CORONA DE ARAGON, ESCRITA PARA DARLA Á CONOCER AL PUEBLO, RECORDÁNDOLK LOS GRANDES HECHOS DE SUS ASCENDIENTES EN b21107749 024281-8 Imprenta de Salvador Manero, Rambla de Sta. Mónica, n. 2, frente á Correos. Firmada la paz de Ryswik, todas las potencias europeas habian fijado su atencion en la corona de España, para ver quien habia de heredarla cuando llegase el momento, cada vez mas próximo, de bajar al sepulcro el infeliz monarca á quien por el pronto estaban en mal hora confiados los destinos de la nacion española. Habia llegado á tal grado la postracion de ánimo en los españoles, ha dicho un historiador, y era tan general la idea de ser la corona propiedad particular del monarca, que no hubo, ó en caso de haberle no se manifestó con fuerza, deseo de que fuese consultada la nacion en aquel punto para ella de importancia suma. ¡Cuantos males se hubieran evitado entonces! Y en cambio, ¡qué de lazos, qué de intrigas, qué de escándalos para la sucesion de aquel débil é infeliz Cárlos II que, hundido un pié en la tumba, volvia á todos lados su mirada vaga, y no veia en torno suyo mas que rostros siniestros é interesados que contando con impaciencia sus momentos de vida espiaban todas sus acciones. Miserable rey á quien sus confesores, sus consejeros, sus cortesanos, los embajadores de las potencias estranjeras y hasta su propia esposa, señalándole siempre con el dedo el sepulcro entreabierto, le hablaban sin cesar de su muerte, de su testamento y de su herencia! ¡Infeliz monarca que se hallaba hundido en un caos de pasiones, de intrigas y de ódios, y que veia á origenes de de sucesion. la guerra |