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grave. Se puede, pues, decir con verdad que á principios del siglo XIX aun no se hallaba preparada la generalidad del pueblo de la Nueva-Granada y de Venezuela para hacer la revolucion. Lo estaba solamente una pequeña parte la mas ilustrada, la que tenia algunas riquezas y bastante influjo, y esperaba que el resto seguiria sus pasos luego estallase el movimiento revolucionario. Estas observaciones deben tenerse presentes para esplicar en lo venidero varios sucesos que de otro modo parecerían incomprensibles. Dificultades de Es harto difícil la línea de conducta las metrópolis pa

ra conservar sus colonias.

que

que las metrópolis deben seguir con sus colonias. Si las oprimen con las prohibiciones, el monopolio y las trabas á la difusion de las luces, entonces los colonos se exaltan contra la tiranía, publican sus quejas y los hombres ilus

trados les hallan razon para que traten
de hacerse independientes. Si por lo
contrario la madre patria adopta un
sistema liberal, y propende á que se de-
sarrollen las fuerzas físicas y morales
de sus colonias, estas conocen bien
pronto sus derechos, se hacen capaces
de gobernarse á sí mismas, y sintién-
dose animadas por el fuego sagrado de
la libertad, rompen los lazos que las
unen á su metrópoli y se presentan con
el rango
de naciones. Este último fue
el resultado de los Estados-Unidos y la
Inglaterra la América del sur y Mé-
jico se han encontrado en el primer
caso respecto de la España. Por moti-
vos contrarios estas y aquellas colonias
han caminado hácia su independencia.

Examinemos ahora cuales han sido las causas que influyeron para que Venezuela, Nueva-Granada y el resto de

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las colonias españolas hayan permanecido en tranquilidad por tres siglos y constantemente unidas á la España.

Se enuineran Pueden reducirse á las siguientes: pri

las causas que

mantuvieron en

tranquilidad à la mera, la despoblacion de estos vastos

América españo

la, y unida á la paises, que poco fomentados por su

madre patria.

metrópoli, nacion distante, sin industria, sin ilustracion, y cuyo poder ha estado en decadencia dos siglos hace, no pudieron llegar á su madurez sino con pasos muy lentos y tardíos, sin embargo de sus riquezas naturales. Segunda : que aunque la poblacion total de las colonias españolas de América hace algun tiempo que escedia á la España, encontrándose dispersa en un gran territorio, y dividido este en vireinatos y capitanías generales, sin comunicaciones ni comercio de unas par tes con otras, no podia cada una de ellas combinarse con las demas, ni

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resistir á la fuerza unida de la península en caso de una revolucion. Tercera : la masa del pueblo era ignorante é incapaz de conocer sus derechos para opoར nerse y sacudir el yugo del gobierno real: estaba ademas dividida en castas de indios, negros y pardos blancos españoles y criollos; todas contrarias entre sí. Cuarta los habitantes de la América española habian contraido desde su niñez el hábito de obedecer á los monarcas de la España, y continuamente se le inculcaba por los sacerdotes en el púlpito, en el confesionario y en el seno de las familias la máxima de la obediencia pasiva y del origen divino del poder de los reyes: pocos eran capaces de sobreponerse con el estudio y la meditacion á estas fuertes y primeras impresiones. Quinta los españoles europeos que llenaban casi todas las

oficinas, los destinos públicos y las profesiones lucrativas de la América servian de lazos muy fuertes para mantenerla unida á la España. Estos hombres trabajaban incesantemente para sufocar cualquier movimiento revolucionario, y para oprimir á los criollos que tuvieran aun las ideas mas remotas de independencia; así revestidos del poder, de las riquezas, y de un grande influjo eran espías activos que trastornaban en su orígen cualesquiera proyectos de separacion. Sesta: la esclu siva que tenian los Americanos, de la mayor parte de los empleos los privaba del influjo y de los conocimientos que ellos daban para gobernar á estos paises; por consiguiente no estaban calificados para proyectar ni dirigir una revolucion bien combinada. Septima : habiendo gozado la América española

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