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III.-EL SECRETO DE UN SUMARIO, por D. Luis Pardo..
IV. LA EPOPEYA DE COLÓN, por D. Enrique Prúgent.
V.-CRÓNICA POLÍTICA INTERIOR, por X.
VI.-CRÓNICA POLÍTICA EXTERIOR, por X..

VII. BIBLIOGRAFÍA, por D. Clemente Domingo Mambrilla.

SERVICIOS DE LA COMPAÑÍA TRASATLANTICA DE BARCELONA

LÍNEA DE LAS ANTILLAS, NEW-YORK Y VERACRUZ.-Combinación á puertos americanos del Atlántico y puertos N. y S. del Pacifico.

Tres salidas mensuales: el 10 y 30 do Cádiz y el 20 de Santander. LÍNEA DE FILIPINAS.-Extensión á Ilo-Ilo y Cebú, y combinaciones al Golfo Pérsico, costa oriental de Africa, India, China, Cochinchina, Japón y Australia.

Trece viajes anuales saliendo de Barcelona cada cuatro viernes, à partir del 6 de Enero de 1893, y de Manila cada cuatro Jueves à partir del 26 de Enero de 1893.

LÍNEA DE BUENOS AIRES.--Seis viajes anuales para Montevideo y

Buenos-Aires, con escala en Santa Cruz de Tenerife, saliendo de
Cádiz y efectuando antes las escalas de Marsella, Barcelona y
Málaga.

LÍNEA DE FERNANDO PÓO.-Cuatro viajes anuales para Fernan-
do Póo, con escalas en Las Palmas, puertos de la Costa Occiden-
tal de Africa y Golfo de Guinea.
SERVICIOS DE AFRICA.-LINEA DE MARRUECOS.-Un viaje men-
sual de Barcelona á Mogador, con escalas en Melilla, Málaga,
Ceuta, Cádiz, Tánger, Larache, Rabat, Casablanca y Mazagán.

SERVICIO DE TANGER.-El vapor Joaquin de Piélago sale de Cádiz para Tanger, Algeciras y Gibraltar, los lunes, miércoles y viernes, retornando á Cádiz, los martes, jueves y sábados.

Estos vapores admiten carga con las condiciones más favorables, y pasajeros, á quienes la Compañía da alojamiento muy cómodo y trato muy esmerado, como ha acreditado en su dilatado servicio. Rebajas á familias. Precios convencionales por camarotes de lujo. Rebajas por pasajes de ida y vuelta. Hay pasajes para Manila, á precios especiales para emigrantes de clase artesana y jornalera, con facultad de regresar gratis dentro de un año, si no encuentran trabajo.

La Empresa puede asegurar las mercancías en sus buques. AVISO IMPORTANTE.-La Compañía previene á los Sres. Comerciantes, Agricultores é Iudustriales, que recibirá y encaminará á los destinos que los mismos designen, las muestras y nota de precios que con este objeto se le entreguen.

Esta Compañía admite carga y expide pasajes para todos los puertos del mundo servidos por lineas regulares.

PARA MÁS INFORMES.-En Barcelona: La Compañia Trasatlántica y los Sres. Ripoll y Compañía, Plaza de Palacio.-Cádiz: la Delegación de la Compañia Trasatlántica. Madrid: Agencia de la Compañía Trasatlántica, Puerta del Sol, 13.-Santander: Sres. Angel B. Pérez y Compañía.-Coruña: D. E. de Guarda.--Vigo: D. Antonio López de Neira. Cartagena: Sres. Bosch Hermanos.-Valencia: Sres. Dart y Compañía. Málaga: D. Luis Duarte.

FLORECIMIENTO DEL ESTILO EPISTOLAR EN ESPAÑA

SEÑORES ACADÉMICOS:.

Si no temiera parecer extremado y aun artificioso en la expresión de mi agradecimiento por el favor insigne que sin merecerlo me habéis otorgado, dándome un lugar entre vosotros, diria que el temor de no corresponder dignamente á honra tan señalada habia dilatado más de lo debido el cumplimiento del deber de presentarme en esta Junta pública á tomar posesión del cargo con que vuestra benevolencia había colmado mis deseos.

De cuantas prendas y condiciones son necesarias para su perfecto desempeño, las cuales, ya distribuidas en justa proporción, ya acumuladas en caudal copiosísimo, brillan en todos y en cada uno de vosotros, sólo alcanzo á presentar una que, ayudando el tiempo y vuestras bondades, puede hacer más tolerable mi insuficiencia. Refiérome à la persistente vocación literaria que, sin aplicarse á género determinado, ni cosechar grandes laureles en ninguno, me ha acompañado desde los albores de mi juventud hasta ahora que piso ya los últimos escalones de la edad madura; á mi afición, á mi encarifiamiento, á mi pasión, en fin, si en esto de amar lo bello puede pecarse de apasionado, á la cultura general y á las manifestaciones individuales de la pàtria literatura y de esos monumentos insignes en que el génio nativo de nuestra raza ha esculpido con indelebles caracteres el no disputado blasón de

TOMO CXLIV.

su supremacía intelectual, de su inspiración eminentemente espiritualista, de su vena siempre fecunda y siempre inagotable, como si las minas de oro y plata que explotaron los dominadores extranjeros en la codiciada y nunca bien domeñada Hesperia hubieran convertido sus gastados filones en generosos raudales de luz, de color, de inspiración y de poesía.

Corresponde señalado lugar entre todos los períodos en que con mayor o menor brillantez se ha ostentado este espíritu y nervio literario de nuestro pueblo y esta participación de todas las clases sociales, cuando no en la producción incesante de obras poéticas, en la difusión y patrocinio de todas ellas, al que alcanzó la generación que inmediatamente precede á la nuestra y de la cual, por fortuna de la pátria y más singular fortuna de esta docta Academia, aún quedan entre nosotros gloriosísimos representantes.

A ese período ó ciclo literario en el que, á pesar de Moratín, de Quintana, de Gallego y de Lista, sonaba todavía bien en los oidos la vibrante poesía de nuestro siglo de oro, cuando un Saavedra, ó un Zorrilla pulsaban las cuerdas de la lira castellana, pertenecía, si no precisamente por su edad, por su filiación y empadronamiento, el ático escritor, el sentido poeta, el compañero ilustre, nunca bastantemente llorado, que por tantos años, para provecho de las letras y de la Academia. Española, ocupó el sillón académico que hoy bondadosamente me ofrecéis y en el cual no acertaria á sentarme si no consagrara á su buena memoria y á la indulgente amistad con que me honró en los últimos años de su vida un piadoso recuerdo.

La fisonomía literaria de D. Manuel Cañete está tan presente en vuestro corazón y en vuestra memoria, que fuera en mí puerilidad indisculpable el retratar'a, pero, por otra parte, era tan castizamente española, encarnaba de tal modo en su naturaleza moral y hasta si me es lícito decirlo, en su naturaleza física, que tampoco puedo sustraerme al natural desco de evocar por un momento ante vosotros la figura nobilisima de aquel trabajador infatigable que, á despecho del enervante ejemplo de rápidos encumbramientos y de truncadas ó inte

rrumpidas vocaciones, se mantuvo siempre à través de épocas y tendencias diversas, fidelisimamente consagrado, no sólo á la noble profesión de las letras, sino también á la escuela y tendencia en que profesó con vocación semi-claustral desde los primeros años de su vida.

En pocos, poquísimos escritores puede verse, como en Cañete, tal unidad de doctrinas y de aficiones; ni es dable á muchos haber conservado por largos años dentro de una variedad de conocimientos y de estudios que por un lado la elevaban hasta las altas esferas de la filosofia, mientras que por sútiles ataduras le conservaban como avecindado en los amenos campos de la poesía, semejante fidelidad á los eternos ideales de la belleza, y una fé tan honda y tan arraigada en los puros conceptos y sublimes arcanos del arte.

Sorprende, á la par que cautiva, ver en aquel hombre que parecia viejo cuando sus contemporáneos cran jóvenes y que murió jóven á los setenta años, el seguro instinto con que ya en edad muy temprana analizaba las producciones de la escuela romántica, y el considerar que, aunque con pluma más viril y mayor suma de conocimientos, pero no por cierto con criterio diferente, treinta ó cuarenta años después aplicaba los mismos principios y las mismas reglas para estudiar las obras de los modernos escritores. Y es que no era la crítica de Cañete caustica mordacidad ni prurito individualista contra determinados escritores, sino buena y honrada convicción de escuela que le llevaba con el ardor y la vehemencia del hombre convencido á exaltar la verdad y á abominar la mentira donde quiera que apareciesen y bajo cualquiera forma que se disfrazasen; obra, en fin, creadora, más que demoledora, como lo es siempre la verdadera crítica cuando no se arrastra por las inmundas encrucijadas de la maledicencia ni se encenaga en las falsificadas mieles del servilismo adulador y complaciente.

Si hoy parecen apasionados algunos de sus juicios es porque la época en que vivimos nos pinta pasiones é intransigencias allí donde sólo existe el natural calor del convenci

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