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siempre deja correr la pluma á impulsos de la intencion más sana. Sin duda el título de Fray Gerundio sacólo de la obra del Padre Isla, mas no con propósito de imitar á aquel prototipo de revesado y campanudo lenguaje; antes bien resalta por la llaneza el suyo. Don Modesto Lafuente era la personificacion de Fray Gerundio á los ojos de todos; y real parecia la existencia del imaginario Tirabeque, lego á quien hizo popularísimo en sus capilladas. Como todo pasaba entre frailes, sus diálogos á menudo huelen á sala de profundis ó á refectorio; y este es uno de los méritos principales de aquel periódico originalísimo por esencia: otro más alto estriba notoriamente en discutir sobre las materias más intrincadas tal como lo haria cualquier campesino, si fuera culto y se hallára en proporcion de formar juicios propios: identificándose con los mas rústicos y vulgares y dándoles bien digeridas las especies, por buen camino llegó al disfrute de una popularidad extraordinaria y bien merecida. Sobremanera trabajó por la ilustracion pública y con gran fruto, pues no habia rincon de España, donde no se leyera el Fray Gerundio á solas ó ante numeroso auditorio. Dos capilladas se publicaban semanales, y próximamente se tiraban seis mil ejemplares. Jamás tuvo Don Modesto Lafuente que arrepentirse de figurar como esparcidor de malas doctrinas, pues de contínuo se esforzó por el progreso moral y material de su patria.

Más tuvo que aguzar el ingenio que antes, para que no decayera el periódico de interés é importancia, ya triunfantes los progresistas, con cuyas opiniones eran más afines las suyas. Triunfal viaje hizo por las provincias andaluzas y otras del reino: con festejos le agasajaron las Diputaciones provinciales y los municipios: de pueblo en pueblo oia repicar las campanas y estallar cohetes á su llegada: entre banquetes y otros convites pasaba el dia, y no pasaba noche sin que le dieran serenatas con músicas del país ó militares. Una fiesta de meses gozó de este modo: sus trabajos le rendian sumo provecho y á la par muy singular honra: jamás corrieron mejores parejas lo útil y lo dulce. Y sin embargo, pocos meses despues cesaba de improviso la publicacion del Fray Gerundio, á causa de no hallar Don Modesto Lafuente la debida reparacion legal de un atropello injustificable. Su periódico formaba ya diez y seis tomos; solamente en América se vendieron quince mil volúmenes á precio bastante subido por los portes.

No parece dudoso que de la coalicion formára parte importantísima Don Modesto Lafuente con su Fray Gerundio, si viviera cuando la propuso El Eco del Comercio y la aceptaron otros periódicos progresistas, y tambien El Heraldo y La Postdata, sostenedores de las doctrinas moderadas, cada cual por su tono. Fecundísima debió ser la coalicion aquella en bienes, sin más que proceder todos con hidalguía despues de alcanzar

la victoria. Si antes los progresistas habian triunfado á consecuencia de la sedicion de la Granja, mucho hicieron con formar la Constitucion de 1837 en términos propios á merecer la aceptacion de sus adversarios para que se les absolviese de aquella culpa: si tras el pronunciamiento de Setiembre se apresuraron á eliminar de todo puesto público y á impedir la influencia de los sostenedores del moderantismo, mediante la coalicion abriéronles camino expedito para volver á entrar en juego. Sabido es cómo de Mayo á Julio se transformó la situacion política de España con la caida y einigracion del regente del reino á Lóndres, y con la restauracion del ministerio de Don Joaquin María Lopez como especie de gobierno provisional hasta que por Octubre de 1843 se reunieron las córtes y declararon mayor de edad á la Reina Doña Isabel II. á poco más de trece años. No encaja aquí bien la relacion de lo acontecido sobre la exoneracion de Don Salustiano Olózaga de su ministerio, ni sobre el rápido cambio de frente que Don Luis Gonzalez Brabo hizo á la faz de la nacion y del mundo, ni sobre la ruptura de la coalicion y el encono perseguidor contra los que la habian proclamado generosos. Mientras se verificaban estos sucesos por demás lamentables, y mientras los moderades volvian á abrir el período constituyente sin cordura, al poner manos reformadoras y reaccionarias en el código fundamental de la monarquía española, que toda la gran

familia liberal tenia por suyo, Don Modesto Lafuente visitaba la Francia, la Bélgica y la Holanda, y hacia de vuelta muy amena descripcion de sus viajes, con éxito de que dan testimonio dos ediciones expendidas una tras otra.

Con el título, de Teatro social del Siglo XIX. publicó nuestro escritor fecundo en 1846 hasta veintinueve funciones, dando este nombre á las antiguas capilladas, siguiendo el tono del Fray Gerundio, y no apartándose de su lego Pelegrin Tirabeque. Poco hay allí de politica militante, y mucho de costumbres: Cubí aparece con su frenología y su magnetismo, y el doctor Nuñez con su homeopatía de moda: bajo el epíteto de Don Fruto de las Minas se lee una historia novelesca é instructiva de sumo agrado; bajo el de La empleatividad una comedia en tres actos, donde un Don Juan figura como pretendiente, empleado y cesante; bajo el de Madrid en 1820 6 Aventuras de Don Lucio Lanzas se vé un gran cuadro de transformacion de la capital de España á la francesa. Acerca de La Civilizacion hay varias conferencias, en las cuales tercia un Don Magin con Fray Gerundio y con su lego; y la síntesis hállase en las siguientes palabras:- «Este Don Magin, este amigo íntimo, inseparable y consecuente, que no me ha abandonado en ninguna situacion de la vida, es mi propia imaginacion gerundiana, que muchas veces me habia representado los pros y las contras de la Civilizacion tal como general

mente se entiende y á la cual se mira como el supremo bien que pueden alcanzar los hombres y los Estados. Mi objeto en estos diálogos ó conferencias ha sido procurar hacer ver que esa Civilizacion tan decantada ni mejora la sociedad tanto como á primera vista se cree, ni hace á los hombres más felices por lo mismo que hace desaparecer la sencillez de las costumbres, destierra la sinceridad, ahoga la poesía y apaga los sentimientos del corazon, mientras no esté cimentada en la moral, y mientras los hombres, que gobiernan los Estados ó dirigen la opinion pública, sigan promoviendo casi exclusivamente el espíritu del cálculo de utilidad y del interés material, que engendra el egoismo con menoscabo de las virtudes y de los afectos del alma, que son la base de la felicidad. He creido la cuestion de alta importancia y trascendencia, y he hecho estas ligeras observaciones, no con la presuncion de decidir ni con el intento de fallar, sino por si pudieren servir á llamar la atencion y á estimular á otros más ilustrados génios á esclarecerla y tratarla con la profundidad que por su importancia merece, y si esto lograse me felicitaria de haber hecho un gran bien.» Muy notables artículos hay además sobre la Bolsa, los desafíos y los suicidios. De interés extraordinario es la série de las decoraciones relativas al Movimiento universal del mundo. en cuanto al de las ideas políticas y concretándose á España, no es para omitido un pasaje de tanto gracejo y oportuni

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