porvenir. Consecuencia de esta nueva fase ha sido, la necesidad de conceder á la nueva diplomacia los medios suficientes de cumplir su misión, elevando considerablemente los sueldos, así para nivelarlos con el coste de la vida actual, como para ensanchar la zona intelectual de reclutamiento, y aumentando el número de funcionarios, con arreglo á las crecientes exigencias del servicio. Son estas tantas, y tan varias, que para satisfacerlas todas, las naciones han juzgado conveniente crear agregados auxiliares, para las especialidades de Guerra, Marina y Comercio. No es de extrañar, por lo tanto, la diferencia que media entre los 15.000 reales que cobraba un Encargado de Negocios en 1785 y los sueldos que cobran los Embajadores de hoy, ni tampoco que de un Secretario que contaba las legaciones, ó ministerios como se llamaban entonces, hayan venido á tener un personal tan completo, como, por ejemplo, el de las siguientes misiones acreditadas en Berlin: * Misiones que tienen un agregado militar. Sólo España y Rusia cuentan cada una dos agregados militares. TOMO CXLIV 12 Los aumentos de sueldos y de personal han elevado inevitablemente las sumas que los diferentes países consagran al mantenimiento de sus respectivas diplomacias; pero como sea un servicio imprescindible para vivir en el concierto de las naciones civilizadas, porque el aislamiento sería síntoma precursor de su ruina; cada una ha aumentado los gastos, á medida de sus fuerzas financieras y con arreglo á los intereses que tiene que defender. Por esta razón, la que más gasta es la Gran Bretaña, que con su vastísimo Imperio Colonial, fuente y origen de su riqueza y poderio, necesita de una diplomacia numerosa, activa y vigilante, que supla á los grandes ejércitos de que carece y proteja los súbditos é intereses británicos, esparcidos por el orbe entero. Y mucho más gastaría en este servicio, si no fuera por la práctica organización que tienen todos los dependientes del Foreing Office, donde preside el principio de pocos empleados, buenos y liberalmente retribuídos. Los resultados de este sistema son tan brillantes, que con ochenta funcionarios de todas categorías, cuando los ministros de negocios extranjeros de Alemania y Francia, cuentan respectivamente 225 y 202 empleados, el Foreing Office pudo despachar en 1886, hasta el número de 83.960 documentos que en dicho año pasaron por sus Registros. * Misiones que tienen un agregado militar. Sólo España y Rusia cuentan cada una dos agregados militares. Según la reorganización de 1881, el Foreing Office está dividido en ocho departamentos, tres de los cuales por ser eminentemente políticos, están desempeñados solamente por oficiales técnicos (Clerks of the Establishment), à causa de la naturaleza reservada de los asuntos en ellos tratados. En los cinco restantes, la mayoría de los funcionarios son administrativos y pertenecen á las clases 2. y 3.a El ingreso es por oposición, siendo limitada, únicamente para los oficiales técnicos, á los candidatos que el secretario de Estado de Negocios Extranjeros autoriza á competir, en vista de sus buenos antecedentes personales y de familia. Los sueldos que disfrutan los funcionarios del Foreing Office son los siguientes: Subsecretario Permanente de Estado.. Oficial mayor (Chief Clerk). 5 Directores. 7 Subdirectores. Posetas. 57.500 37.500 37.500 31.250 127.500 129.350 20 Oficiales primeros (firt class funior clerks). 190.250 4 Oficiales residentes, que hacen las guardias. por traducciones. . 2 Pesetas. 3.750 5.000 y casa. 7.300 No figuran en la anterior lista, los sueldos de los dos cargos políticos del Foreing Office, el Secretario de Estado de Negocios extranjeros que tiene asignadas 125.000 pesetas y el Subsecretario parlamentario que cobra 37.500. Las funciones de este último son contestar en aquello de las dos Cámaras á que no pertenece el Ministro, á las preguntas é interpelaciones relativas à este Departamento Ministerial, ya que en Inglaterra los Ministros no pueden tomar parte en las discusiones de ambas Cámaras. Así es que el Subsecretario Parlamentario es miembro de la Cámara de los Comunes, cuando el Secretario de Estado pertenece á la de los Pares y viceversa, en el caso, raro, de no ser Lord el Ministro. La carrera diplomática en el extranjero, hasta el presente separada de la especial para el Foreing Office, está organizada sobre las mismas bases y se compone de los funcionarios siguientes: |