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ficar sus bienes, sus hijos y aun sus propias vidas en defensa de los soberanos derechos de S.M.

El Padre Provincial de la Provincia de la Visitación de Santa Isabel del Perú del Real, y Militar orden de la Merced eleva al Trono de S.M. esta representación, la que no podría omitir sin ofensa a la justicia y a la gratitud.

Dios güe la vida de V.M. muchos y felices años para consuelo y prosperidad de estos sus Reinos, Convento grande del Cuzco, 20 de setiembre de 1815. Dr. Antonino Benavides.- Provincial Electo (Sic.).

Archivo General de Indias-Sevilla.- Audiencia del Cuzco.- Legajo 66.

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INFORME DEL PRESIDENTE INTERINO DE LA AUDIENCIA DEL CUSCO, RAMON GONZALES DE BERNEDO, DE LOS MERITOS DE ANTONIO DE BUSTAMANTE

(AL MARGEN) El Presidente Interino de la Real Audiencia del Cuzco informa A.V.M. los méritos del Gobernador Eclesiástico Dr. Dn. Antonio de Bustamante exponiendo ser muy conveniente lo designe V.M. para Obispo del Cuzco.

(TEXTO) Señor.- El Dr. Dn. Antonio de Bustamante Cura propio de la Doctrina de Paucartambo del Obispado del Cusco, es uno de los Eclesiásticos beneméritos que tiene V.M. Su conducta nivelada al templo de la disciplina Eclesiástica, el ejemplar desempeño de su Ministerio; su no vulgar ilustración, su acendrada fidelidad y decidida adhesión a sostener los derechos de V.M. en los días de la funesta insurrección que padeció esta Provincia, movieron a vuestro Virrey del Perú, para que lo propusiese al Reverendo Obispo por Gobernador de esta Diócesis, quien convino gustuso reconociendo en él sobradas aptitudes para llevar el peso del Gobierno que sus hombros debilitados por una larga y avanzada edad no podían sostener.

En el ejercicio de este vasto y dificultoso encargo, manifiesta toda aquella prudencia y sagacidad propias de una grande alma y precisas en la tenebrosa época para mantener en raya a los súbditos que o por un espíritu de condescendencia y debilidad o por ignorancia o por convencimiento de las máximas trastornadoras de la Monarquía se dejan llevar de los novadores políticos que han puesto en convulsión las Américas. Contener los agigantados progresos de éstos es la principal mira que me ocupa en el buen desempeño de la Presidencia interina que se me ha confiado por vuestro Virrey. Ella me obliga a decir a V.M. que ninguno es más a propósito para Obispo Auxiliar o propietario del Cuzco que el Dr. Bustamante. Juzgo que su moderación y el temor al cargo de almas lo hará solicitar una dignidad en Arequipa o en Lima en justo premio de la dilatada carrera que ha hecho con aprobación y común buen concepto en el ministerio Parroquial pero también sé que esta su propia desconfiaza lo hace acreedor a aquel primer destino en el que si lo designa V.M. será en favor del Estado y de la Iglesia cuyos sagrados derechos venera y procura hacer respetar como el mejor vasallo de V.M. y virtuoso hijo de aquella.

Dios güe la Católica Real Persona de V.M. los Ms. As. que han menester estos dominios para su conservación.- Cuzco y setiembre 9 de 1815.

Señor.-Ramón Gonzales de Bernedo.

Archivo General de Indias-Sevilla.- Audiencia del Cuzco.- Legajo 66.

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OFICIO DEL PRESIDENTE INTERINO DEL CUSCO DON RAMON GONZALES BERNEDO A MIGUEL DE LARDIZABAL

(AL MARGEN) N° 3.- El Presidente interino de la Real Audiencia del Cuzco. Incluye a V.E. el informe que hace al Rey a favor del Gobernador del Obispado del Cuzco, Dr. Dn. Antonio de Busta

mante.

(TEXTO). Excmo. Señor.- Contemplando la necesidad que tiene el Obispado del Cuzco de un sujeto de ilustración, de carácter, y de probidad que lo desempeñe en vida, después de la muerte del actual Prelado, que creo muy próxima por su larga edad, he juzgado de mi deber hacer a S.M. el informe que acompaño a V.E. para que presente al Dr. Dn. Antonio de Bustamante, Gobernador Eclesiástico a esta Mitra. Este paso doy movido del conocimiento de sus bellas disposiciones para desempeñarla. El Virrey del Perú que incitó al Reverendo Obispo para que nombrase quien gobernase su Diócesis, dará cuenta a S.M. de las causales que lo impulsaron a tomar esa medida y ellas mismas darán todo el peso a mi informe que acompaño a V.E. para que se digne elevarlo al Real conocimiento.

Dios güe a V.E. Ms. As. Cuzco y setiembre 9 de 1815.-Excmo. Señor.- Ramón Gonzáles Bernedo.- Excmo. Sor. Secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias Dn. Miguel de Lardizabal. Archivo General de Indias. Sevilla.- Audiencia del Cuzco.- Legajo 66.

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MANIFESTACION DE DOMINGO ASTETE SOBRE SU CONDUCTA EN LA REVOLUCION

"A presencia de los tiranos y en presencia de un pueblo enfurecido y conmovido se me exigió el juramento patriótico, a que no sólo me negué, sino que juré solamente, y públicamente con la mano sobre los Santos Evangelios, que me pusieron delante, ser fiel al Rey, y verter por él mi sangre, así consta de las actas que se le han remitido a V.E., consecuente a este paso han sido los demás que he dado en los dos meses que ejercí el gobierno político a instancias de las corporaciones que me hacían responsable a Dios y al Rey, si no salvaba el Cusco de la anarquía a que se encaminaba, mirándome como el único ángel tutelar; y más que ello a persuaciones y oficios del señor Picoaga que me estre

chaba a tomar este mando bajo de las severas responsabilidades". Después de leer estas líneas se comprenderá perfectamente porqué el 30 de noviembre don Mariano Angulo, al frente de un grupo asaltase la casa de Astete, que tuvo que huir para librarse de las iras populares, y decía al Virrey: "Sería demasiado largo si detallase a V.E. cuanto he hecho, y padecido hasta el momento en que Mariano Angulo vino a asesinarme en persona asociado de más de mil criminales y que salvé por un milagro conocido de la Providencia".

En: Revista del Archivo Histórico del Cusco. N: 6. Cusco. 1955. p. 308.

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EL VIRREY ABASCAL INFORMA DE LOS MANEJOS DEL OBISPO DEL CUSCO PEREZ ARMENDARIZ Y SUS CONCOMITANCIAS CON LOS ACONTECIMIENTOS DE AGOSTO DE 1814.

Excelentísimo Señor:

La conducta que observó el Reverendo Obispo del Cusco en el tiempo de la revolución de aquella provincia, dio motivo a que el General del Ejército encargado de pacificarla me hiciese presente las razones que exigían la separación de dicho Prelado, según verá Vuestra Excelencia por la copia de su oficio que acompaño con el número 1. En él se hace cargo de los servicios que había prestado a los jefes revolucionarios, sacrificando en su obsequio los caudales de la Iglesia y animándolos a la continuación de su infame proyecto con los reprensibles encomios y exhortaciones que manifiesta la copia número 2.

La delicadeza de este asunto me obligó a proceder de acuerdo con el Muy Reverendo Arzobispo de esta capital, que como Metropolitano e instruido del carácter y circunstancias del referido Obispo por su antiguo conocimiento, podía darme las luces necesarias para el acierto en mis providencias y su dictamen ha lle

nado desde luego mis deseos, porque teniendo en consideración la edad nonagenaria del Obispo y su abatida salud, ha opinado que no tanto la voluntad cuanto la fuerza y la opresión habían dirigido sus procedimientos, y porque esta misma causa debía inducirle (aunque en caso necesario precisarle) a nombrar un sujeto de mi satisfacción que ejerciese sus funciones como gobernador eclesiástico de esa Diócesis.

Aprobado este voto (que en copia remito bajo el número 3), por parecerme el más arreglado y conveniente en las circunstan cias del Reino y haber coincidido con él la carta del Fiscal que comprende la copia número 1, encargué al propio muy Reverendo Arzobispo me indicase los individuos de aquel clero que a su juicio reuniesen las cualidades que se necesitaban para ejercer un ministerio tan delicado. Absuelto este paso, le dirigí al Obispo un oficio en que con la sagacidad posible le hiciese ver cuán importante era al servicio de ambas majestades el que nombrase un gobernador eclesiástico, que con todas sus facultades pudiese expedir las laboriosas funciones para las que lo inhabilitaban sus años y dolencias, y a continuación le signifiqué los eclesiásticos que juzgaba aptos para aquella confianza, con arreglo al informe que me había dado el Arzobispo.

Esta misma diligencia encargué al Presidente para que, usando la suavidad, inclinase el ánimo del Obispo a ejecutar dócilmente lo que se le insinuaba, y en efecto no fue infructuosa la medida, porque al fin después de una ligera resistencia se convino gustoso aquel Prelado en elegir al Doctor Don Antonio de Bustamante, cura de Paucartambo (que había sido uno de los propuestos), y en seguida le expidió el nombramiento de gobernador de la diócesis sin restricción de facultades.

Así parecían terminados los males que amagaban a aquella infeliz provincia por la ancianidad y débil constitución de su Pastor, pero el carácter intrigante y ambicioso del Arcediano de aquella Iglesia Don José Benito Concha y del Provisor Don Hermene gildo de la Vega, no podían ver con indiferencia extinguido el absoluto poder que ejercían sobre el ánimo del Obispo, ni tolerar al frente del clero un sujeto de la fidelidad e incorruptible rectitud del Doctor Bustamante y así, por sus particulares miras y mantener en lo posible la insubordinación y desorden, se confabularon con el Cabildo de aquella Catedral para oponerse a la recepción del Gobernador, pretendiendo que conforme a derecho debía ejercer el Cabildo dicho gobierno a falta de prelado, y aun

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