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en demanda de una Provyncia que se disce Huera, quera, segun los yndios descian, quatro xornadas adelante de la dicha Provyncia de Guarary; fué tan malo el camino que llevamos, a lo menos las dos xornadas postreras, e tanta el agua que nos llovió, que pensamos perdernos por la Mar e por la Tierra. Llegamos al dicho cacique en los quatro dias, como los yndios le dixeron, el qual estaba alzado. Allí abia tan poco de comer, que non nos podimos sufrir en nendguna manera, pues para pasar adelante, era la tierra tan áspera e las sierras e montañas tan grandes, que nos descian los yndios que allí tomamos, que de allí adelante non abia camino por tierra, porquera la tierra muy áspera, salvo por la Mar en canóas; e a esta cabsa e por complir lo que Vuestras Señorias e Mercedes ymbiaron a mandar, quera que descobriésemos por toda aquella costa todo lo posible, ansí en la Tierrafirme como en las yslas; e porque dempues de aber xuntado los crystianos e pilotos, e aber mirado los tiempos que fascian, e cada uno xurado e votado sobre si se debia pasar adelante en las dichas canoas, tomamos los abtos e dylixencias e acuerdos syguientes: (en la dicha razon e asentado por escrito.)

(Aqui entran los dichos acuerdos.)

Pues determinado que fuese el Capitan Barto

lomé Hurtado, por ser como es, ombre diestro, en canóas, con otros cien ombres, poco mas o menos, los mas diestros que abia en toda la hueste, de las dichas canóas, e con los pilotos Anton Martín e Alonso Quintero, los quales llevaron aguxa para fascer la figura de la costa e ysla, quen prosecucion del dicho viaxe se descobrieron; ellos se partieron en las dichas canóas, del Puerto que pose nombre, Puerto de las Surxas, ques en la dicha Provyncia de Vera; e al dicho Capitan le di una ynstrucion para las cosas quél abia de fascer, su thenor de la qual es la syguiente:

(Aquí entra la ynstrucion.)

Yo, con todo el resto de la otra xente e con los otros capitanes, nos partimos dos dias antes que se partiesen los de las canóas de la dicha Provyncia, sobre la mano derecha que torna e confina con el dicho cacique Quema, e con la Provyncia de Usagaña, adonde tobimos Real, era tan grande la nescesidad que llevabamos de comida, que casi todos non llevaban sinon raizes de tavas. Ymbié adelante al dicho Capitan Diego Alvise con fasta setenta ombres, para que diese en el dicho cacique de noche e lo procurase de prender, por quanto el dicho cacique e su xente, segund paresce por lo proscesado de suso contenido, fué en la guacabara o desbarate que se fizo al dicho Capitan Gonzalo de Badaxoz, e

en la que se dió a nosotros, segund que de uno se a contado, e era súbdito e valedor del dicho cacique París; é teniamos notycia que dos havas doro que tomaron a los crystianos e un tiro de artyllería, lo tenía el dicho cacique; deste cacique tenían todos los de aquellas partes por muy bravo e la xente della por muy rezia, e que tenia en su tierra los tuynces que llaman ellos (los diablos.) Quiso Dios quel dicho Capitan tomó al cacique e a todos sus fixos e muxeres e otra mucha xente, e fasta quynientos pesos doro; e porquel dicho cacique diese las havas doro que descian que abia, quera de los crystianos, dyxiese e declarase dondestaba el cacique París, dempues de abelle fecho munchos dias buen tratamiento, e aber buscado todas las maneras e formas que pode para se lo sacar, e siempre lo negó; le pose a tormento para saber la verdad, el qual dixo que lo diría todo, e fyzome ymbiar al Capitan Pero de Gamez con fasta setenta ombres con mas guias quél nos dió, e a quien acontesció una gran maravilla: que una yndia. nuestra que trayamos con nosotros de Noria, nos dixo que otras yndias de aquella Provyncia le abran dicho que non fuesen los crystianos adonde descia el cacique, porque los llevaban al boyo de los tuyuces que, son los diablos, para quen llegando allá, se abriese la tierra e los matase a todos; e yo le respondí, que nosotros non teniamos miedo de los diablos, que antes ellos lo tenian de los crystianos e

que uyrian dellos; pues ydos los crystianos, aquella misma noche tembló la tierra tanto e tan rezio, que pensamos todos ser undidos, e que los boyos andaban como una caña quando le dá el viento, que se abia de undir con nosotros. Fue muy grande el espanto que nos poso, e de verdad que yo tobe fasta congoxa, fasta que vi vuelto al dicho Capitan è a los otros sanos e buenos; e aunque non truxeron nada de lo que fueron a buscar, porque fué todo mentira, allá tambien pensaron ser todos perdidos, porque ansí mismo tembló la tierra la mañana que dicha es. En este cacique fallamos ynfinito maiz, aunque de todo lo demás pasamos muncha hambre, obra de mes e medio que allí estobimos; dende allí, ymbié a Navarro de Virnes por Capitan, con mas de setenta ombres, a una Provyncia que descian los yndios questaba cerca de allí, que se descia Quanate en la Costa de la Mar, la qual es la primera adonde abian de aportar los de las canóas, ansí por saber de las dichas canóas e de los crystianos quen ellas yban, como por descobrir aquella tierra viexa a la dicha Costa de la Mar del Sur, el qual llevó ynstrucion de lo que allá abía de fascer, su thenor de la qual es este que se sigue:

(Aquí entra la ynstrucion.)

En la dicha Provyncia, sope como los crystianos

adelante; tocacique se les

de las dichas canóas abian llegado allí, e hallé seña e rastro cierto dellos, e se abian pasado a otros caciques e yslas questaban maronse allí algunos yndios, e el fué porquestaba avisado; e viendo el dicho Navarro de Virnes, torné a ymbiar al Capitan Diego de Alvise dende allá a la dicha Provyncia de Quanate porque nos descian los yndios, e ansí era la verdad, que dicho cacique de París estaba en la dicha Provyncia uydo, por ver si se podian cobrar los veinte mill castellanos doro de los crystianos que faltaban e tenia en su poder el dicho cacique; e yo con toda la otra xente, diez o doce dias dempues de partido el dicho Capitan Diego de Alvise, alzamos Real e nos partimos la via del asiento viexo de Paris, que fué el quarto dia de Navidad deste presente año, porque se complia ya el término en que Vuestras Señorias e Mercedes nos mandaban volver; e ansí mismo el que llevaban los crystianos que fueron en las canóas, quera que todos nos xuntásemos para ocho dias dempues de Navidad en el dicho asiento viexo de París. Deste dicho asiento de Chicacona, al asiento viexo, abia quatro xornadas, e del dicho asiento de Quanate, donde fué el dicho Diego Alvise, abía dos xornadas, al qual dixe que ansí mismo fuese al dicho asiento dende allí, e quel que primero llegase aguardase a los otros. Llegamos al dicho asiento yo e el Capitan Diego de Alvise e

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