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hubiera considerado conveniente. Así como convirtió á Saulo cuando éste perseguía la iglesia, diciéndole ser inútil porfiar contra el aguijon, pues ya lo tenia escojido por vaso de eleccion para anunciar el nombre de Jesus en todo el mundo ante los soberanos y majistrados, aun á costa de padecer grandes martirios; así tambien hubiera usado de su omnipotencia convirtiendo a Herodes, Pilatos, Anás, Caifás, Tiberio, y demas emperadores, reyes y majistrados de todo el orbe, si lo hubiera tenido por oportuno.

9. Y ciertamente parecia necesaria esta conversion para el caso de que los obispos y demas ministros de la iglesia cristiana hubieran de tener algun poder esterno sobre la tierra por voluntad del fundador; pues el medio mas sencillo de que comenzasen luego su ejercicio era que los soberanos profesáran el cristianismo, respecto de que ausiliarian éstos á los apóstoles en su ministerio, y proporcionarian que los gobernadores de las provincias, los majistrados de los pueblos, y los demas empleados civi les, dejasen libremente a los ministros del evanjelio dispo ner las cosas esteriores relativas al culto, multiplicar los oficios y ministerios eclesiásticos, y señalar los lugares y territorios en que cada uno ejerciera sus funciones.

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10. No lo hizo así el fundador de la iglesia; y sería temeridad (y aun blasfemia heretical) atribuir al infinitamente sabio la falta de prevision de consecuencias tan obvias: por lo que debemos creer firmemente que lo omitió por un efecto de su prudencia para mostrar á los hombres de todos los siglos que la fundacion y propagacion de su iglesia no necesitaba ni pendia de la proteccion de los soberanos de la tierra, contra cuya voluntad se estenderia por todo el mundo, a pesar de las persecuciones que previó y anunció.

11. Con efecto ellas duraron por espacio de mas de tres siglos hasta la conversion del emperador Constantino; y sin embargo de ser innumerables los martirizados por la profesion del cristianismo, no solo no se pudo estinguir és

te, sino que creció hasta el estremo de ser en el siglo cuarto mucho mayor el número de los cristianos que el de los idólatras en la dominacion del imperio romano.

12. Para evitar peligros de contradiciones justas al establecimiento de la iglesia y su propagacion, era oportunísimo el sistema de no complicar las autoridades. El dar á los apóstoles la puramente interna, espiritual y mental, sin poder alguno esterno, precavia los inconvenientes políticos que deberian resultar de concederles este último.

13. Si lo hubiera concedido, habrian tenido todo el semblante de la justicia las contradiciones de los soberanos y de los majistrados, y aun tal vez las persecuciones; porque apareciendo de nuevo en un imperio autoridades este riores, derivadas de quien no estaba reconocido berano territorial, se turbaba el órden del gobierno civil, y faltaba la unidad de soberanía, oríjen de los poderes particulares.

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14. Conociendo estas verdades el divino fundador de la iglesia, las inculcó muchas veces y con muchos modos, que, aunque distintos, se dirijian unidos al objeto de persuadir que su iglesia no sería jamas enemiga de los sobera nos ni de los gobiernos (fuesen de la naturaleza y relijion que se quisiera), y que antes bien adoptaría por base y principio de su sisteına doctrinal el obedecer á las potestades supremas, cumplir sus leyes, pagar los tributos, y hacer cuanto se mandase relativamente al réjimen esterno.

15. Por eso dijo que su reyno no era de este mundo (1): y cuando las tropas de los judios lo quisieron hacer rey de Judéa, se escondió evitando con prudencia la ocasion (2). Otra vez le buscaron para cortar la contienda que dos hermanos tenian sobre la division de la he rencia paterna; y se negó á ello, a pesar de su infinita caridad, diciendo que ¿quien le habia hecho juez (3)? Es

(1) S. Juan, Evangelio cap. 18. (2) S. Mateo cap. 14. -- S. Mar

cos cap. 6. - S. Juan cap. 6.

(3) S. Lucas, Evangelio сар. 12.

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tos hechos convencen que no quería introducir novedades en las potestades supremas ni en las majistraturas.

16. Enseñó públicamente que así como á Dios se debe dar lo que es de Dios, así tambien al César lo que es del César (1); y declaró que de Dios eran las almas, pero sujetos á la disposicion del César los cuerpos, cuando dijo á los apóstoles que predicáran el evanjelio sin. temor de los que solo podian matar los cuerpos, y no las almas (2).

17. Conforme á esta doctrina no solo afirmó que se debian pagar al César los tributos (3), sino que dejó el ejemplo mas instructivo que cabe, pagándolos por su propia capitacion y por la de san Pedro, á quien tenia preparado para pri mer vicario suyo en la tierra, príncipe de los apóstoles, y cabeza visible de la iglesia cristiana (4).

18. Guardando siempre consecuencia con el sistema encargó á sus apóstoles que si cuando iban á predicar el evangelio en una ciudad, les perseguian, prohibiendo el ejercicio de su ministerio, fuesen á otra, (5) para mostrarles que no tenian poder alguno sobre la distribucion de territorios; testo que citaron nuestros reyes españoles en el si glo nono para mandar á Sebastian, obispo de Arcavica, que ejerciera su ministerio en Orense, donde hacia falta, supuesto que los moros no se lo permitian en aquella diócesis; cuya doctrina se siguió en otros casos semejantes, que manifestarémos á su tiempo, y cuyas escrituras publicarémos en el apéndice para testimonio infalible de haber pertenecido á los monarcas la division de obispados.

19. Hay en los libros santos otros muchos testos, que pudiera citar para comprobar ani proposicion; pero los omito por no fastidiar con superfluas reflecsiones, pues consta sin ellas que Jesucristo no dividió el mundo en doce obispados, ni encargó á los apóstoles dividirlo; antes bien dió

(1) S. Mateo cap. 17,

(2) S. Mateo cap. 5, y otros.

(3) S. Mateo cap. 22.

(4) S. Mateo cap. 17.

(5) S. Mateo.

á cada uno poder espiritual ilimitado sobre todas las jentes de todo el mundo.

20. Interesa mucho tener presente esta verdad para el objeto de mi disertacion por los efectos que produjo su conocimiento en los siglos siguientes, anteriores a la introducion de las mácsimas de la curia romana; segun las cuales eran los obispos llamados á una sola parte del cuidado de la iglesia, y los sucesores de san Pedro á la totalidad, infiriendo de aquí la nulidad de lo que hiciera un obispo fuera del territorio asignado por el papa en la bula de confirmacion, sobre cuyo punto hablarénos á tiempo mas oportuno.

ARTÍCULO II.

Doctrina apostólica.

Los apóstoles no dividieron el orbe en obispados.-La particion que hicieron para promulgar el evanjelio no fué esclusiva ni privativa.- En un mismo territorio predicaron varios. La division que prevaleció fué la civil del imperio romano en Oriente, Occidente y Ejipto, con paises agregados á las tres grandes ciudades de Roma, capital del Occidente, Antioquía del Oriente, y Alejandría del Ejipto.

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1. ✓os apóstoles ejecutaron la doctrina de Jesucristo en una forma que no deja razon de dudar sobre su conformidad con el resultado que acabamos de anunciar en el artículo precedente. La sencilla narracion de los hechos bastará para persuadirlo.

2. Se dice comunmente por los historiadores eclesiásticos, que al tiempo de separarse los apóstoles para propagar en el mundo el evanjelio, dividieron el orbe, asig

nando á cada uno la parte que deberia mirar como suerte suya, y teatro de su celo.

3. Desentendiéndome por un momento de opiniones particulares, es la comun que san Pedro recibió á su cargo Roma, san Andrés la Acaya; Santiago el mayor las Espafías; san Juan el Asia; san Felipe la Galacia; santo Tomás la India; san Bartolomé la Licaonia; san Mateo la Mace. donia; Santiago el menor el territorio de Jerusalén; san Simon el Ejipto; san Judas Tadeo la Mesopotamia, y san Matías la Judea.

4. Si esto fuese cierto materialmente como suena, resultaria que habian omitido repartir gran parte del globo conocido en aquel tiempo, y practicado una division muy desigual. Consultando los escritores de los primeros siglos, hallamos haber predicado los doce apóstoles en otras muchas provincias. El cardenal Baronio reunió las noticias citando las fuentes de donde las tomaba, y segun ellas, la predicacion fué como sigue.

5. San Pedro en Judea, Samaria, Fenicia, Sidonia, Galilea, Ponto, Galacia, Capadocia, Asia, Bitinia, y Bizancio, que hoy es Constantinopla; á todo lo cual se debe añadir que no pasó á Roma hasta el año 44, dejando la iglesia de Antioquía, que gobernaba desde siete años antes.

6. San Andrés predicó en Escitia, Grecia, Epiro, Capadocia, Galacia, Bitinia, Ponto, Bizancio, Tracia, Macedonia, Tesalia y Acaya, en que padeció martirio.

7. Santiago el mayor, ademas de las Españas, predicó en la Judea.

8. San Juan no solo goberno las iglesias de Asia, sino que pasó á predicar a los partos, los basoras, y otros pue blos mas orientales.

9. San Felipe, ademas de la Galacia que se le atribuye, ilustró la Asia superior, parte de Escitia y otras rejiones, hasta que fué martirizado en Hierapolis segun san Juan Crisostomo, habiendo acompañado algun tiempo á san Bartolomé, si merece fe Metafrastes.

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