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para organizar tambien en lo posible las instituciones de crédito, las exposiciones regionales y todo aquello que corresponde ya hoy á la vida moderna; instituciones que nosotros desconocemos, por desgracia, merced á la situacion lamentable en que se halla nuestra Administracion local.

Sigue á la division del Partido la de la Provincia, y excusado es indicar que el fin de ésta no debe ser otro que el de reunir en ella, para todos los fines generales, los Municipios ó Concejos de la misma; sin que, á nuestro sentir, correspondan al Estado en aquélla-el dia que entre la Nacion en vida normal-más funciones, ni le quepa otra representacion que las exclusivamente peculiares al Estado mismo, á la manera que se halla establecido en los Estados-Unidos, Inglaterra y Escocia, por ejemplo. Bien entendido que indicamos estos ejemplos tan sólo para que sirvan de término de comparacion, no para ser copiados; porque no cabe copiar ni implantar instituciones políticas y administrativas, que necesitan nacer y desenvolverse por sí en cada nacion, con un proceso que les sea peculiar y plegándose á las condiciones especiales de las mismas.

Al tratar de la division provincial, debemos advertir que no representa ésta, á nuestro juicio, más que el conjunto de la vida local, ó sea el de los Municipios y Ayuntamientos de la misma; y á esto responde que, al tratar al final del capítulo precedente de las esferas ú organismos de carácter político, las hayamos reducido-fuera de las sociales al Municipio y al Estado solamente. Y, por último, al hablar de la Provincia, como division mayor entre las locales, lo hacemos sin que esté en nuestro ánimo el considerar bien hecha la actual division provincial; creyendo que cuando llegue España á alcanzar las condiciones necesarias para hacer, cual corresponde, la vida pública, deberá rectificar los errores cometidos en este siglo por la ciega tendencia unitaria, tanto en lo que respecta á los límites de las provincias, como en lo que corresponde al Derecho civil y á los antiguos fueros, en cuanto se juzgue dignò de ser repuesto ó corregido.

(Continuará.)

GERVASIO G. DE LINARES.

LAS ISLAS FILIPINAS

(Estudios históricos.)

(Continuacion.):

XXXIX

La Flora de Filipinas ha encontrado concienzudos intérpretes en los sabios Padres Agustinos, Mercado, Blanco y Llanos, que, con afan creciente y plausible perseverancia, han consagrado largos años de su existencia al más penoso estudio, para arrancar á la naturaleza sus apreciados secretos; pero la Fauna del país, aun permanece ignorada en su mayor parte en el mundo científico, pues si bien algunos escritores, y entre ellos el Dr. C. Semper, han escrito algo relativo al reino animal, no se ha tratado este asunto con toda la detencion y estudio que fuera de desear, dada su importancia.

La sabia naturaleza, que ha prodigado en aquel clima la vegetacion más rica del mundo, ha poblado los mares, el cielo y los bosques de infinitas especies de animales, que constituyen extensas familias nunca vistas, y que, contra todo lo que podia esperarse del clima, son en su mayoría inofensivas.

En los Mamíferos consideraremos primeramente los cuadrumanos. A este órden pertenece el mono, Chongo en idioma tagalog, animal que se encuentra abundantemente en todas las Islas, alcanzando en algunas, estatura muy notable. Las familias más apreciadas son las que existen en Mindanao, que las

constituyen monos completamente blancos; en la Isla de Negros hay hermosos ejemplares de estos animales, que ostentan en la cabeza un gran penacho que no deja de hacerlos vis

tosos.

Uno de los insultos mayores entre los indios es llamarse Chongos; todos sabemos que este animal tiene con el hombre una semejanza grandísima, que es tanto mayor con el indigena, cuanto sus facciones irregulares y su color le dan más parecido. En los Chongos jóvenes se observa comunmente un ángulo facial ménos agudo que en la raza negra y cobriza.

En el órden de los animales carniceros figura el Panique, ó Cabac (Murciélago). Este animal inofensivo y utilísimo para el agricultor, toda vez que su alimento principal lo constituyen los infinitos insectos que desbastan las plantaciones, es allí, como en España, victima de encarnizada persecucion.

Los mayores ejemplares se encuentran en la isla de Bohol. y alcanzan 5 y 6 piés de longitud de extremo á extremo de las alas; su piel, sumamente fina y hermosa, es muy apreciada en el comercio; pero se vende algo cara, debido á la dificultad de su curtido y conservacion. Tambien pertenece á este órden el Taguang, ỏ Guigua (Galeopitecos), especie de gato volador, cuyas extremidades están provistas de unas membranas que, adheridas al cuerpo, le permiten arrojarse de un árbol á otro, salvando distancias de 40 y más piés. En la tríbu de los carnívoros figura el perro, del que se conocen muchas variedades, y en los digitigrados el gato, del que existen el comun, el montés, el musang, ó gato de algalía, y el mutil, especie de zorrillo.

En el órden de los roedores, género Pleomis, figura el llamado Parret por los tágalos, que es un animal parecido á la rata, de un pié, á lo sumo, de longitud desde el extremo de la cola al hocico; su piel es de un color de canela claro; en las extremidades anteriores tiene cuatro dedos armados de uñas fuertes, y en las posteriores, ademas, un dedo rudimentario; la cola escamosa se distingue por su poco pelo. Este animal suele alimentarse de raíces, y es muy fácil de domesticar. Las ratas suelen alcanzar en Filipinas dimensiones colosales; el año de 1877 tuvimos ocasion de ver la piel de una que, como cosa

notable, iba enseñando un indio, la que tendria sobradamente de longitud unas siete cuartas, contando la cola. El raton chiroso (Mus mucus), en tagalog Dagá bulilit, abunda tambien en muchos puntos del Archipiélago.

En el orden de los paquidermos existen en Filipinas el Jabali (Bábuy damó) y el cerdo (Bábuy). La carne del primero es sumamente rica; no así la del segundo, que de menor corpulencia que en Europa y de escasa nutricion, es causa de algunas enfermedades, y, no obstante, constituye el plato favorito de los naturales, y el obligado en todos sus banquetes. El caballo, que se supone oriundo de Europa, se encuentra abundantemente en el estado salvaje en el interior de las Islas. Es de mucha ménos corpulencia y de ménos alzada que el de España; pero, no obstante, es airoso, y no deja de tener vigor para su pobre naturaleza, pues una pareja mediana arrastra descansadamente un carruaje de cuatro asientos tan pesado como los nuestros. En Manila suelen herrarse de las manos, pero en provincias marchau sin herraje alguno por los caminos más quebrados, conduciendo á veces cargas enormes, y es de ver este pequeño animal, montado por un corpulento ginete, salvar las zanjas, ascender á las alturas más ásperas y bajar las pendientes más inclinadas sin que el sudor manche apenas su piel fina. Hay provincias privilegiadas por la buena raza cabailar, y, entre otras, llama la atencion la de Ilocos, donde se crian los más pequeños, mejor conformados y más fuertes de Filipinas.

Para mejorar la raza caballar se ha hecho muy poco en el Archipiélago, pues nada significa el establecimiento de Remonta creado en 1859 en San Miguel de Mayumo (Bulacan) con fondos del ejército, que al cabo de tres años se suprimió bajo el pretesto de sus pocos resultados, como si tan escaso tiempo fuera suficiente para obtener prácticamente lo que se pretendia. De tiempo en tiempo suelen efectuarse férias en algunas provincias, en las que se señalan premios á los mejores ejemplares que se presenten; pero ni esto se halla suficiente mente reglamentado, ni obedece á una formalidad que pudiera redundar en beneficio de la cria caballar. Las férias más importantes que recordamos, han sido las efectuadas en NuevaÉcija, Camarines y Batangas, en la Isla de Luzon.

Los caballos filipinos son, como hemos dicho, de muy pequeña alzada, pues los mayores no pasan, por lo general, de las seis cuartas y media. En el año de 1868 la buena sociedad de Manila fundó el Jockey-Club, para carreras de caballos, que todos los años se verifican fastuosamente; pero, en honor de la verdad, ni esto es suficiente para el fomento de la ganadería, ni el Gobierno debia confiar á empresas particulares lo que es de su propia incumbencia y afecta á sus intereses.

El buen gusto y el lujo, que se van enseñoreando de la sociedad filipina, han hecho subir notablemente, de pocos años á esta parte, el precio de los caballos; hace treinta, se compraba una bonita pareja por solo 50 pesos, y hoy cuesta 150 ó 200 una mediana, llegando á 500 y más pesos las superiores. Al hacer estas comparaciones, se comprende muy bien al P. Buzeta, cuando dice que en otros tiempos un alférez podia tener coche, cosa que hoy, por lo que hemos visto, sólo puede permitirse un jefe, pues al mismo tiempo que ha subido el precio en los caballos, ha aumentado tambien considerablemente el de los carruajes, manutencion, entretenimiento, etc.: ya tendremos ocasion de volver sobre este punto.

En este mismo órden que vamos describiendo, de la familia de los proboscidios no existe ejemplar alguno en el Archipiélago. Muchos autores aseguran que en tiempos remotos hubo elefantes en algunas Islas, y se fundan para ello en que dicho animal tiene nombre indigena: en efecto, en el idioma tagalog se conocen las palabras gadya y nangagadya, que respectivamente significan elefante y caza del elefante, y varios libros escritos en el siglo XVII cuentan que en la Isla de Joló los hubo. Hoy no se encuentra rastro alguno de ellos en todo Filipinas, lo que nos demuestra, siguiendo la suposicion que aceptamos. que, variadas las circunstancias del suelo que los produjo por los grandes cataclismos que lo dividieron, esta y otras razas de animales, de los que se conserva tradicion, han ido desapareciendo, faltas de las condiciones que para su vida tenian en el antiguo continente.

En el órden de los rumiantes se conoce en Filipinas la familia de los caducicornios, en la que figura el ciervo, que abundantemente se cria en los bosques, y de cuya carne, secándola

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