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tambien se restableció el proto-medicato; se confirmó la junta superior gubernativa de farmacia, se prohibió rigorosamente el ejercicio de la cirugía á los que careciesen de las condiciones prevenidas por las leyes (1); se prescribieron los años de estudio que se habian de exigir para la licenciatura en jurisprudencia y en derecho canónico, aumentándolos hasta diez, asi para asegurar mejor la buena administracion de justicia, como para dificultar la carrera, y disminuir (lo cual es notable) el excesivo número de abogados que habia ya entonces (2); diéronse unas ordenanzas para el régimen y gobierno de la facultad de farmacia (3), y otras para el régimen escolástico y económico de los colegios de cirugía (4), y se otorgaban, ya gracias y exenciones á los alumnos, ya privilegios de fuero militar á los profesores de ciertos colegios y facultades (5). Si la reforma general de los estudios públicos, y principalmente de los universitarios, no correspondió á lo que demandaba ya el progreso de las ideas, ni á lo que

(4) Circulares de 28 de setiembre de 1801.

(2) «El rey, decia la circular, »no ha podido menos de reparar »que la multitud de abogados en > sus dominios es uno de los ma»yores males. La pobreza, inse>parable de una profesion que no >puede socorrer á todos, inventa »las discordias entre las familias Den vez de conciliar sus derechos; »se sujetan, cuando nó á vilezas, »á acciones indecorosas que los degradan de la estimación pública, y por último se hace ve

>>nal el dictámen, la defensa de »la justicia, y en vez de la imparrcialidad y rectitud de corazon, »solo se encuentran medios y ar» dides que eternizan los pleitos; »aniquilan 6 empobrecen las ca»sas.-Circular de 14 de setiembre de 1802.

(3) Real cédula de 5 de febrero de 1804.

(4) Cédula de 6 de mayo, 1804. (5) Circulares de 34 de julio de 1804, y 20 de diciembre de 1804.

habia intentado el gran Jovellanos al apuntar el presente siglo, ya en otro lugar señalamos la causa, á saber, el elemento de reaccion que en el seno del gabinete de Cárlos IV. existia constantemente representado en el ministro Caballero.

Y sin embargo, el plan general de estudios de 1807 fué mejor que todos los anteriores; pues sobre ser general para todo el reino, sobre dar mas regularidad y uniformidad á los estudios, mejor órden al de las facultades, y mas importancia á las ciencias naturales y exactas, sobre añadir enseñanzas nuevas, como el derecho público y la economía política, y sobre establecer en todo mejores métodos, hacía la gran reforma de reducir á la mitad el número de las universidades, suprimiendo la mayor parte de las que se nombraban menores, agregándolas á las que quedaban segun su localidad y proporcion (1). La circunstancia de mandarse en este plan que «la norma de todas en lo científico, y cuanto á esto pertenezca, y en todo lo demas que aqui se espresáre, » fuese la de Salamanca, induce á creer que deberá ser cierto lo que se cuenta, á saber, que el ministro Caballero, instado porfiadamente por los profesores de Salamanca sus amigos, á que pusiera los estudios mas en consonancia con los adelantos que las ciencias habian hecho en Europa, les

(4) Se suprimieron las de Toledo, Osma, Oñate, Orihuela, Avila, Irache, Baeza, Osuna, Almagro, Gandía y Sigüenza.-Que

daban las de Salamanca, Alcalá, Valladolid, Sevilla, Granada, Valencia, Zaragoza, Huesca, Cervera, Santiago y Oviedo.

dijo, no pudiendo resistir ya más á sus excitaciones: «Pues bien, haced vosotros lo mejor sin comprometerme.» Y que á esto se debió el arrancar de Caballero un plan mas razonable, y el que para él fuesen tomados los estudios de la de Salamanca por modelo. Pero tál como fuese el plan de Estudios de 12 de julio de 1807, no hubo tiempo para poder recoger su fruto ni verse sus resultados, puesto que á poco sobrevinieron los acontecimientos que cambiaron la faz de la nacion (1).

Una de las ciencias que cultivada ya con solicitud en tiempo de Cárlos III. siguió recibiendo señalado fomento en el de Cárlos IV. fué la botánica. Ademas de la escuela especial establecida en el jardin de Madrid para educar maestros que difundieran los conocimientos de este ramo por las provincias, fué un notable y honroso testimonio de celo y de progreso en esta materia el jardin de aclimatacion que se formó en Sanlúcar de Barrameda, y que puesto bajo la inmediata inspeccion de la Sociedad patriótica dió admira

(4) El conde de Toreno, en su Historia del levantamiento, guerra y revolucion de España, refiriéndose en dos ocasiones á este plan, hace cargos por él asi á Caballero como al príncipe de la Paz, atribuyéndoles haberse propuesto establecer un sistema de opresion en los estudios y contener el vuelo del pensamiento. El autor de la Historia de la Instruccion pública en España, Gil de

Zárate, declara abiertamente que no puede convenir en este juício con el noble conde, y que no encuentra justo el cargo. La lectura de aquel plan, que tenemos á la vista, nos inspira á nosotros un juicio mas conforme al del autor de la Historia de la Instruccion pública, que al del autor de la del Levantamiento, guerra y revolucion de España.

bles frutos, á que contribuyó la liberalidad de las corporaciones y particulares del pais, consiguiendo ver prevalecer en aquel bello establecimiento árboles, arbustos y plantas de las cuatro partes del mundo. Proyectada estuvo y aun decretada la creacion de veinte y cuatro escuelas ó institutos de agricultura práctica en los dominios españoles ("), pero su planteamiento y realizacion exigia medios y recursos que no tuvo ni tiempo ni facilidad de desenvolver el príncipe de la Paz, que acarició este pensamiento y meditaba hacer servir para él las granjas

siguientes:

4.a «Se fundarán veinte y cuatro establecimientos botánicos en los dominios europeos y ultramarinos de S. M. luego que las obligaciones imprescindibles de la corona permitan dotarlos convenientemente, comenzando por los de la península:

2. «El principal objeto de esestablecimientos será la enseñanza práctica de la agricultura, dirigida por la botánica, y apoyada en la observacion y en la esperiencia.

(4) «Deseoso el Rey, decia el diario oficial, de contribuir con toda eficacia al bien de sus amados vasallos y á la prosperidad del Estado, y persuadido de que en una monarquía tan favorecida de la naturaleza nada puede ser mas ventajoso que la introduccion de preciosas producciones en la agricultura y en el comercio, y la propagacion de los conocimientos tos agronómicos y botánicos, para lo cual no solamente se necesitaba ofrecer á la juventud una nueva y gloriosa carrera, sino proporcionar por medio de varios establecimientos combinados que se difundiera igualmente por todas partes la accion de la enseñanza y del ejemplo, se ha dignado espedir una real órden, comunicada por el Excmo. señor don Pedro Ceballos, primer secretario de Estado y del despacho, á don Francisco Antonio Zea, gefe y primer profesor del real jardin Botánico de Madrid, la que, entre otras disposiciones importantes, contiene en resúmen las

3.a «Reuniránse en ellos todas las producciones útiles del país, sujetando al cultivo las que fueren silvestres, indagando sus diversos sexos, y promoviendo su introduccion en la agricultura y en el comercio. Servirán tambien para aclimatar en unas provincias las producciones de otras ó de agenos paises, pero bajo ciertos principios de economía pública que se fijarán, etc. »Gaceta del 44 de marzo de 1806.

de las comunidades religiosas sin mas costo que el de los profesores. Y por último, los sábios botánicos que habian florecido y tanta reputacion habian ganado ya en el reinado anterior, continuaron en éste, brillando ellos y difundiendo la ciencia en uno y otro hemisferio, protegidos por el monarca. Corria ya el año 1804 cuando la muerte arrebató al fecundo Cavanilles al tiempo que tenia en prensa el primer volúmen de su Hortus regius Matritensis, y cuando acababa de aumentar el número de sus obras con los Anales de Historia natural, y se habia dado á luz por órden del gobierno la Descripcion de las plantas, precedida de los Elementos de Botánica. Todavía cuatro años mas adelante falleció en Santa Fé de Bogotá (14 de setiembre, 1808) el laborioso Mutis, cuando daba la última mano á su obra favorita de la Historia de los árboles de la quina, que nadie ha conocido como él, despues de dejar multitud de manuscritos sobre las plantas, sobre meteorología y sobre minas, un herbario de veinte mil plantas con mas de cinco mil láminas de ellas, y otras ricas colecciones, te stimonio á un tiempo de su laboriosidad y de su cien cia, y de la munificencia y generosidad de los monarcas españoles.

á

Respecto á publicaciones de otra índole, esto es, las que versaban sobre materias ó doctrinas filosóficas, políticas ó morales, obsérvanse disposiciones contradictorias, unas de represion, otras de libertad, natural consecuencia del antagonismo que estaba representa

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