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en los progresos de una sabia libertad, condicion indispensable de civilizacion y de las luces. Cuartel jeneral de Vitoria 18 de abril de 1835. VALDES.>>

Con la misma fecha dirijió á los habitantes la proclama que á continuacion insertamos.

HABITANTES DE NAVARRA Y DE LAS PROVINCIAS VASCONGADAS.

«S. M. la reina rejente, en nombre de su augusta hija nuestra lejítima reina Isabel II, se ha dignado confiarme la direccion jeneral de todas las fuerzas empleadas en la pacificacion de vuestro país, y de las que se hallan en Aragon y Castilla. Mi mision es esencialmente pacífica, y de vosotros solos depende el que no pierda este carácter. S. M. deplora los males que os abruman tanto tiempo hace, y vé con profundo dolor los campos regados con vuestra sangre, la ruina de vuestras fortunas, y la devastacion de vuestros hogares. Es indispensable para vuestro bien y para la tranquilidad de la nacion, de que formais una débil parte, poner prontamente término á la guerra cruel y fratricida que han encendido en medio de vosotros algunos hombres desmoralizados, á quienes nada importa vuestra total destruccion, con tal de que ellos satisfagan su ambicion, y sacien su sed de sangre y de rapiñas.

»Es indispensable, lo repito, que se termine esta funesta guerra, y que vuelvan para vosotros los dias de tranquilidad y ventura de que gozábais antes que la perfidia y la traicion os los arrebatasen. Tal es, habitantes de Navarra J de las provincias vascongadas, la noble tarea que S. M. me ha confiado, y que llevaré á cabo á cualquier precio. Conocido de vosotros hace mucho tiempo, sabeis por esperiencia que soy humano é induljente; pero si bien es cierto que siempre sabré seguir los impulsos naturales de mi corazon, tambien sabré sacrificarlos sin vacilar, al deber que me impone la mision de que estoy encargado.

>>S. M. en su inagotable clemencia, concede un completo y absoluto perdon, y pone desde este momento bajo

el amparo de las leyes y de las autoridades encargadas de ejecutarlas, á todos los individuos, sin distincion de clases ni de personas, que en el término de quince dias abandonen las filas rebeldes y se presenten con sus armas á los jefes que mandan las divisiones ó brigadas que componen el ejército de operaciones, ó á los comandantes de las localidades en donde haya guarnicion. Igualmente redime S. M. de las penas corporales establecidas contra el crímen de rebelion, á los que se presenten desarmados á las autoridades arriba espresadas.

>>S. M. espera que los padres, las esposas, los parientes y amigos de aquellos á quienes la seduccion ha conducido á las filas rebeldes, se apresurarán á hacerles conocer este nuevo rasgo de su maternal solicitud, ecsortándoles á no dejar escapar este último medio de salud que se les ofrece: y S. M. no duda que las poblaciones corresponderán á él, manifestando su reconocimiento por un cambio de conducta; pero si no se someten en el término prefijado, declaro desde este momento, y de la manera mas positiva, que entregaré á las llamas sin miramiento todas las poblaciones de ciertos valles que sirven ordinariamente de refujio á los rebeldes, en donde hallan una acojida criminal y nuevos recursos. Sin embargo, respetaré las personas y las propiedades de los que se retiren á los puntos donde haya guarnicion, ó á las provincias tranquilas. Esta medida es dolorosa; pero cuando habla el bien de la patria, deben callar todos los sentimientos humanos. Elincendio de Moscou salvó á la Rusia.

>>Habitantes de Navarra y de las provincias vascongadas: os traigo el perdon y la paz, ó la persecucion y el esterminio. De vosotros depende la eleccion.

>>Si desimpresionados de las ilusiones con que los verdaderos enemigos de vuestra fidelidad os engañan y estravían, desechais sus pérfidas instigaciones y os unís á mí de buena fé para que el órden legal y la obediencia lejítima se restablezcan en vuestro pais, como lo estan en el resto de la monarquía, hallareis en mí apoyo y proteccion,

y un amigo, un defensor en cada uno de los que sirven bajo mis órdenes. Si, al contrario, persistís en vuestra funesta ceguedad, y despreciais las palabras que os dirijo en nombre de la reina nuestra señora, con el sincero deseo de vuestra felicidad y bien estar futuros, seré inflecsible en mi deber, y no descuidaré ningun medio de llenarle, por rigoroso que sea. Abandonad las vanas esperanzas con que os embaucan los que pretenden levantar su fortuna sobre vuestra ruina: volved los ojos á las demas provincias que, en la Península y al otro lado de los mares, componen la vasta monarquía española, y vereis la felicidad y la nueva ecsistencia de que gozan bajo el pacífico gobierno de nuestra lejítima reina, situacion dichosa, garantida por la union de los ánimos, contra la cual no podrán prevalecer vuestros limitados recursos.

>>Cese por fin esta lucha tan desigual como desastrosa para vosotros. Las naciones de Europa la contemplan con horroré indignacion, interesándose en su terminacion: las mas poderosas, como Francia é Inglaterra, se han unido á la justa causa de la reina nuestra señora por los tratados mas sinceros y solemnes, que han resuelto sostener irrevocablemente.

>>La bondad de S. M. es vuestro único recurso; invocadla con confianza. Yo os la ofrezco sinceramente en su real nombre. Dado en el cuartel jeneral de Victoria, á 18 de abril de 1835. El ministro de la Guerra. VALDES.»

Con esta proclama no consiguió Valdes mayores ventajas que sus predecesores, porque los pueblos de Navarra no hacian caso de semejantes alocuciones, persuadidos como estaban de que defendian una causa justa, y habian resuelto vencer ó morir en la demanda.

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Sale el jeneral Valdes de Vitoria para las Amezcuas.-Accion de Eulate.Derrota del ejército de la reina.-Ataque de Iriarte á Guernica.-Destruccion de la columna de Iriarte.-Espartero sobre Guernica: incendio de esta villa.-Tratado de lord Elliot.-Derrota de las tropas de Espartero en las cuestas de Descarga.-Toma de Villafranca, Vergara, Eibar, Durango, Ochandiano y Elizondo por los carlistas.-Sitio de Bilbao.-Muerte de Zumalacarregui.

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A primera idea del jeneral Valdes al remplazar á Mina, fué la de trasladarse á las Amezcuas, para continuar, por decirlo así, las operaciones que tenia principiadas cuando fué relevado del mando por Quesada. En Contrasta fue donde dejó el mando, y en Contrasta queria volver á principiar las operaciones. Reunió, pues, veinte mil hombres, y ayudado de los jenerales Córdoba y Aldama, se dirijió hácia las Amezcuas.

TOMO I.

27

Zumalacarregui se hallaba á la sazon en Eulate con cuatro batallones, y otros cuatro que tenia escalonados á varias distancias y en distintas direcciones. El 20 de abril, à las cuatro de la tarde, salió Valdes de Contrasta con dieziseis mil hombres. Las fuerzas reunidas de Zumalacarregui apenas ascendian á tres mil; pero la habilidad del jeneral carlista suplía al número, y esperó á pie firme, estendiéndose entre Aranarcha y Larrasua. Los dos ejércitos pasaron la noche acampados á vista uno de otro; y al siguiente dia por la mañana las tropas de la reina marcharon contra Eulate. Zumalacarregui se mantuvo en sus posiciones y mandó hacer movimiento à un batallon por detras del pueblo de San Martin. Durante la noche fue reforzado el jeneral carlista con los batallones 1.°, 2.°, 6.o y 10.o de Navarra, que se le reunieron con el mayor entusiasmo. Entonces contaba Zumalacarregui con diez batallones y Valdes con mas de treinta. Despues de hacer algunas evoluciones las tropas de la reina, se notó que el grueso de sus fuerzas se dirijia hácia Eulate. Serian las diez de la mañana cuando se rompió el fuego, pero no tardó en ceder Valdes, que se retiró hácia la venta de Urbasa.

El dia 22 volvieron los carlistas á tomar las posiciones, casi enteramente rodeadas por sus enemigos. En estos parajes fue donde Rodil sufrió una derrota el 31 de agosto del año anterior. Valdes se decidió á pasar por el desfiladero de Artaza; mas como los carlistas habian tomado anteriormente sus precauciones para detenerle en aquel punto, se vió obligado á retirarse sobre Estella, despues de haber perdido mucha jente. Durante esta retirada, los soldados de D. CARLOS pelearon con tanto arrojo y serenidad, que viéndose acosados por todas partes los de la reina principiaron á desbandarse, y bien pronto se convirtió la retirada en una derrota completa, en una línea de casi legua y media, dejando el terreno sembrado de muertos y abandonando sus heridos. Valdes, con la vanguardia, se encerró en Estella; Aldama, que mandaba el centro, le siguió á la misma ciudad despues de haber sufrido grandes pér

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