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suyas. Esto se entiende de las nuestras que tenemos aquí, pues de las otras no podemos disponer; y aun en cuanto á estas, ignoramos las órdenes que mi hijo habrá dado; pero nosotros nos pondríamos á su cabeza para hacerlas obedecer lo que queremos, que es que sean amigas de los franceses. = Luisa."

Nota de la reina de España para el

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gran duque de Berg, por medio de la reina de Etruria su hija, en abril de 1808.

>>>Nosotros renitimos al gran duque la respuesta de mi hijo á la carta que el rey mi marido le escribió antes de ayer, cuya copia fue remitida ayer al gran duque. No estamos contentos con el modo de esplicarse mi hijo, ni aun con la sustancia de lo que se responde; pero el gran duque por su amistad con nosotros, tendrá la bondad de componerlo todo y de hacer que el emperador nos salve á todos tres; es decir, al rey mi marido, al pobre príncipe de la Paz, su amigo, y á mi. El gran duque debe estar persuadido, y persuadir al emperador, que habiendo puesto nuestra suerte en sus manos, solo pendemos de la jenerosidad, grandeza de alma y amistad que tenga para nosotros tres, que siempre hemos sido sus buenos y fieles aliados, amigos y afectos, y que sino, nuestra suerte será muy infeliz.

Se nos ha dicho que nuestro hijo Cárlos va á

partir mañana, ó antes para recibir al emperador, y que sino lo encuentra, avanzará hasta Paris. A nosotros se nos oculta esta resolucion, porque no quieren que la sepamos el rey ni yo, lo cual nos hace recelar un mal designio; pues mi hijo Fernando no se separa un momento de sus hermanos, los hace malos con promesas y con los atractivos, que agradan á los jóvenes que no conocen al mundo por esperiencias etc.

y

Por esto conviene que el gran duque procure que el emperador no se deje engañar por medio de mentiras, que lleven las apariencias de la verdad, respecto de que mi hijo no es afecto á los franceses, sino que ahora manifiesta serlo porque cree tener necesidad de aparentarlo. Yo recelo de todo, si el gran duque, en quien habernos puesto nuestras esperanzas, no hace todos sus esfuerzos para que el emperador tome nuestra causa como suya propia. Tampoco dudamos que la amistad del gran duque sostendrá y salvará á su amigo, y nos lo dejará á nuestro lado para que todos tres juntos acabemos nuestros dias tranquilamente retirados. Asimismo creemos que el gran duque tomará todos los medios para que el pobre príncipe de la Paz, amigo suyo y nuestro, sea trasladado à un pueblo cercano á Francia, de manera que su vida no peligre y sea facil de trasportarlo á Francia y librarlo de las manos de sus sanguinarios enemigos.

Deseamos igualmente que el gran duque envie al emperador alguna persona que le informe de

todo á fondo, para evitar que S. M. I. pueda ser preocupado por las mentiras que se fraguan aqui de dia y de noche, contra nosotros y contra el pobre principe de la Paz, cuya suerte preferimos á la misma nuestra, porque estamos temblando de las dos pistolas que hay cargadas para quitarle la vida en caso necesario, y sin duda son efecto de alguna órden de mi hijo, que hace conocer asi cuál sea su corazon; y deseo que no se verifique jamás un atentado semejante con ninguno, aun cuando fuese el mayor malvado, y vos debeis creer que el príncipe no lo es.

En fin, el gran duque y el emperador son los únicos que pueden salvar al príncipe de la Paz, asi como á nosotros, pues si no resulta salvo, y si no se nos concede su compañía, moriremos el rey mi marido y yo. Ambos creemos que si mi hijo perdona la vida al príncipe de la Paz, será cerrándolo en una prision cruel, donde tenga una muerte civil; por lo cual rogamos al gran que y al emperador que lo salve enteramente, de manera que acabe sus dias en nuestra compañia, donde se disponga.

du.

Conviene saber que se conoce que mi hijo te me mucho al pueblo; y los guardias de corps son siempre sus consejeros y sus tiranos. Luisa."

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Aunque esta correspondencia contiene muchas cartas mas, hemos insertado las mas interesantes,

APENDICE NUMERO 8°. PAJ. 77.

Carta de Fernando VII al infante don Antonio,

MI QUERIDO ANTONIO.

He recibido tu carta del 24, y he leido la copia de la de Murat y tu respuesta, que me ha satisfecho. Nunca dudé de tu prudencia y de tu adhesion á mi persona, y no sé como recompensarte. Ignoro como acabará todo esto; deseo que sea pronto y á satisfaccion de todos. Te prevengo que Napoleon tiene una carta de Maria Luisa que dice, que la abdicacion de mi padre fue forzada. Haz como quien lo ignora, pero obra en

su consecuencia, y guardate no sea que los malditos franceses te jueguen alguna de sus felonias. Soy tu apasionado hermano. Fernando. — Bayona 28 de abril de 1808.

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Carta de Fernando VII á su padre Cárlos IV.

>>Venerado padre y señor: V. M. ha convenido en que yo no tuve la menor influencia en los movimientos de Aranjuez, dirijidos como es notorio, y á V. M. consta, no á disgustarle del gobierno y del trono, sino á que se mantuviese en él, y no abandonase la multitud de los que en su ecsistencia dependian absolutamente del trono mismo. V. M. me dijo igualmente que su abdicacion habia sido espontánea, y que aun cuando alguno me asegurase lo contrario, no lo creyese, pues jamás habia firmado cosa alguna con mas gusto. Ahora me dice V. M. que aunque es cierto que hizo la abdicacion con toda libertad, todavía se reservó en su ánimo volver á tomar las riendas del gobierno cuando lo creyese conveniente. He preguntado en consecuencia á V. M. si quiere volver á reinar; y V. M. me ha respondido, que ni queria reinar, ni menos volver á España. No obstante me manda V. M. que renuncie en su favor la corona que me han dado las leyes fundamentales del reino, mediante su espontánea abdicacion. A un hijo que siempre se ha distinguido por el amor, respeto y obediencia á sus padres, ninguna prueba que pue

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