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La lengua tagala, tenida por muy pobre por muchos filólogos, es, por el contrario, muy rica en expresiones. D. Sinibaldo de Mas, en su obra Sobre Filipinas, trae un estado que comprende treinta expresiones del verbo mirar, segun las condiciones en que puede emplearse en la conversacion.

El estudio de los idiomas filipinos ha ocupado á muchos autores, tanto nacionales como extranjeros; y en los trabajos que conocemos, damos la supremacía á nuestros compatriotas, no obstante la gratuita expresion de Sir John Bowring, en que declara no existir autoridad en los autores españoles en el estudio de la afinidad de los idiomas. En el resúmen que pensamos hacer de todas las obras publicadas sobre el Archipiélago, tendremos ocasion de ver todo lo contrario.

XLV

No obstante ocupar el idioma tagalog el segundo puesto en el cuadro último que publicamos, podemos considerarlo como

TOMO LXXXVII

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el más generalizado en el Archipiélago, por hablarse en todos los centros importantes de sus distritos, razon por la cual, el que llega á poseerlo, puede tranquila y confiadamente viajar por todas las Islas, en la seguridad de que se hará comprender por los naturales.

Un proverbio filipino dice que para hablar el tagalog se necesita un año de arte y dos de Cahaque (traje primitivo); pero nosotros hemos observado todo lo contrario; con un poco de aplicacion y la práctica, se aprende fácilmente para entenderse con los indígenas; y una vez fuera de la preocupacion nécia que allí tanto nos lastima, se va cada dia enriqueciendo la memoria con nuevas frases, hasta que por completo se le domina.

Hay en tagalog muchas obras impresas y manuscritas, pues tambien aquel idioma tiene su poesía; antiguamente era el alfabeto de caractéres propios; pero hoy dia, gracias á lo generalizada que se halla nuestra lengua, no se conoce otro abecedario que el nuestro.

Los tagalos conocen diez y siete letras, de las que sólo tres son vocales, pues la e y la i se confunden con la o y la u. En las consonantes faltan laƒ, que confunden con la p; así, para decir fama, pronuncian pama; la ll, que pronuncian como y, como en caballo, que dicen cabayo; la j, z y z, que confunden con la s, como en jota, zamboanga y extraño, que pronuncian, sota, samboanga y estraño; la r en principio de diccion, que pronuncian como d, así, doma, por roma; la ñ que no se usa y sustituyen por ny; como en ninyo por niño.

En el idioma tagalog, la h se pronuncia parecida á la jota, como en bahay que se lee bajay, y se conoce una consonante especial, ng, con un tilde sobre la última letra, que indica su pronunciacion nasal; así, por ejemplo, nga, nge, se leen ga, gue. De la buena pronunciacion depende muchas veces el hacerse entender en el idioma; pues la palabra lingo, que tagalog significa semana, y que se pronuncia como está escrito, es muy distinta de la lingo con tilde en la g, que se pronuncia nasalmente, y significa matar. Igualmente sucede con las palabras bilin y biling que en español respectivamente significan mandato Ꭹ dar vueltas; bulac y bulag, que significan algodon y ciego; hali y ali, ven y tia, y Hari y ari, Rey y Hacienda.

Las órdenes religiosas, que tanto bueno han hecho y hacen en las Islas, han publicado concienzudos vocabularios de todos los diálectos, diccionarios y tratados gramaticales que son utilísimos para los principiantes. La apostólica provincia de San Gregorio Magno cuenta muchos hijos que han llevado su óbolo á esta tarea ingrata, y uno de ellos es el Rdo. P. Fray Sebastian de Totanes, autor del Arte de la Lengua Tagala y Manual Tagalog, para la administracion de los SS. Sacramentos, cuya sabiduría y competencia recomendamos al lector.

(Continuará.)

FRANCISCO J. DE MOYA Y JIMENEZ.

LA CAPILLA DE VILLAVICIOSA

EN LA MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA

I

No habrá, seguramente, viajero ni artista-á quienes haya sido dado visitar la tan celebrada como imponderable Catedral cordobesa que no recuerde, ya hacia el Mediodía y en frente de la que el vulgo llama Capilla del Zancarron, la que, cerrada al Sur y al Oeste por fuertes verjas de hierro, se denomina Capilla de Nuestra Señora de Villaviciosa.

En ella, y al fondo oriental del templo, alzábase, no hace aún muchos años, uno de aquellos retablos monumentales que, acusando en su disposicion y en su estructura la fatal decadencia de las artes españolas, ya en el siglo XVII, ofrecia á la vista, veladas por la misteriosa oscuridad allí reinante, sus angulosas formas y su dorada talla, aparato bajo el cual se ocultaban las líneas incorrectas de su traza y las pinturas colocadas en él, las cuales constituian en realidad su único mérito. Levantado sobre una gradería de jaspe negro, que se extendia despues por el costado del S., habíase dado comienzo á su labra en el año de 1682, bajo la direccion del prebendado D. Antonio Monje Maldonado, diputado que era del Santuario de Nuestra Señora de Villaviciosa, invirtiéndose en la obra las limosnas que se recogieron con tal fin, á más de los 30.000 reales con que contribuyó graciosamente el prebendado referido. Borradas casi por la constante

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sombra que sobre ellas proyectaban los resaltados aderezos del retablo, distinguíanse, no obstante, hasta tres pinturas, obra del italiano Pompeyo, las cuales representaban á uno y otro lado el Nacimiento del Señor y la Adoracion de los Reyes y la Asuncion de la Virgen en la parte superior, en la que no faltaban las pirámides y característicos remates que subian con este último cuadro hasta la techumbre de la Capilla, tal cual ésta subsistió hasta el año de 1880.

Formaba la techumbre memorada una bóveda de medio punto que, apoyándose en los muros N. y S. de la Capilla, volteaba sobre ésta por cima de las fenestras, cuya luz jugueteaba en diversos tonos con los desdibujados, infelices y no ménos característicos relieves que la enriquecian, resbalando desapaciblemente sobre sus blanqueados contornos, no del mejor efecto en verdad, comparados con la magnificencia que en el templo se respira. Producto de la reforma á que fué debido el retablo, la mezquina bóveda á que aludimos era vivo testimonio de la decadencia artística á que llegó la España en los últimos tiempos de la casa de Austria, y formaba, con la obra principal del prebendado Monje, armónico conjunto, que no por eso dejaba de ser ménos desagradable.

Por accidente fortuito, mostrábase, en la indicada fecha de 1880, desguarnecido y libre del retablo que hasta entonces en él habia figurado, el lienzo N. de la Capilla, y á través del desconchado del muro, aparecia perfectamente dibujada la archivolta de un arco, lobulada toda ella y recorrida por cintas de menudo relieve, así como tambien se dibujaban los capiteles y las columnas, embebidas aún en el muro referido, acusando la existencia de un arco, peregrino por su traza y desemejante á los que en las naves se ofrecen, si bien no por completo á los que por uno y otro lado figuran en la Capilla de San Fernando, 6 Sacristia de la de Villaviciosa.

Cediendo, sin duda, al noble impulso de purgar el templo de las apostillas y agregaciones que en los tiempos modernos le han desfigurado en mucha parte, y deseoso de que aquella gloria de las artes hispano-mahometanas aparezca en nuestros dias, esencialmente analíticos, con la mayor pureza posible-ya que no por otras causas igualmente generosas-el ilustre filósofo que hoy gobierna la diócesis cordobesa, aprovechando la coyuntura con que el mal estado del retablo le brindaba, disponia en el año de 1880 que la obra del prebendado Monje se desarmase para su restauracion, con lo cual la

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