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HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA.

PARTE SEGUNDA.

EDAD MEDIA.

LIBRO I.

CAPITULO 1.

CONQUISTA DE ESPAÑA POR LOS ARABES.

De 711 á 713.

La Arabia. Su clima.-Vida, costumbres, religion de los primitivos árabes.-Nacimiento, educacion y predicacion de Mahoma.-El Koran.-La Meca; Medina; la Hegira.-Contrariedades y progresos del islamismo.-Muerte de Mahoma.-Sus discípulos y sucesores.-Abubekr.-Conquistas de los musulmanes.-La Siria, la Persia, el Egipto, el Africa.-Guerras con los berberiscos: son estos vencidos y se hacen mahometanos.-Muza, gobernador de Africa.-Pasan los árabes y moros á España.-Sucesos que siguieron á la batalla de Guadalete.-Venida de Muza.-Desa venencias entre Muza y Tarik.-Se posesionan de toda la península.-Teodomiro y Abdelaziz.-Capitulacion de Orihuela.—Muza y Tarik son llamados por el califa á Damasco. Castigo de Muza.-Conducta de los primeros conquistado ́res y carácter de la conquista.

¿De dónde procedian estos nuevos conquistadores que invadieron nuestra España, y por qué encadenamiento de sucesos han venido esas gentes á plantar

los pendones de una nueva religion en las cúpulas de los templos cristianos españoles? ¿Qué causa los movió á dejar los campos del Yemen, y quién fué ese hombre ó ese genio prodigioso á quien invocan por profecta?

Hay allá en el Asia una vasta península que circunda el mar Rojo y el Océano Indico, entre la Persia, la Etiopía, la Siria y el Egipto: pais en que se reunen, mas aun que en España, todos los climas; donde hay comarcas en que la lluvia del cielo está empapando los campos seis meses del año seguidos, y otra en que por años enteros suple á la falta de lluvia un ligerísimo rocío: heladas eminencias, y planicies abrasadas por un sol de fuego: vastísimos desiertos é inmensos arenales sin agua y sin vegetacion, donde se tiene por dichoso el viajero que al cabo de algunas jornadas encuentra una palma á cuya sombra se guarece de los ardientes rayos de aquel sol esterilizador; si antes no ha perecido ahogado en un remolino de arena, ó caido en manos de alguna tribu de beduinos, únicos que de aquellos inmensurables yermos han podido hacer una patria movible; y tambien risueñas campiñas, fertilísimos valles, frondosos y amenos bosques, verdes y abundosos prados, regados por mil arroyos de cristalinas aguas, donde estuvo, dicen, el Eden, el paraiso terrenal criado por Dios, para cuna del primer hombre. Este pais tan diversamente variado es la Arabia, que Tolomeo y los anti

guos geógrafos dividieron en Desierta, Petrea y Feliz.

Preciábanse las árabes de descender de la tribu de Jectan, cuarto nieto de Sem, hijo de Noé, y tambien de Ismael, hijo de Abraham y de Agar, y de aqui los nombres de Agarenos y de Ismaelitas. Los habitantes del Yemen ó Arabia Feliz, y de una parte del desierto, ó labraban sus campos, ó comerciaban con las Indias Orientales, la Persia, la Siria y la Abisinia. Pero los mas hacian una vida nómada, vagando en grupos de familias con sus rebaños y plantando sus móviles tiendas alli donde encontraban agua y pastos para sus ganados. Teniendo que ser á un tiempo pastores y guerreros, ejercitábanse y se adiestraban desde jóvenes en el manejo de las armas y del caballo para defender su riqueza pecuaria. Especie de campeones rústicos, los fuertes hacian profesion de defender á los débiles, y montados en caballos ligeros como el viento protegian las familias y sostenian su agreste libertad y ruda independencia contra toda clase de enemigos. Asi resistieron á los mas poderosos reyes de Babilonia y de Asiria, del Egipto y de la Persia. Vencidos una vez por Alejandro, pronto bajo sus sucesores recobraron su independencia antigua. Aunque los romanos estendieron sus dominios hasta las regiones septentrionales de la Arabia, nunca fué esta una provincia de Roma. Defendida la Arabia Feliz por los abrasados arenales de la Desierta, cuando ejércitos

estrangeros amenazaban su libertad como en tiempo. de Augusto, aquellas tribus errantes aparejaban sus camellos, recogian sus tiendas, cegaban los pozos, se internaban en el desierto, y los invasores, hallándose sin agua y sin víveres, tenian que retroceder si no habian de sucumbir ahogados entre nubes de menuda y ardiente arena y sofocados por la sed sin poder dar alcance á aquellos ligeros y fugitivos hijos del desierto.

Asi se defendió por miles de años esta nacion belicosa protegida por los desiertos y los mares, y como aislada del resto del mundo. Pero divididas entre sí sus mismas tribus, no se libertaron de sostener sangrientas guerras intestinas, de que fué principal teatro. la Arabia central, y cuyas hazañas suministraron materia á multitud de poesías y cantos nacionales, á que tanto se presta el genio de Oriente.

En los tiempos de su ignorancia, como ellos los llamaban despues, aquellas tribus acampadas en las llanuras adoraban los astros que les servian de guia en el desierto. Cada tribu daba culto á una constelacion, y cada estrella y cada planeta era objeto de una veneracion particular. Mas desde los primeros tiempos del cristianismo la religion cristiana habia hecho tambien prosélitos en la Arabia. Cuando los hereges fueron desterrados del imperio de Oriente, refugiáronse muchos en aquella península, especialmente monophistas y nestorianos. Acogiéronse alli igualmente

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