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zas, porque ellas son infalibles. Todos los españoles y canarios que se han presentado á nuestro ejército, han sido conservados en sus destinos y son tratados como americanos, asegurándoos que son dignos de este título, y se portan con el valor y lealtad que caracterizan á los hijos de Colombia. Del mismo modo, han sido recibidos con amistad y clemencia todos aquellos españoles, que han probado no ser desafectos á nuestro sistema, y se han mantenido en inaccion mientras los tiranos perseguian con el oprobio y la muerte á los inocentes americanos. Nuestras huestes no han menester de vuestros auxilios para triunfar; pero nuestra humanidad necesita de ejercerse en favor de los hombres, aun siendo españo les, y se resistę á derramar la sangre humana, que tan dolorosamente nos vemos obligados á verter al pie del árbol de la libertad. Por la última vez, españoles y canarios, oid la voz de la justicia de la clemencia. Si preferis nuestra causa á la de los tiranos, sereis perdonados, y disfrutareis de vuestros bienes, vidas y honor; si persistis en ser nuestros enemigos, alejaos de nuestro pais, ó preparaos á morir.-Cuartel general en San Cárlos, Junio 28 de 1813, año 3. de la independencia y 1.

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de la guerra.

Simon Bolivar.

Certifico.-Pedro Briceño Mendez, secretario.

Exitando á los venezolanos al sostenimiento de la guerra con sus bienes y personas.

SIMON BOLIVAR,

Brigadier de la Union y General en gefe del ejército libertador de Venezuela.

No obstante que me hallo íntimamente convencido, como todos los ciudadanos y habitantes de los Estados de Venezuela, de que mientras no alejemos de nuestro suelo y echemos hasta mas allá del Océano á nuestros opresores enemigos, que ocupan el pais como errantes y criminales aventureros, fascinando, y preocupando la sinceridad y candor de los campesinos incautos, para formar con sus pechos el baluarte de su iniquidad, y hacernos con ellos mismos la guerra mas atroz, como hasta aquí; no podremos formar un Gobierno estable y permanente, consolidar nuestra independencia y cantar la victoria; y que es necesario que en tanto

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nuestras armas vencedoras subsistan en continua agitacion, hasta lograr por entero el triunfo tan deseado ; quiero recordároslo con la sinceridad que me es característica. Si todos no contribuis eficazmente á tan sagrados fines, cada cual con lo que permitan sus facultades y circunstancias, nuestra lucha puede dilatarse, aunque jamas entorpecerse `ni desgraciarse; pues tengo jurado con mis heróicas tropas, morir antes que sucumbir por un solo instante á la tiranía española. Pero como esto solo no basta para sostener el propósito, pues sin auxilios y socorros oportunos nada podrá hacerse, espero que mis conciudadanos franca y generosamente se prestarán gustosos á proporcionarlos, ya por ser uno de sus imprescindibles deberes, ya por no degradarse del alto rango á que la providencia los ha elevado, y ya por imitar el asombroso ejemplo que la Nueva Granada y todos los pueblos del tránsito á esta capital han dado con nuestras tropas vencedoras, á las cuales nada las ha faltado para su subsistencia y lucha. Por lo que, y siendo mucho mayor el interes de los caraqueños, estimulados de un honor incuestionable y el mas acrisolado, espero que calificándolo mas y mas en las presentes circunstancias, atenderán mis clamores de un modo que deje confirmada para siempre su reputacion.

Ya se han dejado ver rasgos del patriotismo, bien cimentado en los heróicos corazones de muchos ciudadanos, que en per. sona se me han presentado á hacer demostraciones efectivas; pero de tal calidad que me han edificado y entusiasmado. Estoy persuadido de que ni la España entera, que desplegase contra nosotros, seria bastante para arrollarnos. Confieso, sin embargo, que no todos podrán hacer á su patria presentes tan lisonjeros, y que sobrando á muchos el deseo les sobrecojerá la pequeñez del exhibo. Conozco muy bien este grave inconveniente, y conozco tambien que aunque otros no lo tengan, tocarán la dificultad de no haber persona encargada de esta recaudacion. Por tanto he resuelto nombrar, como nombro, para que ante ellos se haga, á los cuatro corregidores recientemente electos, que diaria y nocturnamente se prestarán á cuantos ocurran con sus donativos, sean cuales fueren, pues no está ceñida mi esperanza á solo el metálico sonante, sino á cuantos artículos sean necesarios para la guerra en el supuesto de que el que no quiera que suene su nombre será reservado, y al que importe acreditar en todo tiempo sus servicios, se le entregará un comprobante que los califique. Con todos hablo, ciudadanos: á

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nadie exceptúo cualesquiera demostraciones llenarán mis deseos, pues que ellas nos han de elevar á la cumbre de la gloria.

Habrá padres de familia, jóvenes tiernos, y otras personas que no tengan con que acreditar su decidido interes: estoy muy convencido de esto, pero estos mismos padres, estos mismos jóvenes tienen la puerta abierta, los unos para sus hijos, y los otros por sí, para presentarse al Gobierno, que les destinará en lo que parezca mas á propósito; entendidos de que todos aquellos que se prestaren al servicio á que se les destinare, sin devengar los sueldos que les quepan en las clases en que se coloquen, serán sentados sus nombres en un libro que el Gobierno abre desde hoy, para que en todos tiempos conste tan heróico sacrificio, é igualmente el de sus hazañas personales; para que la posteridad tenga con la consideracion debida á su memoria y descendientes, uno de los libertadores de Venezuela.

Empleados de todas rentas y estados, á vosotros tambien se dirigen mis encarecimientos: un año entero gemísteis bajo el feroz y tirano yugo español, sin sueldos, oprimidos en oscuras cavernas, en los escombros, en miserables cabañas que antes desdeñábais, huyendo de la fiereza española. No será pues extraño que partais vuestra renta con el guerrero soldado, que tan noble y generosamente pone el pecho á las balas por defender vuestra libertad civil. Dentro de los muros de una ciudad, provista como esta de cuantos mantenimientos son necesarios, de cualquier modo podeis proporcionar vuestra subsistencia y la de vuestras familias, cubriendo las carnes con telas ordinarias, en obsequio de vuestra felicidad futura y la de toda vuestra posteridad: vuestra heroicidad resonará en el mundo entero. No así el soldado; que en campaña rompe bosques y breñas, tala montes, traspasa cimas; y en fin, se empeña en devorar ó ser devorado. Sin alimentos, sin vestido, y sin municiones nada podrá hacer su sueldo ha de ser satisfecho íntegramente, sin cuyo estímulo todo se arriesga, todo se aventura.

Ciudadanos, dad en estos momentos nuevas pruebas de vuestra lealtad, de vuestro amor y zelo, de vuestro patriotismo, para disfrutar perpétuamente de la seguridad y libertad que deseais, y por la que tanto anhelo. Dada en el cuartel general de Caracas, á 11 de Agosto de 1813, año 3. de la independencia y 1. de la Guerra á muerte.-Simon Bolivar.

Rafael Mérida, secretario de gracia y justicia.

A los Venezolanos.

SIMON BOLIVAR,

Brigadier de la Union, General en gefe del ejército libertador de Venezuela.

Nada me es tan satisfactorio como haber venido venciendo tantas dificultades y peligros para daros la libertad de que estábais privados. Lo he conseguido, y defenderé vuestros derechos hasta el último período de mi vida. Se necesitan sacrificios y cuento con vosotros. Ningun interes, ningun deseo debe abrigar todo conciudadano, que no sea el de conservar á toda costa la República. Yo he entrado en esta capital á tiempo que la dilapidacion y torpeza del Gobierno español ha agotado todos los recursos, y reducido á la nada los fondos públicos. Aun no ha terminado la guerra, y me he propuesto llevar mis huestes vencedoras donde quiera que haya enemigos de la patria; pero tocando los inconvenientes que resultan de la inmoderada distribucion de los premios, entre personas que no los hayan merecido por algun servicio extraordinario al Estado, desde ahora os hago conocer que todo empleado, sea militar ó político, lo será para servir, y no para presentarse con pomposas decoraciones y para obtener sueldos extraordinarios que debilitaron é hicieron ridícula nuestra República naciente. Una multitud de pretendientes rodean los tribunales, les quitan el tiempo preciso para la organizacion del Gobierno, y paralizan la marcha rápida que deben llevar en las actuales circunstancias. Ciudadanos, desde ahora os anuncio que habrá una reforma saludable en todos los empleos de la República, sea con respecto al número, sea con respecto á los sueldos. Nuestras erogaciones deben ser en proporcion con nuestros ingresos, para que se salve la patria. No faltarán hombres virtuo sos, que en todos ramos se contenten con lo necesario para la subsistencia; y estos son de los que me valdré para darle vigor á todos los ramos de la administracion pública. Las naciones todas contemplan nuestro actual estado. Ellas fueron testigos del desórden espantoso de nuestra antigua administracion, que lo sean tambien de nuestras reformas. Habitantes de Venezuela: cuento con vuestras virtudes, que serán el germen de los sacrificios que debemos hacer; y mis disposiciones en esta parte, serán siempre firmes

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y constantes para nuestro decoro y salvacion. Cuartel general en Ca

racas, á 13 de Agosto de 1813, año 3.o de la independencia y 1. o de la guerra.-Simon Bolivar.

A los soldados vencedores en Bárbula y las Trincheras, y que mar Coro y Maracaibo.

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SIMON BOLIVAR,

Brigadier de la Union, General en gefe del ejército libertador de Venezuela.

SOLDADOS.

El ejército español, que concibió el extravagante proyecto de subyugar nuevamente la República de Venezuela, no existe ya. En las gloriosas acciones de Bárbula y las Trincheras, vuestro valor deshizo sin el menor esfuerzo esas bandas de mercenarios, que los tiranos de la España enviaron á inmolar al filo de vuestra espada, pensando sin duda que vosotros érais los mismos esclavos, que en otros tiempos ellos degradaban y tenian en la esfera de los brutos. Pero su esterminio ha sido el resultado de tan audaces delirios. El ejército de Monteverde con su indigno caudillo ha desaparecido; y sus miserables reliquias solo han podido salvarse por el camino del deshonor, huyendo como liebres, y sepultándose en sus antiguas guaridas. Solo quinientos hombres, sin oficiales ni gefes, se han acogido al castillo de Puerto-Cabello á morir de hambre. peste y temor. Así se ha desvanecido la única y última esperanza de nuestros cobardes enemigos, que habian colocado toda su confianza en sus jactanciosos compatriotas los soldados españoles.

El cielo que protege siempre la buena causa, y abandona á su rigor á los tiranos de la humanidad, ha señalado su justicia haciendo perecer al azote de Venezuela, el abominable Monteverde, y á sus cómplices. Su mayor número ha quedado en el campo, y el menor anda errante por los bosques, buscando un asilo digno de su ferocidad en las cavernas de las fieras.

Soldados, nuestras armas libertadoras han vengado á Venezuela, inmolando á los tiranos que tan pérfidamente la engañaron para sacrificarla á sus miras de ambicion y avaricia. La sangre de estos mónstruos apacigua el clamor de los manes de nuestras víctimas :• ellas están satisfechas y el honor nacional vindicado. Mas nue

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