Los sueños, Volumen1

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La Lectura, 1916 - 298 páginas
 

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Página 213 - Esos huesos son el dibujo sobre que se labra el cuerpo del hombre; la muerte no la conocéis, y sois vosotros mismos vuestra muerte, tiene la cara de cada uno de vosotros y todos sois muertes de vosotros mismos; la calavera es el muerto y la cara es la muerte y lo que llamáis morir es acabar de morir y lo que llamáis nacer es empezar a morir y lo que llamáis vivir es morir viviendo, y los huesos es lo que de vosotros deja la muerte y lo que le sobra a la sepultura.
Página 122 - ... de hombres viles y bajos, como él con divinas costumbres se haga digno de imitación, se hace noble a sí y hace linaje para otros. Reímonos acá de ver lo que ultrajáis a los villanos, moros y judíos, como si en éstos no cupieran las virtudes que vosotros despreciáis.
Página 126 - Dióme grande risa el verlas convertidas en sabandijas tan pierniabiertas y que no se comen sino de medio abajo, como la dueña, cuya cara siempre es trabajosa y arrugada.
Página 213 - Eso no es la muerte sino los muertos, o lo que queda de los vivos. Estos huesos son el dibujo sobre que se labra el cuerpo del hombre. La muerte no la conocéis, y sois vosotros mismos vuestra muerte. Tiene la cara de cada uno de vosotros y todos sois muertes de vosotros mismos.
Página 98 - Volvíme a la mano izquierda y vi un acompañamiento tan reverendo, tanto coche, tanta carroza cargada de competencias al sol en humanas hermosuras y gran cantidad de galas y libreas, lindos caballos, mucha gente de capa negra y muchos caballeros. Yo, que siempre...
Página 265 - ¡Oh dueñas, nacidas y usadas en el mundo para perdición de mil recatadas y buenas intenciones! ¡Oh luengas y repulgadas tocas, escogidas para autorizar las salas y los estrados de señoras principales! ¡Y cuan al revés de lo que debíades usáis de vuestro casi ya forzoso oficio!
Página 123 - Y llegado a ver lo que es la honra mundana, no es nada. Por la honra no come el que tiene gana donde le sabría bien. Por la honra se muere la viuda entre dos paredes. Por la honra, sin saber qué es hombre, ni qué es gusto, se pasa la doncella treinta años casada consigo misma.
Página 214 - Y es de advertir que en todos los oficios, artes y estados, se ha introducido el don en hidalgos, en villanos : yo he visto sastres y albañiles con don, y ladrones y galeotes en galeras.
Página 96 - Tendí los ojos, codicioso de ver algún camino por buscar compañía, y veo, cosa digna de admiración, dos sendas" que nacían de un mismo lugar, y una se iba apartando de la otra, como que huyesen de acompañarse. Era la de mano derecha tan angosta, que no admite encarecimiento, y estaba, de la poca gente que por ella iba, llena de abrojos y asperezas y malos pasos.
Página 29 - Parecióme, pues, que veía un mancebo que, discurriendo por el aire, daba voz de su aliento a una trompeta, afeando con su fuerza, en parte, su hermosura. Halló el son obediencia en los mármoles y oídos en los muertos, y así, al punto comenzó a moverse toda la tierra ya dar licencia a los huesos que anduviesen unos en busca de otros.

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