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pensado dará este tirano los pocos pasos que le queque andar para derribar nuestra familia del tro«no y sentarse en él.

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En haber llevado al ministerio hombres como Saavedra y como Jovellanos dijimos ya que merecia alabanza; y ahora añadimos, que este acto fué tanto más plausible, cuanto que Godoy ni debia servicios á Jovellanos ni le conocia sino por la fama de su saber de su integridad. Y si bien el consejo fué del conde de Cabarrus su amigo, tambien fué mérito grande en el príncipe de la Paz el empeño con que lo tomó, puesto que tuvo que contrariar en esto la opinion y vencer la voluntad de la reina, á quien no agradaba la elevacion de Jovellanos, y por lo mismo era la mayor prueba de decision que podia dar el valido. A poco tiempo de la entrada de Jovellanos en el ministerio salió de él el príncipe de la Paz. Apuntadas quedan en otra parte las causas ostensibles que produjeron la caida y el alejamiento temporal del favorito (1). ¿Pero contribuiria tambien á ello secretamente Jovellanos y sus amigos y compañeros? Sospéchase fundadamente que tál habia sido desde el principio el designio y el plan de Cabarrús, y que así lo realizaron, proponiéndose en ello hacer un gran servicio á su patria. Indícalo tambien bastante esplicitamente el más reciente biógrafo de Jovellanos, que al frente de una edi

(1) Cap. V. del presente libro.

cion de las obras de este sábio español, ha escrito un elocuente discurso basado sobre lo que ha encontrado de más auténtico acerca de la vida del autor cuyas obras se propuso compilar é ilustrar (1),

La poca duracion de Jovellanos en el ministerio, y la circunstancia de haber subido nuevamente al poder el príncipe de la Paz, no ya solo recobrando su antiguo influjo, sino adquiriendo, si era posible, mayor valimiento que antes, dieron ocasion à que se atribuyera la caida de aquél á ocultos manejos de éste. Dado que fuese así, con tal que á esto y no más se hubiera limitado, cabia considerarlo como una reciprocidad, que aunque funesta á la nacion, á la cual privaba de un ministro ilustrado y probo, aunque desfavorable al valido, por la significacion de venganza que en sí envolvia, podia no obstante tomarse como la satisfaccion de una de esas pasiones de que por desgracia difícilmente suele desprenderse la miserable humanidad. Pero culpósele además, por lo menos en gran parte, de la larga y tenáz persecucion que á poco tiempo empezó á sufrir el ilustre Jovellanos.

(1) Consiguiendo ganar la voluntad del monarca (dice, hablando de su resolucion de aceptar el ministerio), aficionándole á los negocios, podia enterarle del mal estado del reino, interesarle en acudir al remedio y reorganizar la administracion pública; acaso lograria alejarlo poco a poco del privado, y ¡quién sabe! separar a este de la córte con alguna comision en que fuese útil á su soberano y á su patria..

Y despues: «A poco tiempo de subir al ministerio salió del gobierno el príncipe de la Paz, quedando en él Jovellanos, lo cual prueba que no fracasaron, antes bien comenzaron á lograrse los proyectos de tan insigne varon.»Nocedal, Discurso preliminar á las obras de Jovellanos, tom. I., que es el XLVI. de la Biblioteca de Autores Españoles.

Sabido es que en 1801, hallándose este insigne patricio en Gijon dedicado al fomento de su querido Instituto Asturiano, fué una noche sorprendido en su cama, preso y conducido con escolta á Leon, Búrgos, Zaragoza y Barcelona, trasportado después á Mallorca, y encerrado en la Cartuja de Jesús Nazareno de Valdemuza, á tres leguas de Palma, con órden de no permitirle comunicar sino con los monges. Que el motivo de tan brusco atropellamiento se supuso ser la denuncia o la sospecha de que tuviese participacion en haberse esparcido por Asturias ejemplares de una traduccion del Contrato social de Rousseau, cuyo traductor le dispensaba en una nota grandes elogios. Que todos sus papeles fueron ocupados, reconocidos y sellados. Que desde su reclusion de la Cartuja dirigió inmediatamente y reprodujo despues una elocuente y enérgica, aunque muy reverente representacion al rey, pidiendo ser juzgado por los tribunales y con arreglo á las leyes, á fin de acreditar su inocencia y disipar cualquier nota que aquella tropelía pudiera inferir á su reputacion y buen nombre. Que el eclesiástico encargado de poner esta representacion en manos del rey fué detenido y encerrado por espacio de siete meses en la cárcel de Corona. Que cuando un sugeto caritativo encontró medio y tuvo arrojo para hacer llegar una copia de aquel documento á las reales manos, aquella noble compasion excitó más las iras de los ministros, y produjo la órden para que el ilustre preso de la Cartuja fuese

trasladado con escolta de dragones al castillo de Bellver, á media legua de Mallorca, donde no habia de comunicar sino con su criado, teniendo constantemente dos centinelas de vista, y no permitiendo que se le facilitase lápiz, papel ni tintero, Que para poder confesarse fué menester consultarlo al gobierno, el cual previno al sacerdote que solo hablára con él de asuntos de conciencia, y se abstuviese de entregarle papel alguno. Que habiéndole acometido un principio de catarata, y pedido el mismo capitau general que se le permitiera bañarse en el mar, le fué concedido con odiosas prevenciones, y siempre vigilado por los dos centinelas. Que al fin, merced á la intervencion de un buen religioso, le fué otorgado el poder leer y escribir en la cárcel; y por último, que en aquel duro encierro fué tenido el gran Jovellanos, hasta que á consecuencia del motin de Aranjuez, de la caida estrepitosa del príncipe de la Paz, de la abdicacion de Cárlos IV. y la proclamacion de Fernando VII., por real decreto de 22 de marzo de 1808 le fué restituida la libertad, para figurar todavía como uno de los más insignes y esclarecidos patricios en el gran suceso de la revolucion y de la independencia española (1).

(1) Como no hacemos, ni nos incumbe hacer la biografía de Jovellanos, sino apuntar su rudo atropello y su injusta y tenaz persecucion, tampoco hemos podido detenernos à describir su cristiana resignacion en los padecimientos, la vida ejemplarmente religiosa que

TOMO XXIII.

hizo en el convento de Valdemuza; cómo cautivados con sus virtudes, con sus obras, con su ameno é instructivo trato aquellos buenos monges, le prodigaron á porfía todo género de consuelos y le proporcionaron cuantas comodidades permitia aquella solitaria casa; los pa

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Atribuida á Godoy la larga y tenáz persecucion de Jovellanos, tanto como resaltaban con el infortunio las virtudes de éste, crecia la impopularidad de aquél. Esfuerzos ha hecho en sus Memorias para sincerarse de este cargo, declinando la responsabilidad y haciendo recaer la culpa en el ministro Caballero (1). No salvaremos nosotros á este funesto personage, para quien era objeto de aversion y de ódio todo el que descollára en ilustracion y en saber. Al cabo por él iban suscritas las órdenes de destierro y de prision, y su firma llevaba la que permitia como una gracia al cautivo de Bellver el poder confesarse, pero con rigurosas prevenciones al sacerdote, y mandando incomunicar en lo sucesivo al penitente hasta con su mismo criado.

seos de estudio que juntos daban por aquellos montes y valles, y el Tratado de Botánica que sobre sus observaciones entre todos escribieron; el dolor con que le vieron partir para el castillo de Bellver, el modo con que el único religioso que tuvo entrada en esta prision le deparó dos antiguos códices, que le sirvieron para traducir la Geometría de Raimundo Lulio y comentar el Discurso de Juan Herrera sobre la figura cúbica; la descripcion que hizo de la propia fortaleza que le servia de cárcel; los escritos sobre antigüedades de la isla, y sobre otros objetos útiles, así como las interesantes epistolas que escribió á algunos de sus amigos, y sobre todo su Tratado sobre Educacion pública con aplicacion à las escuelas y colegios de niños. Ni nos toca esplicar cómo pudo burlar la vigilancia que el gobierno mandaba ejercer sobre él, para enri

quecer las letras con aquellas utilisimas producciones, y cómo el sábio y virtuoso varon pudo consagrarse á tales tareas en la prision en que yacia.

Mucho se ha escrito sobre la vida de Jovellanos, pero generalmente todo está basado sobre las Memorias de Cean Bermudez, que por encargo de la Real Academia de la Historia recogió todas las noticias relativas à su vida y sus obras. Lo último que conocemos es el citado Discurso de Nocedal, que precede á la nueva y reciente edicion de sus obras.

(1) Fué tambien quien separó de la plaza de fiscal de la Sala de Alcaldes al grande y noble amigo de Jovellanos, Melendez Valdés, primero so pretesto de comisiones que le encargata fuera de la corte, despues jubilándole con la mitad del sueldo.

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