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el punto de haceros ingratos! Si Temis y Minerva gozan de un culto sobre la tierra, sus altares han sido erijidos por mano de las Musas; suya es en gran parte vuestra digna celebridad, y no siendo vosotros sino los representantes, el producto, por decirlo así, de la civilizacion de los siglos á que pertenezeis, y esta en general un triunfo de aquella, como obra suya puede considerarse hasta vuestra existencia misma.

Ni se diga que el poeta, prostituyendo sus talentos abuso muchas vezes de su arte para entronizar el crímen, ό predicar la inmoralidad y la licencia. Esta objecion, comun á la poesía y á la prosa, no prueba mas que lo que prueba en todo el abuso contra el uso; y este argumento seria poco digno de los hombres á quienes impugnamos. Si contentandose con satisfacer al sonsonete de la rima, á fuerza de despropósitos y a espensas de la razon, delira en verso la multitud de coplistas de quienes se apodera un falso Apolo, esto probará contra el mérito eminente del que dió esta dificultad vencida, y del que sublimó la razon còn la magia de la poesía, lo que puede probar un mamarracho de almagre contra los primores de un pinzel delicado: los borrones informes del pintor de Ubeda, contra los acabados rasgos del Ticiano; ó la deformidad de un inascaron ridículo, contra el Júpiter de Fidias ó la Venus de Praxitéles (1).

¡ Perdon amables Musas! Perdon en favor de aquellos á quienes ha podido aluzinar la autoridad de un Pitágoras, un

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(1) Aprovechamos esta ocasión de correjir un yerro de imprenta cos metido en la pag. 48o de nuestro tomo 2, hablando de estos dos famo sos escultores de la antigüedad. Por una equivocacion bien estraña en lugar de la palabra cincel, se puso la de pinzel. No es de menos importancia, ni tiene otro origen la que se comete en la pag. 47 del Discurso preliminar tom. 1, poniendo Teodorico en lugar de Teodosio:

Platon y un Montesquieu. En cuanto á estos, deben quedar exentos de la necesidad de pedirle, Sí ha sido necesario que como hombres paguen por algunos errores el tributo debido á nuestra fragilidad, por las conquistas brillantes que han dado á la razón, se han asociado á vuestro imperio, ¿Qué honor, qué distincion podra negarse al descubridor del cuadrado de la hipotenusa, al que trasladó a la Italia y la Grecia las luzes del Egipto y del Asia (1), ni al que por su elocuencia sublime, por un lenguaje, que parecia mas inspiracion de un Dios que parto de la humana razon en espresion de Quintiliano (a), hizo triunfar sobre la tierra la moral divina de Sócrates (3), ni enfin, al que en estos últimos tiempos, despues de tantos siglos de polvo y de olvido, descubrió en el pasado los perdidos y primitivos títulos del género humano, y ha dicho á los hombres y los Gobiernos : he aht vuestros derechos; he ahí vuestros deberes (4)?

Indole primitiva y caracter original de nuestra poesia: su primer artificio métrico,

Con relacion al asunto de que vamos á ocuparnos en este cápitulo, y sin perjuizio de las posteriores subdivisiones que pueda exijir el cuadro histórico de los progresos de nuestra poesía, podemos por ahora dividirla en dos épocas, Desig'narémos con el nombre de Poesía antigua la primera, que comprende todo el espacio corrido desde su infancia mas remota hasta los tiempos de Boscan, Garcilaso y Mendoza;

(1) Pitágoras,

(4) Ut mihi non hominis ingenio, sed quodam delphico videatur oraculo instinctus. Lib. 10 cap. 1,

(3) Platon,

1 (4) Montesquieu,

y con el nombre de Poesía moderna, todo el discurrido desde estos hasta nuestros dias.

En la primera época, nuestra poesía es enteramente primitiva, original, ya por el fondo de sus cuadros, ya por su colorido, y ya en fin por su artificio métrico.

En cuanto al fondo de los cuadros, se ocupa de nuestras cosas, se lamenta de nuestras desgracias, celebra nuestros triunfos, es enteramente popular, pinta nuestras costumbres, nuestras ideas dominantes, no mendiga sus divinidades del Olimpo de los Griegos, ni sus héroes de la Iliada ó de la Eneida. Ni aun necesita atravesar el Oriente, ni recorrer los campos de Palestina, para respirar aquel carácter romanesco de la caballería, aquel fanatismo místico del amor, que caracteriza los siglos á que perteneze, y sin salir de casa, halla en su seno los Reinaldos, los Tancredos y los Coucis.

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Su colorido es en el principio poco animado y vivo. El estilo es puramente narrativo y sencillo : degenera las mas vezes en trivial y humilde : pinta el estado de la lengua, y esta el de la razon: hácese despues mas levantado y grave, y solo al fin adquiere aquella pompa y majestad, aquel carácter de orientalismo, que no podia menos de venir á darle la comunicacion con los hijos del desierto, unida á la exaltacion de la victoria y, al triunfo de nuestra independencia. Ni debe estrañarnos la humildad y pobreza con que aparece el genio entre nosotros en sus primeros esfuerzos. Esta pobreza era la de la lengua, y no olvidemos que la nuestra se formó por degeneracion, por corrupcion de otra mejor, por una reaccion de la ignorancia contra las luzes. Tiene por consecuencia en el principio toda la regularidad de una lengua formada, sin que tenga nada de aquel hermoso abandono, aquella energía y fausto de una lengua que primitivamente se forma en el seno de la li

bertad, de la licencia de un pueblo nómade, que recorre por sí mismo la escala de la civilizacion. Mas no se crea por esto que careze de toda gracia la amable sencillez de nuestros primeros poetas; sus bien sentidas razones tienen no pocas vezes mas encantos, que el estudiado ornato de los posteriores.

Aun tenemos mas derecho á decirnos originales en competencia de las demas naciones de la Europa, si consultamos el artifizio poético. Empezando por la rina, que es el distintivo de la poesía moderna, si no nos es permitido atribuirnos la invencion, con no débiles fundamentos podemos apropiaruos la primera imitacion, ó aplicacion de ella á las lenguas modernas. Antiquísima entre los Arabes, á ellos se la debemos, como tantas otras cosas. Introduzida en los corrompidos dialectos que se formaron sobre las ruinas de la hermosa lengua de los señores del mundo, y acomodándose á la imperfeczion y genio de las nazientes, vino á ocupar el lugar del verso puramente métrico, único que conozieron las delicadas Musas del Iliso y del Tíber.

Nuestro Luzan (1), al esplicar con relacion á esto el orígen de nuestra poesía, si bien reconoziendo alguna influencia por parte de los Arabes, pareze atribuirla el de los ritmos latinos, que la barbarie, dice, de aquellos tiempos sustituyó á los versos usados por los buenos poetas. Sin embargo, nosotros no estamos muy lejos de mirar como mas verosímil, que los ritmos latinos fuesen una novedad introduzida en esta lengua á imitacion de la rima de los Arabes, aunque no podamos ni citar el primer ejemplo ni aun asignar la época de esta novedad.

Mas feliz nos pareze en el modo de esplicar el origen de la rima imperfecta ó del asonante, que empezó sin duda

(1) Cap. 3, lib. 1o,

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por error en el consonante, erijióse despues en licencia poética, y cultivado y trabajado al fin de propósito, acabó por elevarse á un género de versificacion propio y esclusivo de nuestra lengua. Con efecto, si consultamos los primeros monumentos de nuestra poesía, aun alcanzamos á trasluzir cierta tendencia al monorrimo, ó rima única de los Arabes, que seria acaso por donde empezasen nuestros primeros ensayos, pero no pudiendo este monorrino sostenerse, ó porque desde el principio su cadencia pareziese monotona y, cansada, ó tal vez, y no es lo menos probable, por la pobreza misma de la lengua, esto dió lugar á que se deslizasen é introdujesen en la composicion algunas rimas imperfectas. Aun tenemos algunos romances antiguos, y varios trozos del poema del Cid, en que por largo tiempo se halla una rima casi única (1), pero alternada con tal cual verso, en que el asonante viene á reemplazar el consonante. Varió esto despues, viniendo á redu

(1) En la despedida de Rodrigo y Jimena en S. Pedro de Cardeña, dice esta dirijiéndose á Dios :

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« A tí adoro é creo de toda voluntad

E ruego á San Pedro que me ayude á rogar

Por mio Cid el Campeador, que Dios le curie de mal.
Cuando hoy nos partimos en vida nos faz yuntar.

La oracion fecha, la misa acabada la han:.
Salieron de la iglesia, ya quieren cavalgar.
El Cid á Doña Jimena íbala á abrazar,
Doña Jimena al Cid la mano l'va á besar,
Llorando de los ojos que non sabe que se far,

E el á las niñas tornólas á catar.

A Dios vos encomiendo, fijas,

E á la mugier é al padre espiritual.

Agora nos partimos, Dios sabe el ayuntar.

Se ve una rima única en ar, suplida algunas vezes por los asonantes voluntad, mal, espiritual etc.

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