Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Asi entablada la negociacion, y encargado por Napoleon el mariscal de palacio Duroc de entenderse. con Izquierdo, á escondidas del embajador acreditado de España en París, príncipe de Masserano, el proyecto halló algunos reparos en aquella córte, sobre los cuales continuaba Izquierdo consultando al príncipe de la Paz, cuyas contestaciones trasmitía aquél al mariscal Duroc, y éste á su vez al emperador. De este modo proseguía tratándose este negocio, hasta que á consecuencia de un despacho del príncipe de la Paz de 26 de mayo (1806), y de convenir ya Napoleon en la particion del Portugal, destinando una parte para el príncipe de la Paz, pero queriendo que se diese la otra al rey de Etruria, é indicando deseos de quedarse con el puerto de Pasages en Guipúzcoa, y de obtener la libre introduccion en España de los algodones y paños franceses, se vió Izquierdo en el caso de escribir á Godoy con fecha 7 de junio lo que hemos copiado y nuestros lectores habrán visto en el cap. XV. del presente libro. Al márgen de aquella

»ra que ambos gobiernos se co»>municasen por un conducto fiel, »seguro, secreto, y de tal lealtad, »jamás intereses o pensamientos » suyos personales con los del Es>>tado, como han hecho casi todos >>los embajadores de ambas po>>tencias en estos últimos tiem>>pos, con graves é incalculables »perjuicios de nuestra patria.» -Carta de don Eugenio Izquierdo á don Pedro Cevallos en 10 de

abril de 1808.-Coleccion de Llorente.

Confesamos que al leer esto, sospechamos al pronto si habriamos soñado la correspondencia original que en el testo citamos y á que nos hemos referido. Mas después hemos adquirido la evidencia de haberla visto despiertos, de la misma manera que la que en este capítulo nos resta todavía citar.

comunicacion escribió el príncipe de la Paz de su puño, en Aranjuez, lo siguiente:

«Pero el todo del despacho se reduce á que si la casa de Etruria pasa al Portugal, dividiéndole en dos, mitad para el rey y mitad para mí, el enlace de mi hija con el >>rey, cuya edad es igual, podria hacer que este país vuel»va á un pié mas respetable, etc. Que la casa de Portugal »>pase á Etruria, y en este caso la princesa casará con nues>>tro príncipe. SS. MM. están muy contentos de este plan, >>de que no queda mas noticia, pues no copio mi carta. >>

Estos nuevos planes y proposiciones de Godoy, que constituian el fondo y sustancia de su contestacion á Izquierdo, segun la nota marginal de su letra, llegaron á París cuando ya Napoleon, por medio del ministro Talleyrand, habia hecho notificar al consejero Izquierdo cuál era la solucion que él queria y pensaba dar á este negocio, con encargo de que lo propusiera á los reyes de España y al príncipe de la Paz, á fin de que sin pérdida de tiempo pudiera terminarse definitivamente, que fué lo que en despacho de 15 de junio. trasmitió Izquierdo á Godoy, formulado en trece artículos, cuyo testo dimos tambien á conocer en nuestro capítulo XV (1).

Indicamos allí que las novedades ocurridas en

(1) Aquellos dos documentos, unidos á los que en el presente capítulo insertamos, ó á la letra ó en estracto, forman la historia correlativa y completa de esta

TOMO XXIII.

interesante y curiosa negociacion. El lector que no tenga presentes aquellos, los podrá recordar fácilmente.

10

[ocr errors]

aquel tiempo en las relaciones de Francia con otras potencias de Europa paralizáron y dejaron en suspenso esta negociacion, cuando á los actores españoles en ella interesados les parecia estar llegando á su término y creian tocar ya el fruto de sus trabajos. Mas aunque Napoleon guardó desde aquella fecha un silencio y manifestó un desvío y un desden muy significativos, todavía el de la Paz é Izquierdo continuaron sus gestiones con singular esfuerzo, segun que las nuevas circunstancias permitian, y de la manera que nos reservamos decir en este lugar para completar la historia de este curioso asunto. Las instrucciones que el príncipe de la Paz siguió dando en los meses de julio y agosto á su agente íntimo en París, fueron estractadas por éste, y colocadas en órden numérico para ir contestando á todas sucesivamente. De ellas solo mencionarémos las que iban mas derechamente encaminadas al mismo propósito.

«Interesa á nuestra tranquilidad la pronta conclusion »del negociado de Portugal (núm. 2).-Observar, inquirir, »indagar, y decirme cosas positivas; porque veo que van á »dejar á V. con los paños puestos, y á decirle: ese es el »tratado, firmele V., y sinó no hay nada (núm. 8).-Hacer >>las observaciones debidas para que Mr. de Talleyrand res»ponda, si, en el caso de hacerse la paz con Inglaterra, ten»drá efecto lo de Portugal sin faltar á ella (núm. 9.)—El »príncipe Murat nos es de grande apoyo (núm. 17).—Apu>>rar los medios hasta saber cosas ciertas sobre si, muerto »el príncipe Luis, que está para poca vida, se pensaría en

>>que el nuestro se casase con su viuda (núm. 18).-Hicie»ron á V. que faltase á la amistad de Lacepede: perdimos »>injusta é impolíticamente la llave maestra de nuestras >>negociaciones; se burlaron de V. Duroc y Talleyrand, Docultando éste lo que se trataba, disculpándose con no >>tener noticias de lo que pensaba el emperador, ni menos >>sus órdenes para presentarle escritos, diciendo que fuese »V. á Lacepede, pues que su conducto era el mas seguro. »Y bien: ¿qué prueba esta conducta? La mala fé entre los >>hombres. Perdimos pues los canales de comunicacion: >>Ouvrard mismo hubiera sido un recurso, pero faltó, y >>con mucho daño nuestro. Llegó Michel, y para conservar >>la correspondencia del príncipe Murat, única relacion que »nos queda, aceptaré lo propuesto por aquél, si hay utili»dad y ventajas que exijan este sacrificio. La mediacion »del príncipe Murat, sus relaciones, segun manifiesta su »correspondencia, no son indiferentes ni. estériles (núme»ro 25).

>>Verificada la paz, debe V. regresar á España, trayén, »dose hasta el mas minimo papel de nuestra correspondencia, »y si pudiese readquirir la pasada al emperador, seria aun »mas de mi satisfaccion. Debe venir para recibir nuevas »>instrucciones, debe pasar ántes una nota despidiéndose »del emperador y tomando su vénia, asegurando en mi >>nombre que jamás serán otras mis ideas, ni variarán mis »principios, etc., etc.-Valiéndose de toda su prudencia «en los últimos momentos, nada hable, nada diga, ni des>>pliegue sus lábios hasta venir á mi presencia: esto es lo »que más interesa á nuestra reputacion (núm. 27 y 28).— Aun no ha llegado la carta del emperador para S. M., y nesta ocurrencia estraordinaria limita mis esplicaciones, » pues me cierra el campo á la combinacion; pero repito lo

>>dicho en cuanto á la reina de Etruria y á mi persona. Mos si el principe de Portugal está loco, ¿cómo ha de goberEnar en ningun país? ¿La regencia en su mano, convendrá »>á los intereses de España? ¿La familia ha de subsistir en »aquel punto, estableciéndose en él otra regencia?... Por >>lo que pueda convenir, incluyo las cartas de la princesa » del Brasil á sus padres, y otras y otras, para que tome »>ideas de los negocios, así políticos como domésticos, de »Portugal (núm. 29).-Llegó la carta del emperador. En >> ella se dan ideas de empezarse las negociaciones, y se aña»de que el rey puede enviar á París persona de su confian»za con instrucciones y poderes... ¿Querrá escluir á V.?.. >>En tal caso, ¿en dónde están las esperanzas? S. M. nom>>bra dos sugetos, al embajador y á V. Si en observancia »de las órdenes con que V. se halla autorizado anterior» mente, hubiese firmado el tratado, S. M. lo aprueba y de»ja sin valor el último poder. Así, segun están las cosas, »> entregará V. ó retendrá la carta que con los poderes se >>le dirige para el embajador (uúm. 30).-Incluyo tambien »la carta para el principe de Benevento. Reflexionar todo; reasumir cuanto he escrito sobre tan difíciles negocios, y »fijándose en el punto que conviene, proceder enérgica y »categóricamente... (núm 34).-V. me devolverá las cartus »que incluyo. Encargo reserva y prudencia. Los enojos se >>ponen á un lado, cuando importa más que su satisfaccion »la armonía de que se trata. Instrúyame V. de todo, de » todo. Cuidado el uso que se hace de las cartas; devuelvamelas » V. al punto; pues traslucida esta confianza que hago en V., se »perderia el mérito del secreto, y aun ¿quién sabe las resultas? (núm. 33).-La residencia de V. en París no es tam>>poco necesaria. Terminados estos negocios, vuélvase V. »en la forma que le previne en mis anteriores (núm. 35).

« AnteriorContinuar »