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solo quedaron algunas partidas carlistas en varios puntos de España, que no hallando ya apoyo alguno en los pueblos, y faltas de todo lo necesario, no pudieron sustraerse por largo tiempo á la activa persecucion que les hicieron las tropas de la reina; unos se presentaron y otros cayeron prisioneros. Tal fué el término de la guerra civil de España despues de siete años de una lucha cruel en que la sangre corrió á torrentes y en que los pueblos sufrieron todas las calamidades que pueden affijir à la especie humana.

Hemos llegado ya al fin de nuestra historia; pero antes de dejar la pluma, no podemos menos de hacer algunas reflecsiones, bien amargas por cierto, acerca del lastimoso estado en que se encuentra la nacion, despues de los inmensos sacrificios que ha hecho para obtener la felicidad, á que es tan acreedora, y que creia conseguir al ver brillar en su suelo la aurora de la paz. Los pueblos la habian deseado á cualquier precio, porque cifraban en ella el término de los males que sufrian, y la prosperidad y ventura que trae consigo la tranquilidad de una nacion; pero cuán angañados estaban! La guerra de sucesion terminó en efecto en el año de 1840: ¿y cuáles son las ventajas que la caida del partido carlista ha proporcionado á la nacion? ¿Ha disfrutado esta en los cinco años que han trascurrido, algunos momentos de reposo? ¿Ha visto prosperar su iudustria y su comercio? ¿Ha visto disminuir los impuestos con que se vió abrumada durante la guerra? Echese una mirada por toda España, y el disgusto que se nota en los semblantes de los ciudadanos, la paralizacion de las fábricas y talleres, la miseria pública, la inseguridad personal y los infinitos vejámenes que padecen los pueblos, contestarán con mudo pero penetrante lenguaje á todas estas preguntas..

Terminada la guerra contra los carlistas, el partido vencendor emprendió otra lucha no menos fatal para el pais; en vez de cicatrizar las llagas que la contienda civil habia causado, los liberales, divididos en fracciones, solo han tratado de pugnar por subir al poder; á la guerra de sucesion y de principios ha seguido la guerra de empleos. Hemos vist su

cederse en el gobierno frecuentemente los hombres mas notables de los diferentes matices políticos del partido liberal: todos han ofrecido hacer la felicidad de la nacion antes de llegar al poder; pero una vez apoderados de las riendas del Estado, solo han pensado en su propio interés, no en el de sus gobernados: su principal conato se ha dírijido á subyugar á sus antagonistas para mantenerse en el mando: de aquí las multiplicadas conspiraciones, los frecuentes pronnnciamentos, las continuas alarmas, la inseguridad de las personas y la ruina de la nacion. ¡Pobre España! ¡Cuándo cesarán tantas calamidades como pesan sobre tí!!

FIN DE LA OBRA.

INDIGE

de las materias contenidas en este tomo.

CAPITULO PRIMERO.- Estado político de España á me-
diados de 1837; insurrecciones militares de Peñafiel Bil
bao, Hernani, Miranda, Vitoria, Logroño, Pamplona, etc.;
espedicion de D. Basilio García; accion de Baeza y Ubeda;
accion de Castril; prision y muerte de Tallada, operaciones
de los ejércitos del Norte; idem de los de Aragon, Valen-
cia y Cataluña.
CAPITULO H.-Espedicion acaudillada por el conde de Ne-
gri; destruccion de la columna espedicionaria, derrota com-
pleta de las otras fuerzas espedicionarias al mando de don
Basilio; descalabro sufrido por Castor; otro por Tarragual;
situacion y progresos de Merino; operaciones del Norte; es-
tado de la guerra en las demas provincias.
CAPITULO III.-Levantamiento de Muñagorri en Guipúz
coa; mal écsito de su empresa; estado de la causa carlista
en el Norte antes del nombramiento de Maroto para jcfe
del ejército; intrigas empleadas por sus amigos para que
D. Cárlos le confiase el mando; Maroto sustituye al jeneral
Guergué en el mando de las tropas; proclama de Maroto;
sitio de Morella. . . . .

CAPITULO IV. -Conducta de Espartero al frente de Este-
lla; movimientos de Maroto; Espartero desiste de atacar á
Estella y se retira con su ejército; órden jeneral de Espar-
tero contra los desertores; persecuciones de Maroto contra
el partido navarro; batalla de El Ferdon; llegada de la
princesa de Beira á las provincias; formacion del ejército
de reserva de Andalucía; acontecimientos de Madrid y
de
Sevilla.
CAPITULO V.-Operaciones militares á fines del año de 1838
y principios del 39; fusilamiento de los principales jenerales
carlistas en Estella, proclama de Maroto, esposicion de Ma-
roto á D. Cárlos; decretos de proscricion contra Maroto;
otrode creto, derogatorio de los anteriores, aprobando la
conducta de Maroto.

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CAPITULO VI. -Llegada de Balmaseda á Aragon; procla-
ma que este dirije á los carlistas del ejército del Norte; ope-
raciones militares en Aragon; sitio de Segura por Van Ha
len; este jeneral se ve obligado á levantar el sitio; Van-la-
len es remplazado por Nogueras en el mando del ejérci-
to del centro; sitio Y destruccion del fuerte de Montalvan;
llegada de Arias Tejeiro al cuartel jeneral de Cabrera; car-
ta de Cabrera á D. Cárlos; otra de Arias Tejeiro; real ó-
den dictada por Maroto; órden jeneral del ejército del 23
de junio de 1839.
CAPÍTULO VII.-Toma de Ramales y Guardamino por Es-
partero; Evacuacion de Balmaseda, Arciniega y Orduña,
resuelta en un consejo de guerra convocado por Maroto;
primera correspondencia de Maroto con el comodoro iu-
glés lord John Hay; entrevista de este con Maroto; rumo-
res de transaccion; proclama de Maroto; contestaciones
entre Maroto y Espartero, con motivo de la proclama de
aquel.
CAPITULO VIII.-Aprocsimacion de los desterrados á las
fronteras; proyecto de abdicacion de D. Cárlos, redactado
por la comision de París; real órden contra los desterrados;
sublevacion del 5.o batallon navarro; carta de Maroto a!
jeneral Elio; proclama del canónigo Echeverria á los na-
varros; otra del jeneral Zeriátegui, en sentido opuesto á la
anterior; Espartero pasa el desfiladero de Altube sin ha-
llar resistencia por parte de Maroto; Echeverría pasa la
frontera, y conferencia con D. Cárlos en Lesaca; infructuo-
sas tentativas de Elio para hacer volver á la obediencia al
batallon sublevado; eccion de Arlaban.
CAPITULO IX.-Maroto solicita de Espartero una tregua
por tres dias; proclama del canónigo Echeverría; otra de
Montenegro, incluyendo una de D. Cárlos; ocupacion de
Durango por el ejército de la reina; sublevacion de los ba
tallones vizcainos; D. Simon de la Torre envia al coronel
Linares para tratar de la paz con Espartero; conferencia de
Maroto y Espartero; revista del 25 de agosto en Elorrio;
la corte de D. Cárlos marcha precipitadamente de Vergara
á Villareal; Nombramiento de Guibelalde para la coman-
dancia jeneral de Guipúzcoa; carta de Maroto al canónigo
Echeverría, y contestacion de este; entrevista de Maroto y
Espartero en Durango; comunicaciones de Maroto á Mon-
tenegro; proclama mandada publicar por D. Cárlos el 27 de
agosto.
PICATULO X.-Espíritu de la guardia real de D. Cárlos;

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