tar conseguirá afirmarse más y más en esta fiesta del honor y del compañerismo. ** Siguen haciéndose cálculos sobre el alcance de la próxima crisis ministerial, y según parece el Sr. Sagasta limitará cuanto pueda aquella, asegurándose que únicamente abandonarán el Ministerio los Sres. Puigcerver y Maura. Es aventurado hacer cálculos sobre el alcance de la crisis, que dependerá de multitud de circunstancias, siendo ya lo seguro que no se ha de plantear hasta que quede terminada la misión diplomática de Marruecos, y quizá en visperas de que las Cámaras reanuden sus sesiones. * ** En esta quincena tenemos que registrar el fallecimiento de uno de nuestros más ilustres compositores D. Francisco Asenjo Barbieri, quien deja à la posteridad multitud de obras musicales de castizo sabor español. Barbieri poseía como nadie la técnica musical, y ha sido una gran pérdida para el arte. Su entierro fué una grande y merecida manifestación de duelo, en la que tomaron parte todas las clases sociales. * ** Es objeto de comentarios en los círculos pólíticos el rompimiento de la unión republicana, que se ha llevado á efecto en estos días. Con motivo de la reunión del directorio de los tres partidos, ha sucedido lo que estaba previsto, los agravios de las distintas agrupaciones, las diferencias que las separan, y el convencimiento que han adquirido de que en vez de ayudarse estando juntos, se dificultan en sus respectivos trabajos, ha servido para que la unión se declare rota. Se anuncia la publicación de manifiestos por los individuos del Directorio que darán cuenta de lo ocurrido á sus respectivos partidos, señalando la línea de conducta para el porvenir. X. CRÓNICA EXTERIOR Madrid 28 de Febrero de 1894. FRANCIA......-Nuevas manifestaciones de los dinamiteros. INGLATERRA.-El Club de la Autonomía de Londres.-Actitud del Gobierno. ALEMANIA... Visita del Emperador al Príncipe de Bismarck.—Tratado comercial entre Alemania y Rusia. RUSIA......Enfermedad del Czar.-Proyectado enlace de la gran Duquesa Xenia. Francia no se ocupa en estos momentos más que en poner los cristales rotos por las bombas de dinamita que uno y otro día estallan dentro y fuera de su capital. El día que deje de explotar la bomba correspondiente se preguntará algun burgués desocupado: Y que voy á hacer estas dos horas que dedicaba á enterarme de los desperfectos causados por la bomba de dinamita? Hay que tomarlo en broma, pues que tomado en serio ha dado el mismo resultado; el que no se logre la desaparición de tales atentados. Las cámaras votan leyes contra los dinamiteros; la policia se multiplica para conjurar toda intentona... y no obstante las explosiones se repiten. ¿Cómo evitar tal estado de cosas? Ya se han agotado varias inteligencias: unos creen que se relaciona el dinamiterismo con la cuestión social, y estudia el medio de poner en armonía al patrono con el obrero; otros piden el procedimiento sumarísimo y castigos cruentos, terribles, mientras que no faltan personas que como á tabla de salvación, se hayan acordado de nuestra Religión, que predica uno y otro día la resignación en el obrero y la caridad en el patrono! Creemos que este afan de dinamitar, terminará en cuanto se convenzan los infelices arrebatados, que aunque mueran víctimas de sus infernales máquinas multitud de ciudadanos, siempre habrá gente honrada que trabaje y ahorre, y gente viciosa que, por mil causas, se encuentre al llegar la noche sin cena para satisfacer su apetito y sin lecho donde arrojar su cuerpo saturado de perezosa laxitud. * ** Todo cuanto pudiéramos decir respecto á la política de Portugal lo comenta O Seculo en un interesante artículo editorial. Nadie como el que sufre los males puede explicar sus detalles y su proceso. En nuestra Crónica última decíamos que la situación de Portugal era muy critica; hoy podemos decir otra cosa màs grave. Si su gobierno no se sacrifica; si su gobierno no se levanta de su postración, es de temer un fracaso en la política portuguesa. Hace un año-dice el diario portugués-que el Ministerio regenerador de Portugal subió al poder presidido por Ribeiro. Al presentarse á las Cortes hizo el programa ministerial lleno de promesas liberales y democráticas. Prometia la reforma de la Ley de imprenta y la de la Ley de responsabilidad ministerial; la libertad de reunión, asegurada en más amplias bases; la descentralización administrativa, y el desenvolvimiento de la instrucción pública; fiscalización de las instituciones bancarias; modificación del sistema tributario, etc. Nada se ha cumplido. Se promulgó una ley concerniente á la libertad de reunión; pero esa ley, el primero que la ha violado ha sido el mismo gobierno, prohibiendo la reunión de los comerciantes é industriales en el Coliseo de Recrco. Se presentó á la Cámara de Diputados una Ley de responsabilidad ministerial, y la comisión parlamentaria no ha logrado verla convertida en Ley escrita. Lo mismo se puede decir de la única medida provechosa que tendía á mejorar el sistema tributario y la contribución predial. No ha sido posible la discusión dentro del seno de la Comisión de Hacienda, al paso que se dejaban pasar en las Cȧmaras, casi sin discusión, otras leyes que venían á agravar la situación del contribuyente, cargado en demasía con impuestos y vejámenes de toda naturaleza. Todas las demás reformas prometidas han quedado en proyecto mientras que con carácter evidente y práctico se ven hoy más restringidas las libertades que aún se disfrutaban. Ataque á la libertad de petición y á la de asociación como han atacado á la de reunión, que prometieron favorecer. Condenaron formalmente la Ley de imprenta, prometieron reformarla en un sentido liberal, y no obstante crearon tribunales especiales que habrían de juzgar en los procesos de imprenta; de modo que la libertad de pensamiento en su manifestación escrita, será más amplia sin carecer por ello de responsabilidad. Después manda aplicar con severidad, furiosamente, esa ley ya condenada, y como si fuera poco, ofendiendo el derecho de propiedad, ordena la aprehensión de los periodistas y despreciando la letra expresa de la carta constitucional intenta restablecer la censura, furia de los tiempos del absolutismo. El Ministerio regenerador inaugura, pues, el segundo año de su administración sin tener restablecida la legalidad, sin haber fijado todavía la fecha de la apertura de las Cortes generales, que, juntamente con el Monarca, constituyen la verdadera representación de la nación portuguesa. Ya era ocasión de que el gobierno enmendara los errores cometidos. Ya debía estar arrepentido de su imprudencia; ya debía de haber reconocido que obró ligeramente. Apréstese el Ministerio de Hintze Revcizo á acatar de nuevo las leyes del pais, convoque las Cámaras y semeta al Parlamento el estudio de una serie de proyectos de ley que satisfagan todas las promesas de su programa de 27 de Enero de 1893. No caben ya disculpas; no puede alegar falta de tiempo. Ya lleva un año largo para estudiar dichas cuestiones. Y si no quiso engañar al público al formular su programa de gobierno, cúmplalo ahora sin más excitaciones y sin vicios, que impidan su provechosa aplicación. Termina tan interesante artículo con estas pesimistas pa labras: ¡Creemos que no lo cumplirá! ** También en Inglaterra sufren esta última temporada los efectos del anarquismo. Como en Francia y España han estaIlado bombas explosivas con sus sangrientas consecuencias. Se conoce que el anarquismo no es privilegio de ninguna nación, si no que en todas partes se dan novadores, que, como Gibbons en el Club de la Autonomía de Londres, predican la necesidad de seguir el heróico ejemplo dado por Pallás, Vainllant, Meunier y Henry y no cejar en la obra de destrucción contra la burguesía, «porque los que hoy son mártires de la idea redentora, mañana tendrán sus attares, y la mención de sus hechos será venerada por la sociedad futura, cuando logre romper el yugo que hoy la oprime». Los corresponsales de los periódicos madrileños han telegrafiado á éstos que algunas potencias extranjeras pensaban exigir á Inglaterra explicaciones por razón de su actitud, al parecer inactiva, frente al problema anarquista. Esto no habrá sido creido, puede asegurarse, más que por un corto número de personas, que ignoran el sistema de absoluta reserva, que ha seguido y sigue siempre la policía in |