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balde, por las personas á quienes aliterque facta dispensatio subreptitia censeatur.

tocare dispensar; y si la dispensa no se concediere así, repútesc pc: subrepticia.

CAP. XIX. Prohíbese el duelo con gravisimas penas.

Extermínese enteramente del mundo cristiano la detestable costumbre de los desafíos, introducida por artificio del demonio para lograr á un mismo tiempo que la muerte sangrienta de los cuerpos, la perdicion de las almas. Queden excomulgados por el mismo hecho, el Emperador, los Reyes, los Duques, Príncipes, Marqueses, Condes y señores temporales, de cualquier nombre que sean, que concedieren en sus tierras campo para desafío entre cristianos; y ténganse por privados de la jurisdiccion y dominio de aquella ciudad, castillo ó lugar que obtengan de la iglesia, en que, ó junto al que, permitieren se pelee, y cumpla el desafío; y si fueren feudos, recaigan inmediatamente en los señores directos. Los que entraren en el desafio, y los que se llaman sus padrinos, incurran en la pena de excomunion y de la pérdida de todos sus bienes, y en la de infamia perpetua, y deban ser castigados segun los sagrados cánones, como homicidas; y si muriesen en el mismo desafío, carezcan perpetuamente de sepultura eclesiástica. Las per

CAP. XIX. Monomachia, poenis gravissimis irrogatis, prohibetur.

Detestabilis duellorum usus, fabricante diabolo, introductus, ut cruenta corporum morte animarum etiam perniciem lucretur, ex christiano orbe penitus exterminetur. Imperator, Reges, Duces, Principes, Marchiones, Comites, et quocumque alio nomine domini temporales, qui locum ad monomachiam in terris suis inter christianos concesserint, eo ipso sint excommunicati: ac jurisdictione, et dominio civitatis, castri, aut loci, in quo, vel apud quem duellum fieri permiserint, quod ab Ecclesia obtinent, privati intelligantur; et, si feudalia sint, directis dominis statim acquirantur. Qui verò pugnam commiserint; et qui eorum patrini vocantur; excommunicationis, ac omnium bonorum suorum proscriptionis, ac perpetuæ infamiæ pœnam incurrant ; et ut homicidæ juxta sacros canones, puniri debeant; et si in ipso conflictu decesserint, perpetuò careant eccle

siastica sepultura. Illi etiam, qui consilium in causa duelJi, tam in jure, quàm facto dederint, aut alia quacumque ratione ad id quemquam suaserint, nec non spectatores, excommunicationis, ac perpetuæ maledictionis vinculo teneantur: non obstante quocumque privilegio, seu prava consuetudine, etiam immemorabili.

CAP. XX. Immunitas, libertas, atque alia jura Ecclesiæ Principibus sæcularibus commendantur.

Cupiens sancta Synodus ecclesiasticam disciplinam in christiano populo non solùm restitui, sed etiam perpetuò sartam tectam à quibuscumque impedimentis conservari; præter ea quæ de ecclesiasticis personis constituit, sæculares quoque Principes of ficii sui admonendos esse censuit; confidens eos, ut catholicos, quos Deus sanctæ fidei, Ecclesiæque protectores esse voluit, jus suum Ecclesiæ restitui, non tantùm esse concessuros; sed etiam subditos suos omnes ad debitam erga clerum, parochos, et superiores ordines reverentiam revocaturos, nec permissuros, ut officiales, aut inferiores magistra

sonas tambien que dieren consejo en la causa del desafío, tanto sobre el derecho, como sobre el hecho, ó persuadieren á alguno á él, por cualquier motivo, ó razon, así como los espectadores, queden excomulgados, y en perpetua maldicion; sin que obste privilegio ninguno, ó mala costumbre, aunque sea inmemorial.

CAP. XX. Recomiendase á los Principes seculares la inmunidad, libertad, y otros derechos de la Iglesia.

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Deseando el santo Concilio que no solo se restablezca la disciplina eclesiástica en el pueblo cristiano, sino que tambien se conserve perpetuamente salva y segura de todo impedimento; además de lo que ha establecido respecto de las personas eclesiásticas, ha creido tambien deber amonestar á los Príncipes seculares de su obligacion, confiando que estos, como católicos, y que Dios ha querido sean los protectores de su santa fe é Iglesia, no solo convendrán en que se restituyan sus derechos á esta, sino que tambien reducirán todos sus vasallos al debido respeto que deben profesar al clero, párrocos, y superior gerarquía de la Iglesia; no permitiendo que sus ministros, ó magistrados inferiores violen bajo ningun moti

vo de codicia, ó por inconsidera- tus, Ecclesiæ, et persona

cion, la inmunidad de la Iglesia, ni de las personas eclesiásticas, establecida por disposicion divina, y por los sagrados cánones; sino que así aquellos como sus Príncipes, presten la debida observancia á las sagradas constituciones de los sumos Pontífices y concilios. Decreta en consecuencia, y manda que todos deben observar exactamente los sagrados cánones, y todos los concilios generales, así como las demás constituciones Apostólicas, hechas á favor de las personas, y libertad eclesiástica, y contra sus infractores; las mismas que tambien renueva en todo por el presente decreto. Por tanto, amonesta al Emperador, ȧ los Reyes, Repúblicas, Príncipes, y á todos, y cada uno, de cualquier estado, y dignidad que sean, que á proporcion que mas ampliamente gocen de bienes temporales, y de autoridad sobre otros, con tanta mayor religiosidad veneren cuanto es de derecho eclesiástico, como que es peculiar del mismo Dios, y está bajo su patrocinio; sin que permitan que le perjudiquen ningunos Barones, Potentados, Gobernadores, ni otros señores temporales, ó magistrados, y principalmente sus mismos ministros; antes por el contrario procedan severamente contra los que impiden su libertad, inmunidad y jurisdiccion, sirviéndoles ellos mismos de ejemplo

rum ecclesiasticarum immunitatem, Dei ordinatione, et canonicis sanctionibus constitutam, aliquo cupiditatis studio, seu inconsideratione aliqua violent; sed unà cum ipsis Principibus debitam sacris summorum Pontificum, et conciliorum constitutionibus observantiam præstent. Decernit itaque, et præcipit, sacros canones, et concilia generalia omnia, necnon alias Apostolicas sanctiones, in favorem ecclesiasticarum personarum, libertatis ecclesiasticæ, et contra ejus violatores editas, quæ omnia præsenti etiam decreto innovat, exactè ab omnibus observari debere. Proptereàque admonet Imperatorem, Reges, Respublicas, Principes, et omnes, et singulos, cujuscumque status, et dignitatis extiterint, ut quò largiùs bonis temporalibus, atque in alios potestate sunt ornati, eò sanctiùs, quæ ecclesiastici juris sunt, tamquam Dei præcipua, ejusque patrocinio tecta, venerentur; nec ab ullis Baronibus, Domicellis, Rectoribus, aliisve dominis temporalibus, seu magistratibus, maximèque ministris ipsorum Principum lædi patiantur; sed severè in eos, qui illius li

bertatem, immunitatem, atque jurisdictionem impediunt, animadvertant: quibus etiam ipsimet exemplo ad pietatem, religionem, ecclesiarumque protectionem existant; imitantes anteriores optimos, religiosissimosque Principes, qui res Ecclesiæ sua in primis auctoritate, ac munificentia auxerunt, nedum ab aliorum injuria vindicarunt. Adeòque ea in re quisque officium suum sedulò præstet, quò cultus divinus devotè exerceri, et prælati, cæterique in residentiis, et officiis suis, quieti et sine impedimentis, cum fructu, et ædificatione populi, permanere valeant.

CAP. XXI. In omnibus salva Sedis Apostolicæ auctoritas

maneat.

Postremò sancta Synodus omnia, et singula, sub quibuscumque clausulis, et verbis, quæ de morum reformatione, atque ecclesiastica disciplina, tam sub fel. record. Paulo III, ac Julio III, quàm sub beatissimo Pio IV, Pontificibus Maximis, in hoc sacro Concilio statuta sunt, declarat, ita decreta fuisse, ut in his salva semper auctoritas Sedis Apostolicæ et sit, et esse intelligatur.

para que tributen veneracion, religion y amparo á las iglesias; imitando en esto á los mejores, y mas religiosos Príncipes sus predecesores, quienes no solo aumentaron con preferencia los bienes de la Iglesia con su autoridad y liberalidad, sino que los vindicaron de las injurias de otros. Por tanto cuide cada uno en este punto con esmero del cumplimiento de su obligacion, para que con esto se pueda celebrar devotamente el culto divino, y permanecer los prelados y demás clérigos en sus residencias y ministerios, con quietud y sin obstáculos, con fruto y edificacion del pueblo.

CAP. XXI. Quede en todo salva la autoridad de la Sede Apostólica.

Últimamente el santo Concilio declara que todas, y cada una de las cosas que se han establecido bajo de cualesquiera cláusulas, y palabras en este sacrosanto Concilio sobre la reforma de costumbres, y disciplina eclesiástica, tanto en el pontificado de los sumos Pontífices Paulo III y Julio III de feliz memoria, cuanto en el del beatísimo Pio IV, están decretadas en tales términos, que siempre quede salva la autoridad de la Sede Apostólica, y se entienda que lo queda.

Decreto para continuar la Sesion

en el dia siguiente.

No pudiendo cómodamente evacuarse todos los puntos que se debian tratar en la presente Sesion, por ser muy tarde; se difieren todos los que restan para el dia siguiente, continuando la misma Sesion segun lo establecido por los Padres en la congregacion general.

Continuacion de la Sesion en el dia 4 de diciembre.

Decretum de continuanda Sessione in diem sequentem.

Cùm ea omnia, quæ in præsenti Sessione tractanda erant, quia hora tarda est, commodè expediri non possint; proptereà juxta id, quod in generali congregatione à Patribus statutum fuit, ea, quæ supersunt, in diem' crastinam, hanc eandem Sessionem continuando, differuntur.

Continuatio Sessionis die rv decembris.

Decretum de Indulgentiis.

Decreto sobre las Indulgencias. Habiendo Jesucristo concedido Cùm potestas conferendi á su Iglesia la potestad de conce- indulgentias à Christo Eccleder indulgencias, y usando la siæ concessa sit (1); atque Iglesia de esta facultad que Dios hujusmodi potestate, divile ha concedido, aun desde los nitus sibi tradita, antiquistiempos mas remotos; enseña y simis etiam temporibus illa manda el sacrosanto Concilio que usa fuerit, sacrosancta Syel uso de las indulgencias, suma- nodus indulgentiarum usum, mente provechoso al pueblo cris- christiano populo maximè tiano, y aprobado por la autori- salutarem, et sacrorum condad de los sagrados concilios, ciliorum auctoritate probadebe conservarse en la Iglesia, y tum, in Ecclesia retinendum fulmina anatema contra los que, esse docet, et præcipit; eosó afirman ser inútiles, ó niegan que anathemate damnat, qui que la Iglesia tenga potestad de aut inutiles esse asserunt, concederlas. No obstante, desea vel eas concedendi in Eccleque se proceda con moderacion sia potestatem esse negant. en la concesion de ellas, segun la In his tamen concedendis antigua, y aprobada costumbre moderationem, juxta vete

(1) Matth. 16. Joann. 29. Conc. Ancyran. per mult. c. Neocas., c. 3. Nicæn. I, c. 11. Carth. V, cap. 7. Agathen. c. 60. Clarom. sub Urban. II, c. 2. Lateran. I c. 11. Lugdun. II sub Gregor. X. Vien. sub Clement. V.

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