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en doce partes, para que una correspondiese á cada apóstol; en cuyo caso ninguna hubiera tocado á san Pablo, elejido muy posteriormente por el mismo Señor para apóstol suyo, puesto que para ocupar el obispado de Judas Iscariotes estaba ya sustituido san Matías.

5. Jesucristo dió á cada uno de los apóstoles potestad in solidum para todo el mundo, sin limitarla para territorio particular designado ni sin designar » Id (dijo á to"dos y cada uno de ellos) á todo el mundo, y predicad "el evanjelio á toda criatura (1). Enseñad á todas las rejentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo "y del Espíritu Santo, enseñándolas á observar todas las cosas que os he mandado (2). Recibid el Espíritu San" to: á los que perdonáreis los pecados, perdonados les son; "y á los que se los retuviéreis, les son retenidos (3).

6.

"Los reyes de las jentes y los príncipes de la tierra dominan sobre los habitantes, y los que por su ele"vacion son mayores, ejercen autoridad sobre los súbditos, " y sin embargo se les renombra benéficos; pero entre vo" sotros no ha de ser así; antes bien el mayor será igual " con el menor, y el presidente lo mismo que el sirvien 9 te (4)"

7. En fin Jesucristo no dió á sus apóstoles poder alguno esterno relativo al territorio en que habian de ser obispos; y debió ser así en el sistema que adoptó para el establecimiento de su iglesia, reducido á dar á las almas ausilios espirituales para su eterna salvacion. Predicar el evangelio de la buena moral, y administrar los sacramentos, es el único empleo que désignó á los ministros de la iglesia; y para ello no se necesitaba tener autoridad visible sobre la tierra.

8. Siendo, como era, nuestro Redentor un Dios ver dadero, pudo fundar sa iglesia sobre otros elementos si lo

(1) S. Marcos, Evangelio cap. 16. (2) S. Mateo, Evangelio cap. 28. (3) S. Juan, Evangelio cap. 2.

(4) S. Mateo cap. 20. - S. Marcos cap. 10. - S. Lucas cap. 22.

hubiera considerado conveniente. Así como convirtió á Saulo cuando éste perseguía la iglesia, diciéndole ser inútil porfiar contra el aguijon, pues ya lo tenia escojido por vaso de eleccion para anunciar el nombre de Jesus en todo el mundo ante los soberanos y majistrados, aun á costa de padecer grandes martirios; así tambien hubiera usado de su omnipotencia convirtiendo á Herodes, Pilatos, Anás, Caifás, Tiberio, y demas emperadores, reyes y majistrados de todo el orbe, si lo hubiera tenido por oportuno.

9. Y ciertamente parecia necesaria esta conversion para el caso de que los obispos y demas ministros de la iglesia cristiana hubieran de tener algun poder esterno sobre la tierra por voluntad del fundador; pues el medio mas sencillo de que comenzasen luego su ejercicio era que los soberanos profesáran el cristianismo, respecto de que ausiliarian éstos á los apóstoles en su ministerio, y proporcionarian que los gobernadores de las provincias, los majistrados de los pueblos, y los demas empleados civi les, dejasen libremente á los ministros del evanjelio dispo ner las cosas esteriores relativas al culto, multiplicar los oficios y ministerios eclesiásticos, y señalar los lugares y territorios en que cada uno ejerciera sus funciones.

10. No lo hizo así el fundador de la iglesia; y sería temeridad (y aun blasfemia heretical) atribuir al infinitamente sabio la falta de prevision de consecuencias tan obvias: por lo que debemos creer firmemente que lo omitió por un efecto de su prudencia para mostrar á los hombres de todos los siglos que la fundacion y propagacion de su iglesia no necesitaba ni pendia de la proteccion de los soberanos de la tierra, contra cuya voluntad se estenderia por todo el mundo, á pesar de las persecuciones que previó y anunció.

II. Con efecto ellas duraron por espacio de mas de tres siglos hasta la conversion del emperador Constantino; y sin embargo de ser innumerables los martirizados por la profesion del cristianismo, no solo no se pudo estinguir és

cuarto mucho mayor el número de los cristianos que el de los idólatras en la dominacion del imperio romano.

* 12. Para evitar peligros de contradiciones justas al establecimiento de la iglesia y su propagacion, era oportu nísimo el sistema de no complicar las autoridades. El dar á los apóstoles la puramente interna, espiritual y mental, sin poder alguno esterno, precavia los inconvenientes polí ticos que deberian resultar de concederles este último.

13. Si lo hubiera concedido, habrian tenido todo el semblante de la justicia las contradiciones de los soberanos y de los majistrados, y aun tal vez las persecuciones; porque apareciendo de nuevo en un imperio autoridades este riores, derivadas de quien no estaba reconocido como soberano territorial, se turbaba el órden del gobierno civil, y faltaba la unidad de soberanía, oríjen de los poderes particulares.

14. Conociendo estas verdades el divino fundador de la iglesia, las inculcó muchas veces y con muchos modos, que, aunque distintos, se dirijian unidos al objeto de persuadir que su iglesia no sería jamas enemiga de los soberanos ui de los gobiernos (fuesen de la naturaleza y relijion que se quisiera), y que antes bien adoptaría por ba se y principio de su sistema doctrinal el obedecer á las potestades supremas, cumplir sus leyes, pagar los tributos, hacer cuanto se mandase relativamente al réjimen esterno, 15. Por eso dijo que su reyno no era de este mundo (1): y cuando las tropas de los judios lo quisieron hacer rey de Judéa, se escondió evitando con prudencia la ocasion (2). Otra vez le buscaron para cortar la contienda que dos hermanos tenian sobre la division de la herencia paterna; y se negó á ello, á pesar de su infinita caridad, diciendo que ¿quien le habia hecho juez (3)? Es

y

(1) S. Juan, Evangelio cap. 18. (2) S. Mateo cap. 14. --- S. Marços cap. 6.-S. Juan cap. 6.

(3) S. Lucas, Evangelio cap. 12.

tos hechos convencen que no queria introducir novedades en las potestades supremas ni en las majistraturas.

16. Enseñó públicamente que así como á Dios se debe dar lo que es de Dios, así tambien al César lo que es del César (1); y declaró que de Dios eran las alinas, pero sujetos á la disposicion del César los cuerpos, cuando dijo á los apóstoles que predicáran el evanjelio sin temor de los que solo podian matar los cuerpos, y no las almas (2).

17. Conforme á esta doctrina no solo afirmó que se debian pagar al César los tributos (3), sino que dejó el ejemplo mas instructivo que cabe, pagándolos por su propia capitacion y por la de san Pedro, á quien tenia preparado para primer vicario suyo en la tierra, príncipe de los apóstoles, y cabeza visible de la iglesia cristiana (4).

18. Guardando siempre consecuencia con el sistema encargó á sus apóstoles que si cuando iban á predicar el evangelio en una ciudad, les perseguian, prohibiendo el ejercicio de su ministerio, fuesen á otra, (5) para mostrarles que no tenian poder alguno sobre la distribucion de terri torios; testo que citaron nuestros reyes españoles en el siglo nono para mandar á Sebastian, obispo de Arcavica, que ejerciera su ministerio en Orense, donde hacia falta, supuesto que los moros no se lo permitian en aquella diócesis; cuya doctrina se siguió en otros casos semejantes, que manifestarémos á su tiempo, y cuyas escrituras publicarémos en el apéndice para testimonio infalible de haber pertenecido á los monarcas la division de obispados.

19. Hay en los libros santos otros muchos testos, que pudiera citar para comprobar mi proposicion; pero los omito por no fastidiar con supérfluas reflecsiones, pues consta sin ellas que Jesucristo no dividió el mundo en doce obis→ pados, ni encargó á los apóstoles dividirlo; antes bien dió

(1) S. Mateo cap 17,
(2) S. Mateo cap. 5, y otros.
(3) S. Mateo cap. 22.

(4) S. Mateo cap. 17.
(5) S. Mateo,

tes de todo el mundo.

20. Interesa mucho tener presente esta verdad para el objeto de mi disertacion por los efectos que produjo su conocimiento en los siglos siguientes, anteriores á la introducion de las mácsimas de la curia romana; segun las cuales eran los obispos llamados á una sola parte del cuidado de la iglesia, y los sucesores de san Pedro á la totalidad, infiriendo de aquí la nulidad de lo que hiciera un obispo fuera del territorio asignado por el papa en la bula de confirmacion, sobre cuyo punto hablarémos á tiempo mas oportuno,

ARTÍCULO II.

Doctrina apostólica.

Los apóstoles no dividieron el orbe en obispados.-La par ticion que hicieron para promulgar el evanjelio no fué esclusiva ni privativa.-En un mismo territorio predicaron varios.-La division que prevaleció fué la civil del imperio romano en Oriente, Occidente y Ejipto, con paises agregados á las tres grandes ciudades de Roma, capital del Occidente, Antioquía del Oriente, y Alejandría del Ejipto.

Lo

1. Mos apóstoles ejecutaron la doctrina de Jesucristo en una forma que no deja razon de dudar sobre su conformidad con el resultado que acabamos de anunciar en el artículo precedente. La sencilla narracion de los hechos bastará para persuadirlo.

2. Se dice comunmente por los historiadores eclesiásticos, que al tiempo de separarse los apóstoles para propagar en el mundo el evanjelio, dividieron el orbe, asig

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