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Que en 1834 hizo nueva oposicion á las cátedras vacantes de Teología, y con vista y aprobacion de los ejercicios obtuvo una de ellas, que desempeña actualmente á satisfaccion mia. Que en el mismo curso y á distintas horas enseñó por encargo particular mio, que le hizo el digno procurador á Córtes Doctor don Francisco Diez Gonzalez, entonces rector del Seminario, las materias del quinto año de Teología, habiendo sostenido los actos públicos correspondientes á una y otra enseñanza, demarcando en las proposiciones en qué debe consistir la concordia del Sacerdocio y del Imperio, defendiendo con maestría las doctrinas más conformes y favorables á las instituciones que felizmente nos rigen. Que ha ejercido en distintas épocas el destino de Vice Rector de dicho establecimiento, desplegando siempre un distinguido celo por la buena educacion y aprovechamiento literario de los jóvenes que estaban á su cuidado. Que le he confiado la secretaría de estudios del mismo seminario, que desempeña actualmente con exactitud é inteligencia. Que tiene dadas pruebas inequívocas tanto en particular como en público de la más juiciosa y sincera adhesion al Gobierno de S. M. la Reina Doña Isabel II., inculcando contínuamente á los jóvenes las doctrinas más favorables al gobierno representativo y libertades patrias. Finalmente que es de buena vida, fama y costumbres, y que no está excomulgado, irregular ni procesado por delito alguno que se sepa. Por todo lo

cual le considero digno de obtener cualquier beneficio, dignidad ó prebenda con que S. M. tuviese á bien agraciarle.»

Tal es el testimonio brillante que uno de los prelados contemporáneos más ilustres de la Iglesia española dá sobre la carrera literaria del que por entonces aun no se habia dado á conocer sino en esfera muy reducida. Terminados tenia sus estudios y arraigadas sus opiniones. Bajo el influjo de los sucesos políticos de su patria brotaron fecundas en su espíritu desde la edad más tierna. Cuando empezaba á balbucir palabras, sin duda aprendió los nombres de Daoiz y Velarde, que heróicamente acababan de bajar al sepulcro: tal vez derramó lágrimas inocentes al ver llorar á sus parientes y convecinos por la muerte de hijos ó hermanos en las jornadas infelices de Cabezon y de Rioseco: acaso la primera chispa del entusiasmo estalló en su corazon al oir los cánticos de triunfo de los Arapiles y de Vitoria; y sin duda asistió virtualmente en la niñez á la mejor escuela de patriotismo con los nobles ejemplos y rasgos sublimes, que daban cotidiano pasto á las conversaciones familiares durante la guerra de la independencia y la revolucion de España. No acertaria á concebir de ningun modo cómo se prolongaron las aflicciones, despues de la vuelta del rey Fernando, y cuando era de esperar que se gozasen las delicias de fraternal concordia á la sombra de frescos é inmarcesibles laureles. Dia por dia

se lo fué naturalmente explicando y desde los primeros albores de su edad lozana; y así ya propendia á las ideas liberales cuando á la ciudad de Leon fué de trece años para proseguir sus estudios. Entre sus papeles hay una certificacion muy notable, como que por ella se viene en conocimiento de que tuvo que vencer grandes obstáculos para que el año de 1824 le admitiera el seminario de Leon entre sus alumnos, á causa de haberse ya señalado por su adhesion al sistema constitucional en los tres años anteriores. Restablecido viólo alborozado bajo los auspicios de la Reina Gobernadora. Copia de instruccion tenia bas-tante, ordenado estaba de primera tonsura, y con el estado eclesiástico no habia aun roto de plano, puesto que el señor obispo de Astorga le recomendaba eficazmente para cualquier dignidad ó prebenda.

Por la carrera civil decidióse Don Modesto Lafuente en el mismo año. Secretario de la junta diocesana de regulares de Leon fué su primer destino, y de la decimal el segundo. Sólo once meses estuvo en ambos, hasta que fué nombrado oficial primero del gobierno político de Leon á 2 de Setiembre de 1837 con el sueldo de nueve mil reales. Su hoja de servicios formó con fecha 26 de octubre, y su jefe redactó la siguiente nota:-«La conducta moral de este empleado es irreprensible; la política digna de imitacion. Es decidido por la justa causa de la libertad, Constitucion de 1837 é Isabel II. constitucional. La opi

nion pública de esta provincia y sus limítrofes le mira como un genio. Redacta hace siete meses con aceptacion general un periódico bajo el título de Fray Gerundio, en estilo festivo, crítico, satírico, en el que tiene consignados sus principios ya enunciados, defiende la legalidad, ataca los abusos, proclama las economías, sostiene las reformas, y'levauta á menudo su voz para que se termine la guerra civil. Su capacidad es general: en todos los ramos tiene conoci. mientos poco comunes: aun siendo el primer destino. administrativo que ejerce, los desplega con tal rapidez que promete ser un gran jefe político. Justificado, celoso en el cumplimiento de sus deberes, asistente con asiduidad á las horas ordinarias y extraordinarias de oficina, con un fondo de probidad excelente, es digno de mi confianza y puede serlo de la del Gobierno de S. M.» Para que resalte más el valor de esta honorífica recomendacion bueno es añadir que la hacia don Miguel Antonio Carnacho, jefe político de grande autoridad por sus extensas luces y su entereza acrisolada.

Ya por entonces no escrupulizaban los ministros. quitar el sustento de un rasgo de pluma y por simple arbitrariedad á cualquier servidor del Estado, sin que la hombría de bien y la suficiencia puedan á nadie servir de escudo. No eran transcurridos cuatro meses de recomendacion tan de brillo, cuando el señor Don Modesto Lafuente quedaba en situacion de cesante.

Томо ххх.

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Oficial primero de su secretaría le hizo la Diputacion provincial de Leon sin demora, y antes de un mes le enviaba la de Cáceres el nombramiento de secretario con el sueldo de 16,000 reales y en atencion á su mérito y recomendables circunstancias. Como presidente de la última Corporacion popular y acusando el recibo de su respuesta, Don José García de Atocha, le escribió así de oficio. «Cuando esta Corporacion se lisonjeaba de que pronto veria á V. al frente de su secretaría, que confiara á su celo é ilustracion, ha tenido el disgusto de recibir su comunicacion del 20 de Abril, en que le manifiesta el mal estado en que se encuentra su salud, á consecuencia de la fiebre biliosa que le ha sobrevenido y ha terminado en tercianas. La Diputacion se conduele y lamenta de este incidente imprevisto á la par que desagradable; pero la general benignidad de las intermitentes de primavera, el buen tiempo propio de la estacion, la persuasion en que está de que el ejercicio y los viajes son medios muy eficaces para precaver y combatir las afecciones crónicas de los órganos digestivos, los aires puros y el clima hermoso de este país, le hacen concebir la placentera esperanza de que pronto tendrá la satisfaccion de verle á V. en el desempeño del delicado cargo de la direccion de sus oficinas. Pero, si causas graves, si circunstancias imprevistas hubiesen llegado á imposibilitar á V. de venir á prestar sus eficaces auxilios á esta Corporacion, que tanto ansía por corres

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