Imágenes de páginas
PDF
EPUB

119

dirigido por Escoiquiz, y sostenido ya por personages como el duque de San Carlos, el del Infantado, y hasta por el infante don Antonio Pascual, que con ser un varon tan pacífico se habia alistado en las banderas de su sobrino, afanábase tambien por atraerse la amistad de Napoleon para derribar á Godoy. Uno de los medios que ideó para lograrlo el canónigo de Toledo fué persuadir al príncipe de Asturias que pidiera á Bonaparte por esposa una princesa de su familia. Fernando, aunque tenia instintos naturales de aversion á todo lo estrangero, accedió á ello, porque no se separaba de los consejos de su antiguo preceptor, en quien tenia la mayor confianza. Acordaron los hombres de este par

nuestros lectores de todo el curso
que siguieron, porque hemos lei-
do muchas cartas originales del
ministro español al príncipe fran-
cés, y de éste á aquél. Comenzó
Murat, en una larga conferencia
que tuvo con don Eugenio Iz-
quierdo en su casa de campo de
Neuilly en junio de 1805, por en-
salzar las prendas y hacer gran-
des elogios del príncipe de la Paz,
buscar analogías entre la eleva-
cion de ambos, indicar que, á
ejemplo del emperador mismo,
debian no detenerse en su carre-
ra, manifestar la estimacion en
que le tenía, y el deseo de servir-
le en todo. Esta conversacion se la
trasmitió Izquierdo á Godoy (en
carta de 3 de julio de 1805), ex-
citándole á que se diera por en-
tendido para con Murat del buen
concepto en que le tenia, y á
que le enviára, con toda la deli-
cadeza posible, algun presente
digno de su persona. Hemos vis-
to la primera carta que escribió

Godoy á Murat, por conducto de Izquierdo á quien la dirigió, por si hallaba conveniente, ó por si le parecia deber modificarla. Desde entonces se entendieron ya los dos diariamente, tratándose en las cartas como dos amigos, si bien se comprende el respectivo interés que á cada uno movie a á cultivar y mantener esta amistad.

Mr. Thiers, que, como siempre, cree ser el único poseedor de los documentos de esta época relativos á España, dice que existen en el Louvre trozos de esta correspondencia, que Napoleon pudo proporcionarse, é insert una carta del príncipe de la Paz al gran duque de Berg, escrita en 26 de diciembre de 1807.-Historia del Imperio, lib. XXVIII.-Nosotros podriamos llenar bastantes páginas con cartas que entre uno y otro personage se cruzaron en cerca de dos años.

tido tantear al nuevo embajador de Francia Beauharnais, hermano del primer marido de la emperatriz Josefina, que habia reemplazado al general Beurnonville; hombre de mediano talento, y menos diestro que afectado, amena conversacion y finos modales, y que tenia para ellos la ventaja de no ser amigo del príncipe de la Paz. Y siendo el canónigo Escoiquiz el que pasaba por mas ilustrado entre los de aquel bando, encomendósele entrar en relaciones con el embajador, á cuyo fin fué presentado en su casa con pretesto de ofrecerle un ejemplar de su poema de Méjico. De las buenas disposiciones del embajador habian informado ya don Juan Manuel de Villena, gentilhombre del príncipe de Asturias, y don Pedro Giraldo, su maestro de matemáticas; mas sin embargo no se dió aquel paso sin que Beauharnais se asegurase por medio de una seña convenida con el príncipe de Astúrias en el acto de presentar sus respetos á la córte en el Escorial de que Escoiquiz y sus agentes obraban en nombre del príncipe (").

(1) El conde de Toreno y otros escritores españoles suponen haber venido ya Beauharnais con instrucciones de Napoleon para observar el partido del príncipe de Astúrias y atraerle á las miras de la Francia. Los historiadores franceses afirman que la iniciativa de la negociacion á que nos referimos nació de los amigos y partidarios de aquel príncipe. Nosotros, sin negar que el embajador viniera para observar los

bandos que desgraciadamente dividian la corte y el palacio de España y esplotar aquellas lamentables discordias para sus ulteriores fines, nos inclinamos á creer que la idea de solicitar una princesa de Francia para el heredero del trono español y de atraer por este medio la proteccion imperial, fué pensamiento de los amigos de Fernando, y principalmente de Escoiquiz, y que ellos fueron los que buscaron las relaciones y

Una vez entabladas relaciones confidenciales entre Mr. de Beauharnais y el canónigo Escoiquiz, conviniéronse los dos en tener una entrevista solos y en sitio donde no pudieran ser notados. Al efecto, y para poder esplicarse tan á sus anchas como fuera menester, escogieron el Buen Retiro, hora la de las dos de la tarde, y dia uno de los mas ardientes del mes de julio. Alli bajo la impresion de un sol abrasador, despues de pintar Escoiquiz las pren das del jóven príncipe, su opresion, su aislamiento, sus peligros, en tanto que para humillarle se ensalzaba á un vasallo suyo hasta hacerle casi igual á los reyes, dejóse caer sobre la conveniencia de enlazar á Fernando con una princesa de la familia del emperador, cuya proteccion deseaba, como la única que podia salvarle de los riesgos que estaba corriendo, y asegurar su sucesion, uniendo más y más los lazos y los intereses de ambas naciones. Convino Beauharnais en las ventajas de aquella union y halagó la idea del enlace, y más habiéndole acaso indicado que la solicitada sería su prima Estefanía Tascher de la Pageríe. Puso el embajador la conversacion y las relaciones en que estaba con el príncipe en conocimiento del emperador, pero acerca del proyecto escribia tan vaga y embozadamente que hubo de de

la amistad del embajador. Nos induce á pensar asi el contesto de los despachos que mediaron entre éste y el ministro de Francia, y además la época en que vino

Beauharnais, época en que to davia Napoleon no habia fijado el giro que habia de dar á sus proyectos sobre España.

cirle el ministro Champagny que fuera mas esplícito y descifrára tales enigmas y misterios. El por su parte pidió por escrito á Escoiquiz (30 de setiembre, 1807) pruebas ó seguridades de lo convenido, porque no bastaban dichos y ofertas habladas que se lleva fácilmente el viento. Entonces fué cuando Escoiquiz aconsejó á Fernando, y él accedió á escribir, sin reparar en sus deberes de hijo y de súbdito español, las dos célebres y malhadadas cartas, una á Mr. de Beauharnais, y otra al emperador mismo, que decian asi:

A Beauharnais: «Permitidme, señor embajador, que os manifieste mi reconocimiento por las pruebas de estimacion y de afecto que me habeis dado en la correspondencia secreta é indirecta que hemos tenido hasta ahora por medio de la persona que sabeis y que merece toda mi confianza. Debo, en fin, á vuestras bondades, lo que jamás olvidaré, la dicha de poder espresar directamente y sin riesgo al grande emperador vuestro amo los sentimientos tan largo tiempo retenidos en mi corazon. Aprovecho, pues, este feliz momento para dirigir por vuestra mano á S. M. I. y R. la carta adjunta, y temeroso de importunarle con una estension desusada, no esplico mas que á medias la estimacion y el respeto que me inspira su persona: os suplico, señor embajador, que suplais este defecto en las que tendreis el honor de escribirle.

Me hareis tambien el favor de añadir á S. M. I. y R. que le ruego se sirva dispensarme las faltas de estilo y otras que encontrará en mi referida carta, tanto por mi cualidad de estrangero, como en consideracion á la zozobra y dificultad con que me he visto obligado á escribirla,

estando, como sabeis, rodeado hasta en mí misma habitacion de espías que me observan, aprovechando para ello los cortos instantes que puedo ocultarme á sus malignas miradas. Como me lisongeo de obtener en este asunto la proteccion de S. M. I. y R., y por consecuencia serian necesarias comunicaciones mas frecuentes, he encargado á la susodicha persona, que ha tenido esta comision hasta ahora, el que adopte con vos las medidas conducentes al mejor éxito: y como hasta la presente no ha tenido mas garantía para dicha comision que los signos convenidos, hallándome completamente persuadido de su lealtad, discrecion y prudencia, le confiero por esta carta mis plenos y absolutos poderes para tratar de este negocio hasta su conclusion, y ratifico todo lo que en este punto diga ó haga en mi nombre, como si yo mismo lo hubiese dicho ó hecho; lo cual tendreis la bondad de hacer que llegue á conocimiento de S. M. I. con la espresion mas sincera de mi agradecimiento.

»Tendreis tambien la bondad de decirle, que si por ven tura S. M. I. juzga en cualquier tiempo útil que yo envie á su córte con el secreto conveniente alguna persona de mi confianza, para que pueda dar acerca de mi situacion noticias mas estensas que las que pueden comunicarse por escrito, ó para cualquiera otro objeto que su sabiduría juz-. gue necesario, S. M. I. no tiene mas que mandarlo para ser obedecido en el momento, como lo será en todo lo que dependa de mí.

»Os renuevo, señor, las seguridades de mi estimacion y de mi gratitud; os ruego conserveis esta carta como un testimonio eterno de mis sentimientos, y pido á Dios os conserve en su santa guarda.

>>Escrito y firmado de mi propia mano, y sellado con

« AnteriorContinuar »