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carácter, en inclinaciones, en costumbres, en instituciones, y hasta en dialecto.

¿Pero se conformaban de buen grado los catalanes, sufrian de buena voluntad el gobierno y la superior dominacion de los galo-francos de Aquitania? La historia nos dirá cuán pronto aquellos españoles, celosos de su independencia como todos, aprovecharon la primera ocasion que se les deparó para convertir la Marca Franco-hispana en estado español y en condado independiente, sin dejar por eso de conservar su legislacion originaria.

Asi bajo distintas bases y elementos nacian y se desarrollaban los tres primeros estados cristianos que del primero al segundo siglo de la invasion sarracena se formaron en la península española, con la suficiente independencia y aislamiento entre sí, para seguir por largo tiempo viviendo cada cual su vida propia, que es uno de los caractéres que constituyen el fondo y la fisonomía histórica de nuestra nacion.

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CAPITULO X.

LA ESPAÑA MUSULMANA EN EL PRIMER SIGLO DE SU

DOMINACION.

1.-En qué consistia la religion de los musulmanes.-Exámen del Coran: en lo dogmático, en lo político, en lo civil y en lo militar.Nótanse sus principales preceptos y disposiciones.-Juicio crítico de este libro.-II. Conducta de los árabes con los cristianos de España.-Situacion en que quedaron los mozárabes.-Comportamiento de los diferectes emires.-Iglesias, obispos y monjes en Córdoba.Cómo se condujeron los conquistadores entre sí misinos en sus guerras civiles. Inestinguibles odios de tribu: crueldades horrorosas: venganzas horribles.-Esplícase el contraste de tan opuesta conducta.-Carácter de los árabes.-III. gobierno de los árabes en España en este primer período,-Administracion de justicia.-Idem económica.-Empleos militares.-Sistema de sucesion al trono.-IV. Varias costumbres de los árabes.

Conozcamos al pueblo que nos dominó, y con quien se ha emprendido una lucha que durará siglos. ¿Cuál era su religion, cuál su gobierno, cuáles sus costumbres, su conducta, sus relaciones con el pueblo conquistado?

I. ¿Qué religion traian esos hombres que tenian la presuncion de llamarse á sí mismos los creyentes por excelencia, y de dar el nombre de infieles á los

que no creian lo que ellos? ¿Qué doctrina es esa que tan rápidamente desde un ignorado rincon del desierto se ha difundido por las inmensas y dilatadas regiones de Asia y Africa, y aspira á extinguir el cristianismo en Europa, y á prevalecer sola en el mundo?

Todo el dogma, todos los preceptos de la religion mahometana están encerrados en un libro, que es para los musulmanes el libro de Dios, el libro precioso, que es no solo su Biblia, sino tambien su código civil, político y militar. Este libro es el Coran, que fué sacado del gran libro de los decretos divinos, y cayó del cielo hoja á hoja. Dios le dictó, dicen ellos, el ángel Gabriel le escribió, Mahoma le recibió У le comunicó á los hombres. El Coran está dividido en capítulos ó suras, que en todos suman ciento catorce, y todos, á excepcion del noveno, van encabezados con la fórmula que los musulmanes ponen á la cabeza de todos sus escritos: En el nombre del Señor clemen te y misericordioso. El noveno comienza de este modo: Este libro se halla distribuido con un órden juicioso, siendo obra del que posee la sabiduría y la ciencia. La asercion no puede ser mas falsa, y todo el libro la está desmintiendo. Respecto al órden, nada mas comun que encontrar al fin del Coran lo que evidentemente corresponde al principio, y los dos primeros versículos que Mahoma recibió de mano del ángel Gabriel son ahora el noventa y seis y el setenta y cuatro. Sin órden fueron publicados, y el celoso musulman que

despues de Mahoma se dedicó á recoger las hojas sueltas del Coran y á recopilar en un libro lo que los discípulos del Profeta habian ido escribiendo en hojas de palmera, en piedras blancas, en pedazos de tela y de cuero, y hasta en huesos de animales, lo hizo sin órden de tiempo ni de materia. Y en cuanto á la sabiduría y la ciencia del autor, no la acreditan mucho la incoherencia de materias en un mismo capítulo, la vaguedad y la confusion en las disposiciones legislativas y en los preceptos religiosos, las repeticiones, ý hasta las contradicciones.

Como obra literaria, está muy lejos de corresponder su mérito al que han querido darle los devotos musulmanes y muchos de sus comentadores. Es cierto. que se hallan en él algunos pasages sublimes, otros tambien poéticos y bellos, y algunas descripciones magestuosas: mas para encontrarlas es menester á veces devorar largos y enojosos capítulos. Parécenos semejarse al pais en que se escribió; que para hallar los vergeles del Yemen es necesario atravesar los abrasados arenales del Desierto. Necesitase perseverancia para leer todo el Coran. Si hay capítulos que parece revelar habilidad en el legislador para cautivar la admiracion de las clases ignorantes y crédulas, no comprendemos cómo las gentes ilustradas podian admitir los absurdos milagros del viage de Mahoma á Jerusalen, de su ascension nocturna al cielo en la famosa yegua Borak, de la luna que se hendia á su voz,

de la tela de araña que cubrió la boca de la caverna en que se escondió en su huida de la Meca á Medina, y otros de este género. ¿Y qué diremos de las revelaciones celestes para cohonestar las faltas del Profeta á su misma ley, sus vicios y sus crímenes, los escándalos de su incontinencia, sus adulterios y divorcios, las liviandades y torpezas que se hallan sancionadas por Dios en este libro divino? ¿Cómo no conocian que en vez de un legislador que se acercase á la Divinidad, tenian un legislador que hacia á la Divinidad descender á autorizar su desenfrenada lujuria y sus obscenos placeres?

Pero érale necesario al lascivo apóstol encubrir sus flaquezas de hombre halagando por el mismo lado las imaginaciones ardientes y voluptuosas de los orientales, é inventó un paraiso en que los servidores de Dios habrian de hallar todo género de delicias y materiales placeres, y nada mas propio para esto y mas seductor que jardines esmaltados de arroyos, fuentes puras y cristalinas, sombrías alamedas, frutas deliciosas, manjares exquisitos, blandos lechos, aromas suaves, vírgenes hermosas y tiernas, adornadas de perlas y esmeraldas, inmarchitables huríes de ojos negros, siempre encantadoras y siempre enamoradas de los que tenian la dicha de morir por la fé del Profeta, de las cuales el mas humilde de los creyentes habia de tener para sus placeres por lo menos setenta y dos, cuya virginidad se estaria perpétuamente re

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