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en estos tiempos de progreso es imperdonable, y la que en bien de unas y otras clases (mayor aún en el de las directoras, que lo desconocen por su atraso) evitaria, de procederse con la prudencia y prevision necesarias, los males profundos del estado presente, y, sobre todo, las graves crísis de carácter social, que hacen sufrir vivamente á muchas naciones y son causa de las guerras y de los numerosos ejércitos permanentes que se ven en la precision de sostener, y amenazan para un porvenir acaso no muy lejano.

Mediante el influjo de la solidaridad de intereses, que sustituya al monopolio oligárquico de las clases superiores, ejercido por medio de las agrupaciones de los partidos políticos, es como puede llegar á realizarse dicho ideal, correspondiendo entonces la época presente á la mision que en la historia le cumple llenar, y estando, á nuestro juicio, el Municipio y la Agricultura, cuando vivan ambos libres del freno de la centralizacion y de la asfixia unificadora, llamados necesariamente á ser los más poderosos elementos para que la evolucion histórica alcance esta etapa de superior progreso. Para efectuar esta evolucion, se dispone ya de todos los materiales necesarios.

El verdadero interés del propietario rico (y aún el del industrial, siempre que es posible) debe guiarle, de acuerdo con el deber y la justicia, completamente armónicos, á aplicar ahora el principio de la evolucion á la explotacion de sus propiedades, como históricamente se ha efectuado en la esfera social, mejorándose las condiciones de unas y otras clases, distribuyendo al efecto sus propiedades entre el número de familias que sea necesario, á fin de aumentar con beneficio recíproco el producto de aquellas; lo que se logra mejor por este medio que bajo el régimen centralizador.

Así se trocarán las condiciones del obrero por las de una familia cultivadora capaz de gozar de la libertad racional, hasta el punto de llenar desembarazadamente sus deberes y ejercer sábiamente sus derechos en la vida pública, sin coaccion alguna. De esta suerte podrán levantar su dignidad y adquirir la energía necesaria que les falta, tanto para la política, como para la produccion y la mejora de las costumbres.

Pero cumple al propietario rico, en tales condiciones, proveer á las múltiples necesidades de sus colonos: librarlos de la usura, era donde se trilla la fortuna del desgraciado, segun San Gregorio de Niza; ensayar toda clase de métodos y mejoras para que los acepten

con la seguridad del éxito; ilustrarse tambien en lo posible; tomar la representacion política, que cabe tan sólo á personas de su posicion, y realizar, en suma, todo aquello que, mejorando su propia condicion, mejore á su vez la de los colonos y de lugar á estrechar con ellos los lazos de afecto y de interés recíprocos.

De este modo será siempre indiscutible la justicia de lo que corresponda por su parte al propietario en los beneficios del colono, y para éste nada vejatorio darlo hasta con placer, comprendiendo las ventajas que le reporta una direccion necesaria, al par que justa y acertada: lo contrario que ahora sucede; pues el colono, por regla general, paga la renta con repugnancia, mirando como abuso histórico esta carga, que ya empieza á hacerse más pesada que lo es en realidad, y á producir pavorosos conflictos de un carácter socialista muy

alarmante.

Verdad es que el extravío que la centralizacion y la unidad han causado en la direccion de la política y la Agricultura en este siglo, unido al monopolio que ejercen los partidos dominantes, lo que se refleja en la constitucion de la propiedad y del cultivo, en las relaciones de propietarios, colonos y obreros y en la industria propiamente dicha, dan lugar á que estos problemas, á pesar de su vital interés, se miren con desden y se desatiendan casi por completo. Contribuye no poco á hacerlos pasar desapercibidos los lucrativos negocios que produce el agiotaje, hasta el punto de llegarse, en esta embriaguez de ignorancia y ambicion, á considerarlos utópicos cuando pueden dichos problemas ser realizables, si al fin llega el dia-que llegará, sin duda alguna-en que se les preste la atencion que merecen, no con la ligereza acostumbrada, sino comprendiendo su natural complejidad é importancia y su carácter orgánico.

Así se logrará, y no de otro modo, á más de los bienes enumerados, evitar la reaccion consiguiente á la centralizacion y los males que ésta puede producir, sobre los que ahora se sufren, en las rela-ciones económicas, del mismo modo que vienen mostrándose en la historia respecto á la política.

Sin terminar el asunto que estamos tratando, indicaremos que el principio unificador dominante en Agricultura, como en política y en otros muchos órdenes, unido á la centralizacion (manifestaciones ambos del extravío que lleva el movimiento progresivo en este siglo en la casi totalidad de los órdenes de la vida), produce iguales

efectos que en la política, como lo hemos señalado en otro lugar; pues á más de perturbar el criterio general, hace inadecuadas las aplicaciones de los métodos y procedimientos cuando, al introducirlos para cualquier mejora, no responden á las condiciones peculiares de cada comarca. Así se llega á engendrar la pasion, pues aun lo exótico tiene cierta brillantez, y se mata toda inventiva, anulándose la obra original, que sólo puede producirse aisladamente con el estudio y la observacion de las necesidades de cada localidad y en sí misma. Pero esto es ahora imposible, por las causas citadas: los agricultores prácticos, por su ciega confianza en los métodos que conocen, y los progresivos por el afan de buscar en prácticas inadecuadas y de relumbron el remedio á los males que se sienten, no han cuidado este problema, ni han sabido, como debieran, penetrar en el conocimiento de las causas que los originan y de las raíces que los hacen permanentes, para proceder despues á remediarlos.

(Continuará.)

GERVASIO G. DE LINARES.

CRÓNICA POLÍTICA

No ha surgido ninguna cuestion nueva desde nuestra anterior Revista. Por un momento, pudo creerse que la ocupacion miltar por los ingleses del canal de Suez y la interceptacion de éste para los barcos mercantes, conmoveria á los gobiernos de las naciones continentales y las haria salir de su apatía ante la conducta de Inglaterra en Egipto; pero como, por una parte, los recelos que unos de otros abrigan son más poderosos que su disgusto contra la Gran Bretaña, y por otra la interrupcion del tránsito por el canal duró sólo algunas horas, el tiempo necesario para que los generales ingleses desembarcaran sus tropas en los puntos más convenientes de la costa, se borró pronto el mal efecto producido en los primeros instantes por la resolucion de Inglaterra, y hasta se juzgó natural su proceder, atendiendo á las necesidades militares á que obedecia.

No sólo esta falta de asuntos nuevos, sino tambien la importancia de la cuestion y la coincidencia de haber tenido lugar en los pasados dias varias entrevistas entre diferentes personajes políticos, han contribuido á hacer que siga discutiéndose con bastante animacion el tema de la formacion del tercer partido, y aún más el de las probabilidades que haya de que se adhieran á la monarquía ciertos elementos democráticos, á quienes se supone inclinados á aceptarla si se les facilitan las condiciones que consideran deber exigir para realizar aquella evolucion.

Discutir este tema, es discutir el del tercer partido, como discutir éste es discutir aquél. Tan ligados están, que vienen á ser uno solo; como que la formacion de un nuevo partido, dentro de la legalidad, más avanzado que el liberal que hoy ocupa el poder, sólo podria tener razon de ser si vinieran á la monarquía elementos democráticos tan considerables y de tales matices, que no cupieran dentro del molde de aquél.

¿Es esto probable, hoy por hoy, ó en un porvenir inmediato? Ahí están,

para contestarnos, las declaraciones del Sr. Montero Rios, reforzadas con los comentarios del Sr. Castelar, que han llegado al público mediante los corresponsales de El Imparcial en Pontevedra y en San Sebastian.

Hé aquí esas declaraciones del Sr. Montero Rios, tal como las ha espuesto el corresponsal de El Imparcial en Pontevedra, é intercaladas las apreciaciones del Sr. Moret al conversar con aquél sobre el porvenir y la significacion de la democracia dentro de las instituciones y acerca de la cuestion constitucional.

Habla el corresponsal:

«Punto de vista de Moret á este respecto. El aceptar la Constitucion del 76 no es sostenerla como Código definitivo, pues dista mucho de los ideales democráticos y de la Constitucion del 69, cuyos principios son programa y bandera de la democracia española. Subir al poder equivale, para el jefe demócrata-monárquico, á plantear la reforma de la Constitucion para implantar en el Código fundamental los organismos y derechos democráticos. Todo, menos discutir el Trono y la dinastía. Semejante debate, que podria apellidarse revalidacion de los títulos del poder real, sería depresivo para la Corona, y jamás, por su parte, directa ni indirectamente, consentiria una Monarquía menospreciada, puesta en tela de juicio en los Cuerpos deliberantes, ajada por el huracan de las pasiones en el templo de las leyes, y por consecuencia vilipendiada cada dia impunemente en la prensa política. ¿Con qué derecho se perseguiria al escritor que difamara el Trono, si en las Córtes era lícito medirlo, pesarlo y capitidiminuirlo?

» La Monorquía es considerada como un prestigio para cuantos la aceptan: consentir en humillarla, sólo conduce á concitar el peor de los antidinastismos, el del público desprecio. Gobernar sobre el cadáver de una institucion, es corromper toda nocion de justicia arriba y justificar el libertinaje de la anarquía abajo. Aunque el Rey tuviera un rasgo igual al de Leopoldo I de Bélgica, cuando en el año 48 sometió sus derechos al debate de las Cortes, Moret dejaria á otros hombres la responsabilidad de semejante período.

»Si la democracia va al poder llamada por el Rey, reconoce el derecho real, aceptando el uso de la régia prerogativa, y además la ventaja de tomar la Monarquía reinante como punto de partida que con mayor paz y ventaja del país sirva para el planteamiento de las conquistas democráticas. En cuanto á su personalidad se refiere, antes de ver desprestigiarse la Monarquía, que si algo significa ha de conservar incólume su inviolabilidad y sus inmunidades, se retiraria á su casa cuando no pudiera impedir lo que considera peor que una abdicacion, como sería una especie de interinidad, si no efectiva, de carácter moral, mientras duraran los debates.

»Conjeturas sobre la réplica que pudiera oponer Montero Rios. - Prestar la sancion popular, el veredicto de la soberanía del país á una institucion, por grande que ésta sea, no es deprimirla ni humillarla. Antes al contrario, convertir lo que tiene por base un hecho en un derecho. ¿Hay inconvenientes para realizar tal propósito? Preciso es antes de resolver si no son mayores los inconvenientes y males que resultan de no realizarlo. Si es la soberanía nacional la que organiza los poderes, cabe la cooperacion política de muchos hombres de buena voluntad que pertenecen ó han pertenecido á diferentes comuniones políticas, pues no cederian en tal caso á la imposicion de la fuerza ni á la absorcion de un partido determinado, sino al voto explícito de la nacion. De otra suerte, el alejamiento subsistirá áun para muchos que no rehuirian una reconciliacion sincera en aras de la democracia, porque, segun la frase de Thiers, lo existente es lo que menos divide,

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