Biblioteca selecta de literatura española, o, Modelos de elocuencia y poesia, tomados de los escritores mas célebres por P. Mendibil y M. Silvela, Volumen3Pablo de Mendíbil 1819 |
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Página xvi
... campos de Palestina , para respirar aquel ca- rácter romanesco de la caballería , aquel fanatismo místico del amor , que caracteriza los siglos á que perteneze , y sin salir de casa , halla en su seno los Reinaldos , los Tan- credos y ...
... campos de Palestina , para respirar aquel ca- rácter romanesco de la caballería , aquel fanatismo místico del amor , que caracteriza los siglos á que perteneze , y sin salir de casa , halla en su seno los Reinaldos , los Tan- credos y ...
Página xxviii
... á treze yo en el campo ? Sinon que á rienda suelta Fuyeron los amenguados , Donde mostraron tener Lengua asaz y pocas manos ; $ sus victorias posteriores y su reconciliacion con el Rey en xxviij DISCURSO PRELIMINAR .
... á treze yo en el campo ? Sinon que á rienda suelta Fuyeron los amenguados , Donde mostraron tener Lengua asaz y pocas manos ; $ sus victorias posteriores y su reconciliacion con el Rey en xxviij DISCURSO PRELIMINAR .
Página xlii
... sobre todos los sucesos de su tiempo . Grande por su perizia militar , y grande por sus talentos , era tan temido ( 1 ) En la epístola 66 escrita á Juan de Mena . y en el campo de batalla , como respetado en el xlij DISCURSO PRELIMINAR .
... sobre todos los sucesos de su tiempo . Grande por su perizia militar , y grande por sus talentos , era tan temido ( 1 ) En la epístola 66 escrita á Juan de Mena . y en el campo de batalla , como respetado en el xlij DISCURSO PRELIMINAR .
Página xliii
Pablo de Mendíbil. en el campo de batalla , como respetado en el Consejo . Con- tinuando el impulso empezado en D. Juan Manuel , y ' se- guido por su maestro Villena , se esforzó á dar á la poesía el tono de gravedad , aquella tendencia ...
Pablo de Mendíbil. en el campo de batalla , como respetado en el Consejo . Con- tinuando el impulso empezado en D. Juan Manuel , y ' se- guido por su maestro Villena , se esforzó á dar á la poesía el tono de gravedad , aquella tendencia ...
Página xlvi
... campo . La Celestina , aunque lla- mada tragicomedia ( sin que alcanzemos por qué razon ) no es mas que una especie de novela , ó cuento animado por el artifizio del diálogo , dividido en capítulos que se llamaron actos . Su objeto ...
... campo . La Celestina , aunque lla- mada tragicomedia ( sin que alcanzemos por qué razon ) no es mas que una especie de novela , ó cuento animado por el artifizio del diálogo , dividido en capítulos que se llamaron actos . Su objeto ...
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Términos y frases comunes
abrasado agena agora agua aire alegre alma amante Amarilis amor Antimio Apolo ARCISIO ardiente Arguijo Aurora azero beldad bella belleza Betis blando brazos cabello canto cielo conozido contento corazon corona corriendo cruel deja Delio despues dichoso divino dolor dulce dura égloga engaño envidia espanto esperanza eterna favonio feliz fiero Filis flores Francisco de Rioja frio fuego furor Gaspar Gil Polo gloria gozo gusto hallar haze hermosa hermosura Huye jamas lágrimas lengua llanto llena llorar Lope Lope de Vega Magüer mano MELANCIO Melisa mira Molière monte Moro mudanza muero muerte mundo Musas néctar nieve Ninfa noche ojos ondas Paraque pareze paso pastor pecho pena piélago Pindaro poesía poeta prado quejas quiero rayos reyno ribera rosas selva soberbia sombra suelo sueño suspiros tambien tierno tierra Tirsi torno triste umbrosa Vega ventura verde viento vivir vuelo vuelve vueso zagales Zéfiro zelos
Pasajes populares
Página 161 - El aire el huerto orea; y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 326 - La cordera paciente con el lobo hambriento hará su ayuntamiento, y con las simples aves sin ruido harán las bravas sierpes ya su nido; que mayor diferencia comprehendo de ti al que has escogido. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Siempre de nueva leche en el verano y en el invierno abundo...
Página 302 - La casa para el César fabricada, ¡ay!, yace de lagartos vil morada; casas, jardines, césares murieron, y aun las piedras que de ellos se escribieron. Fabio, si tú no lloras, pon atenta la vista en luengas calles destruidas; mira mármoles y arcos destrozados, mira estatuas soberbias que, violenta, Némesis derribó, yacer tendidas, y ya en alto silencio sepultados sus dueños celebrados.
Página 328 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría.
Página 159 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
Página 289 - Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando...
Página 297 - ¿Son éstos por ventura los famosos, los fuertes, los belígeros varones que conturbaron con furor la tierra, que sacudieron reinos poderosos, que domaron las hórridas naciones, que pusieron desierto en cruda guerra, cuanto el mar Indo encierra, y soberbias ciudades destruyeron?
Página 324 - ¡Oh Dios! ¿Por qué siquiera (pues ves desde tu altura esta falsa perjura causar la muerte de un estrecho amigo) no recibe del Cielo algún castigo? Si en pago del amor yo estoy muriendo, ¿qué hará el enemigo? Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Página 83 - Enamorado de la yerba y flores, Y por la libertad del pasto tierno El cándido licor olvida y deja Por quien hizo á su madre mil amores : Sin conocer temores, De la florida primavera bella El vario manto huella Con retozos y brincos licenciosos, Y pace tallos tiernos y sabrosos. Mas ¡ ay ! que en un otero Dió en la boca de un lobo carnicero, Que en partes diferentes Lo dividió con sus voraces dientes, Y á convertirse vino En purpúreo el dorado vellocino.
Página 160 - Del monte en la ladera, por mi mano plantado, tengo un huerto, que con la primavera de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.