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«Ejército Real.-Estado mayor jeneral.-Cuartel jeneneral de Orozco 27 de julio de 1839.-No tengo el menor conocimiento de la concurrencia à que es referente su papel fecha de ayer, sobre la que preguntaré, sin embargo de creer que es una de las falsedades de que VV. se valen para sacrificar á los infelices sepultados en los calabozos; y tenga V. entendido que hoy mismo pondré en conocimiento del gobierno inglés, como garante del tratato Elliot, la conducta que V. y sus compañeros observan en la presente campaña, demostrada por los hechos de Barea en la llamada de Vitoria, y de Leon en la Solana: debiendo V. escusar para lo sucesivo toda otra comunicacion conmigo, supuesto que estoy convencido de su mala fé y resuelto en los primeros encuentros á hacer ver al mundo entero que los que con las armas en la mano sostienen los derechos de un rey, no se dejan insultar impunemente.

» Diosguarde á V. muchos años.-RAFAEL MAROTO.Sr. D. Baldomero Espartero, jefe de las fuerzas enemigas.»

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Antes de que principiasen estas contestaciones, lord John Hay pasó á avistarse con Espartero, y le propuso verbalmente, de parte de Maroto, una suspension de hostilidades, hasta que se obtuviese la mediacion del gobierno británico á fin de poner término á la lucha entre las dos partes belijerantes, con respecto á las provincias Vascongadas.

El jeneral cristino contestó que no podia suspender las hostilidades ni por un solo dia, en virtud de una proposicion tan vaga, y cuyo único objeto parecia ser el de ganar tiempo en los momentos en que mas apurado se hallaba Maroto, asi por las disensiones interiores de su Campo como por los preparativos de las tropas de la reina, que se disponian á atacarle.

Que por estas razones, el conceder una suspension de armas entonces, cuando la estacion se hallaba tan adelantada, y estando á punto de volver a empezar las operaciones con un ejército tan superior en fuerzas y equipo de todas

TOMO II.

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clases, que le daba toda probabilidad del triunfo, hubiera sido en su opinion apartarse de su deber; pero que si Maroto demostraba su sinceridad, separándose de una vez y abiertamente de la obediencia de D. CARLOS y declarando que se hallaba dispuesto á tratar de paz, con la mediacion de la Inglaterra ó sin ella, como mejor le pareciese, sobre las bases del reconocimiento de los derechos de la Reina á la corona, de la constitucion, de los fueros vascongados con alguna modificacion, de los empleos y sueldos de los oficiales que tenia á sus órdenes, condiciones que Espartero se creia autorizado para ofrecer á nombre de su gobierno, en cuanto este podia hacerlo por la constitucion sin el consentimiento de las Córtes, no se opondria entonces à la suspension de hostilidades que se solicitaba.

Como se habia jeneralizado en el ejército de la reina la idea de que la proclama de Maroto del 23, se dirijia á incitar á sus tropas á que no diesen cuartel en adelante; y viendo que la contestacion del jeneral carlista á la comunicacion de Espartero del 26, no era la mas propia para desvanecer aquella idea, determinó el coronel inglés Wilde llamar la atencion de Maroto acerca del cumplimiento de lo estipulado en el tratado Elliot, para lo cual, despues de haber consultado con Espartero, le dirijió la siguiente carta:

V.

«Sr. D. Rafael Maroto.-Amurrio 1.° de agosto de 1839.-Muy Sr. mio; habiendo recibido del jeneral en jefe de este ejército una copia de la proclama publicada por en Orozco el 23 del pasado, como igualmente de su comunicacion á V. del 26, respecto á las circunstancias que acompañaron á la muerte del subteniente D. Manuel Hermida, y de la respuesta de V. del 27, creo de mi deber en conformidad de las bien conocidas intenciones de mi gobierno, llamar muy particularmente la atencion de V. hacia la tendencia que tienen las espresiones de que usa en ella á producir una violacion directa del tratado de Elliot y una reincidencia en el bárbaro sistema de guerra á que dió fin aquel tratado, felizmente

para los intereses de la humanidad y de entrambas partes belijerantes.

>>La interpretacion que se ha dado á dichas espresiones por este ejército, y (si no me han informado mal) tambien por los oficiales carlistas que se hallan en los puestos avanzados, es que en lo sucesivo deberá hacerse guerra á muerte; pero como yo no puedo creer, ni por un momento, que tal sea la verdadera interpretacion del sentido que V. quiso que les diesen, ni sus tropas ni las de la reina, me apresuro á invitar ȧ V. con encarecimiento á que me autorice para asegurar á mi gobierno y á las autoridades españolas, que no es su intencion ni sus deseos separarse del sistema regular de guerra que en el dia se sigue en la malhadada lucha que por desgracia se está haciendo en esta provincia.

»De propósito me abstengo de entrar en esta comunicacion en la cuestion de haberse quemado las cosechas en Navarra y en Alava, por órden de los jenerales de la reina, sobre la cual ha recurrido V. recientemente á lord John Hay, porque como no se halla dispuesto nada respecto á este caso, ni aun se alude á él en el tratado Elliot, ni lord John Hay, con quien he hablado sobre este punto, ni yo, nos hemos creido autorizados para hacer reclamacion alguna á las autoridades de la reina, sin instrucciones especiales para este efecto, de nuestro gobierno ó del ministro de S. M. Británica en Madrid.-Tengo la honra, etc. El comisario de S. M. Británica, W. WILDE.>>

La respuesta de Maroto fué poco satisfactoria para el coronel inglés y para los jenerales de la reina, pues aunque

ia de confesar abiertamente que su intencion fuese violar las estipulaciones del tratado Elliot, amenazaba tomar venganza en la primera accion que tuviese lugar; y el no contradecir la interpretacion que jeneralmente se dió á las palabras de su proclama, fué tenido por una afirmativa. Hé aquí la contestacion de Maroto:

«Sr. D. Guillermo Wylde.-Llodio 3 de agosto de 1839. Muy señor mio; el tratado Elliot rigorosamente observado por las tropas de mi mando, es una máscara que cubre la perversidad de intenciones en D. Baldomero Espartero, y asi es que en Alava, el caudillo Barea asesina á cuantos le acomoda y puede sorprender, como tambien últimamente á las inmediaciones de Bibao, en una de las salidas que hizo alguna fuerza de su guarnicion, sacrificaron á un segundo comandante despues de hecho prisionero, y en los primeros combates de los montes de Ramales, un capitan que quedó herido en el campo de batalla y fue hecho prisionero por las tropas de Espartero, rindió su vida á once disparos de fusil, y multitud de bayonetazos, sin que pueda prescindir de las quemas y destruccion de los campos y poblaciones que en Alava, Navarra, y en todos los puntos que ocupan las tropas cristinas se hace por espreso mandato del mismo Espartero, cuyas circunstancias son una declaracion de guerra á muerte, asi como la violacion del tratado Elliot, con la mala fé de dicho jefe, que despues de multitud de falsedades no tiene presente ó se desentiende de los ofrecimientos que me ha hecho en sus comunicaciones, de respetar las propiedades y personas, asegurando á V. por último, que estamos todos resueltos á vengar tan villano comportamiento, como se acreditará en los primeros encuentros, que ansiamos; rogando á V. escuse toda otra contestacion que no sea la de asegurar una satisfaccion á los pueblos y tropas de mi dependencia sobre los hechos en cuestion, y que variará la conducta de esos caudillos entre quienes V. se halla comisionado por su gobierno británico, segun me dice por la comunicacion que se sirve dirijirme con fecha 31 del mes último, á que contesto.

>>Queda de V. atento S. S. Q. S. M. B.—RAFAEL MAROTO."

Nuestros lectores juzgarán al leer el capítulo siguiente, si, cuando Maroto escribia de un modo tan arrogante co

mo acabamos de ver en la carta anterior, estaba resuelto á lleyar a cabo lo que en ella dice, ó si todo ello no era mas que una farsa, para hacerse menos sospechoso á los soldados de su ejército.

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