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neados por don Fernando Ruiz de Castro, para sostener la rivalidad de familia contra los Laras. Solicitaron aquellos el apoyo del rey de Leon, y el monarca leonés, al ver las calamidades que afligian al reino de su sobrino, entró en Castilla para obligar á los Laras á que le entregáran á Alfonso. Retiráronse estos á Soria con el rey, ofreciendo entregarle al de Leon bajo la condicion y garantía de que cuando saliese de la menor edad le serían devueltos todos sus dominios, cuya administracion tendria entre tanto don Manrique.

Pasó el rey don Fernando á Soria para tratar allí el negocio con los Laras; mas cuando llegó el caso de presentar el rey niño al monarca leonés su tio, como el tierno huérfano comenzase á llorar en brazos de su tutor, só pretesto de acallarle volviéronle á su palacio, de donde un hidalgo llamado don Pedro Nuñez de Fuente-Almexir le sacó ocultamente debajo de su capa y le trasportó á San Esteban de Gormaz, y de allí á Atienza, y luego á Avila. Indignose el rey de Leon, cuando lo supo, al verse de aquella manera burlado, y como retase de traidor y perjuro al conde don Manrique, cuentan que le respondió éste: Habré sido aleve, mas libré al rey mi señor: lo cual demuestra que la desaparicion del tierno príncipe habia sido un rapto meditado y concertado con el gefe de los Laras (1160). Vengóse el leonés con apoderarse de las mejores y mas importantes plazas de Castilla, mientras Sancho de Navarra, aprovechando aquellos disТомо v. 9

turbios, se entraba por la Rioja, y tomaba y fortificaba poblaciones, si bien la poca adhesion que le mostraban los naturales, unido á los esfuerzos de los que se conservaban fieles al niño Alfonso, principalmente los leales caballeros de Avila, le obligaron á abandonar muchas de aquellas pasajeras conquistas.

El rey de Leon, despues de dejar establecida en su reino la órden de caballería de Santiago ", entró en Toledo en agosto de 1162 (2), cuyo gobierno tuvo don Fernan Ruiz de Castro, uno de sus mas decididos parciales. Otras atenciones volvieron á llamar al leonés á sus propios estados, donde repobló y fortificó muchos lugares en las orillas del Esla, y por otro lado restauró tambien á Ledesma y Ciudad-Rodrigo, si bien teniendo que emplear las armas para reprimir una sublevacion de los habitantes de Salamanca, que habiendo comprado á dinero estas últimas villas lo mi

(1) Tuvo principio esta institucion en 4164. Doce aventureros de aquel reino, cansados y arrepentidos de la vida estragada y licenciosa que habian estado haciendo, determinaron unirse en forma de congregacion para defender las tierras cristianas de los insultos de los infieles, creyendo tener asi ocasion de expiar sus pasados estravíos, que tales eran las ideas y el espíritu de aquel tiempo. Fué elegido gefe de esta nueva hermandad militar un don Pedro Fernandez, de Fuente-encalada en la diócesi de Astorga, hombre de buen temple y de bien organizada cabeza: el cual con el consentimiento

del rey don Fernando, y á imitacion de otros fundadores de institutos semejantes, dió á su hermandad la regla de San Agustin, bajo los auspicios y proteccion del apóstol Santiago, de quien tomó el nombre la órden. Dioles el rey en posesion varias tierras y lugares en el mismo obispado, y los nuevos caballeros empezaron pronto á acreditar su valor en varios reencuentros con los musulmanes.-Prólogo de las ordenanzas de esta milicia.-Bula de Alejandro III-Noticia de las órdenes de caballería de España, tom. I.

(2) Anal. Toled. primeros, página 394.

raban como un injusto despojo que se les hacía (1) Empleó tambien el leonés este período de descanso en buscar una compañera con quien compartir su tálamo y su trono, y hallóla en doña Urraca, hija del rey Alfonso Enriquez de Portugal, cuyas bodas se celebraron con gusto y contentamiento de todos. Entre tanto continuaba en Castilla la enconosa rivalidad entre los Castros y los Laras, y sabiendo el gefe de estos últimos, donManrique, que el gobernador de Toledo don Fernan Ruiz de Castro se hallaba en Huete, marchó á combatirle con sus tropas haciendo que le acompañára á caballo el niño rey Alfonso que contaba ocho años á aquella sazon (1164). Empeñóse entre Garcinarro y Huete formal y sangrienta lucha entre los dos bandos rivales, cuyo resultado fué quedar victoriosos los Castros, sucumbiendo en la refriega el mismo tutor del rey don Manrique de Lara. Púsose desde entonces á la cabeza de los Laras su hermano don Nuño.

Los Laras no se daban reposo. Heredero don Nuño del odio mortal de su hermano don Manrique hácia los Castros, meditó cómo apoderarse por sorpresa de Toledo é introducir en la ciudad al niño rey. Entabló para esto inteligencias secretas con don Esteban Illan, caballero toledano, que se mantenia fiel á la bandera

(4) Carta de Alfonso IX. en favor de la iglesia y obispo de Salamanca. Facta charta hujus donationis, etc.-Ciudad-Rodrigo se

llamaba antes Aldea de Pedro Rodrigo, sin duda del que tenia el señorío del pueblo.

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de Castilla. Una vez concertados, adelantóse don Nuño con el rey hasta Maqueda, salió de Toledo Illan á recibirle, y con gran recato y sigilo le introdujo aquella misma noche en la ciudad y en la torre de San Roman que tenia preparada (1166), y cuando mas desprevenidos estaban todos enarboló en ella la bandera del rey, y comenzó á gritar : Toledo, Toledo por el

rey de Castilla! Estos gritos y la vista de los estandartes castellanos que ondeaban en la torre de la iglesia sobrecogieron á Fernan Ruiz de Castro, que despues de una corta é inútil tentativa para apoderarse de la torre, se apresuró á salir de Toledo y á buscar un asilo entre los moros; recurso en aquel tiempo muy usado (1). Golpe fué este que resolvió el triunfo de los Laras, y desconcertó cualesquiera planes que sobre Castilla pudiera tener el rey de Leon. Costóles no obstante á los parciales y defensores del tierno príncipe no poca fatiga y esfuerzo el apoderarse del castillo de Zorita sobre el Tajo, que á nombre de los Castros gobernaba don Lope de Arenas, y aun debiéronlo á la alevosía de un criado de este, que de concierto con los de Lara asesinó á su amo dentro de su propio castillo (2).

(4) Don Rodrigo de Toledo. Anal. Toled. primeros, ubi sup. -Nuñez de Castro, Chron. capitulo 6.-Mondejar. Mem. históricas, cap. 15.- Colmenares, Historía de Segovia, cap. 17.Nuñez de Castro pone la batalla de Huete despues de la toma

de Toledo: rectifícale Mondejar.

(2) Rades de Andrada, en su Crónica de Calatrava, cuenta este suceso con todos sus pormenores. Refiérenle tambien Nuñez de Castro y Mondejar en sus Crónicas de don Alfonso VIII.

Desde la entrada en Toledo se ve al jóven rey Alfonso VIII. obrar ya mas como monarca que como pupilo, aunque todavía no alcanzase la mayor edad. Mas como se fuese ya aproximando á ella, y urgiese poner el cetro en sus manos, convocáronse córtes en Burgos (1169), que se celebraron al año siguiente (1170), con el doble objeto de encomendarle ya el regimiento del reino y de darle una esposa, que se acordó fuese la princesa doña Leonor, hija del rey Enrique II. de Inglaterra, sin duda con la esperanza de que por este medio viniese á él el condado de Gascuña que poseia el monarca britano, y que confinaba con los dominios del de Castilla por la parte de Guipúzcoa. Concertadas que fueron las bodas, y habiendo resuelto el jóven Alfonso ir á Aragon á esperar á su futura esposa, envió á llamar al monarca aragonés (que lo era ya Alfonso II., hijo de don Ramon Berenguer y de doña Petronila) para ajustar con él las discordias y contiendas que sobre límites de territorios entre sí tenian. Juntáronse en Sahagun los dos príncipes, y acordaron allí un tratado de alianza y amistad, cambiando para seguridad mútua algunas fortalezas entre castellanos y aragoneses: despues de lo cual los dos monarcas españoles marcharon unidos á Zaragoza. Llegado que hubo la princesa Leonor á España, celebráronse las bodas en Tarazona (setiembre de 1170), con asistencia del rey de Aragon, del arzobispo de Toledo, de don Nuño de Lara que habia ido á buscar á la prince

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