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DEL

DISCURSO PRELIMINAR.

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Utilidad de la Poesta su influencia moral sobre la civilizacion y las costumbres.

PITAGORA

ITAGORAS condena á Homero á los horrores y suplicios del Tártaro, Platon escluye á los poetas de su República, Montesquieu define la poesía : arte de encadenar y sofocar la sana razon; y tales autoridades nos preparan á ver sin admiracion en la lista de sus despreciadores, los nombres por otra parte respetables de Lamotte, Fontenelle, Duclos y Buffon. ¿Por qué especie de contradiccion han tenido siempre ilustres adversarios las verdades al parecer menos sujetas á discusion? ¿Será esta una de las debilidades del amor propio, sobre quien tanto puede el deseo de singularizarse? Lo es con efecto. Pero, ¿no podriamos convertir esta observacion en una leccion útil? ¿no podria ser tambien este uno de aquellos medios con que la naturaleza, que se esplica siempre por hechos, ha querido sancionar la importante máxima de la modesta desconfianza de sí mismo? ¡Cuan circunspectos y desconfiados no debemos ser nosotros, si á hombres como Pitágoras, Platon y Montesquieu, no solo no les ha sido dado el privilegio de acertar en todo, sino que se han equivocado sobre verdades que podemos llamar de puro sentimiento, y que no parecen pedir sino la existencia de los órganos comunes!

Sin embargo, guardémonos de caer, por un abuso de este raziozinio, en una timidez que nos conduzca á un pirropismo funesto y ridículo; abstengámonos no menos de pensar, que el respeto debido á las opiniones de aquellos hombres célebres nos pone en la necesidad de hacer violencia á las nuestras, y adoptar sus errores; y ni aun se crea que cumpliriamos con la verdad, prestándole el asenso frio de un ánimo dudoso, y tributándole un culto tibio y vacilante.

Cualquiera que sea la veneracion que se deba á tan sublimes ingenios, á estas brillantes antorchas de la razon y la filosofia, no dejarémos por eso de calificar su opinion acerea de la poesía, no como quiera de un error, sino de un error inconcebible. Cuando Táles de Mileto decia que el agua era el único elemento de todas las cosas, se equivocaba hasta en darle tal nombre; pero cuando Zenon dẹ Elea se empeñaba en sostener que no habia movimiento, contradiciendo el sentimiento de todos los hombres y el testimonio de sus propios sentidos, hacia de su razon un uso monstruoso é imperdonable. Otro tanto nos vemos precisados á decir de cuantos han pretendido proscribir la poesía como perjudizial ó inútil, ó han querido afectar y esforzádose á desconocer su importancia y sus encantos. Si nos fuera dado poseer el don divino que reparte Apolo con mano tan escasa, un himno en loor de la divinidad ofendida seria el medio mejor de hacer sentir su imperio, y de someter al yugo comun la altiva frente de este pequeño número de espíritus rebeldes y disidentes; mas por esta vez las agraviadas Musas habrán de contentarse con nuestra vil prosa (1).

(1) Dándole este dictado, nos proponemos recordar á nuestros lectores aquel dicho de Voltaire á uno de sus amigos que creia inter

Hemos dicho ya en nuestro discurso, y volvemos á repetir: « que al observar que en la historia de todas las » naciones la poesía va á perderse en la infancia de las » lenguas, parece que estamos autorizados á pensar que » estas se lo deben todo, escepto aquellos primeros y » broncos gritos de pasion que debió arrancar la necesidad». Si esta proposicion es cierta, la civilizacion entera es en cierto modo obra de la poesía. Para convencernos de los motivos poderosos que pueden determinarnos á mirarla como tal, empezemos por descubrir filosóficamente su utilidad esencial y directa, oyendo al efecto, no á un orador que nos deslumbre, ó á un poeta que nos arrebate, sino á un fisiólogo profundo, que nos enseñe sin exaltacion al célebre Cabanis, cuya aparicion ha sido ciertamente una verdadera revolucion en la historia de las ciencias. En su Memoria 3a, continuacion de la historia fisiológica de las sensaciones, despues de haber establecido por principio que á la vista y al oido debemos la mayor parte de nuestros conocimientos, y que la memoria de estos dos sentidos es la mas durable y la mas precisa, se esplica de este modo : « otra circunstancia, dice, que se deriva ▸ mas inmediatamente de las leyes directas de la natura■leza, parece influir mucho sobre las calidades del oido. » Esta circunstancia es el carácter rítmico y medido que ▸ pueden tener sus impresiones, y que tienen en efecto » frecuentemente. La naturaleza se complace en las repe»ticiones periódicas, y gusta de hallar y sentir analogía y » regularidad, no solo entre las impresiones, sino entre » los diferentes intervalos

n

que las

separan; y

rumpirle : entrez, entrez, je ne fais que de la vile

los acentos

prose, en des

quite y aludiendo al c'est beau comme de la prose, de Duclos, Trublet, etc. En todo caso la nuestra, sin agravio de nadie, podrá ser vil, no por prosa, sino por nuestra,

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» armónicos de todos los géneros fijan su atencion, facilitan » su análisis, y dejan en ella vestigios mas durables ». Y mas abajo: « la rima de la poesía no es mas que una imita» cion de la música. Como rima, las impresiones que causa » son menos vivas y menos fuertes; pero por imágenes mas » circunstanciadas y mas bien circunscritas, 6 por senti>> mientos desenvueltos con mas órden у de un modo que » sigue mas de cerca sus diferentes movimientos y varie» dades, obtiene la poesía resultados igualmente grandes, » y aun por lo general estos efectos son mas durables; por» que, acabando y determinando mejor los objetos que » pinta, estos suministran mas alimento á la reflexion. Ul» timamente, la rima del canto y la del verso, sea que » esta última dependa de la medida de las sílabas, sea que no esté fundada sino sobre su número, 6 bien consista en » la repetición periódica de los mismos sonidos articulados, >> hace en uno y otro mas distintas las percepciones del » oido, y mas fácil su recuerdo ». No es posible determinar mejor la primera y mas directa utilidad de la poesía. Fijar nuestra atencion, facilitar nuestro análisis, producir en nosotros impresiones durables, hacer mas distintas nuestras percepciones, y mas fácil el recuerdo de ellas. He aquí sus importantísimos efectos: he aquí resuelto el problema de su asombrosa antigüedad, y he aquí descubierta y probada su influencia, casi decisiva y absoluta, sobre el primer estado de la civilizacion. Tal es el resultado del estudio de la naturaleza y del descubrimiento de un principio luminoso. Fija Newton las leyes de la atraccion, y el mundo físico deja de ser un misterio; estudia Cabanis la organizacion del hombre, y la historia de la sociedad, los fenómenos del mundo moral se esplican por sí mismos.

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La poesía que en el mayor estado de civilizacion conserva conservará eternamente muchos é indisputables títulos al

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