Biblioteca selecta de literatura española, o, Modelos de elocuencia y poesia, tomados de los escritores mas célebres por P. Mendibil y M. Silvela, Volumen3Pablo de Mendíbil 1819 |
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Página lvii
... Corona , y diferentes églogas . Nos admiraria leer el mezquino artículo consagrado en el Diccionario universal , histórico , crítico y bibliográfico ( 1 ) á la memoria del Mro Fr. Luis de Leon , es decir , de uno de los primeros y mas ...
... Corona , y diferentes églogas . Nos admiraria leer el mezquino artículo consagrado en el Diccionario universal , histórico , crítico y bibliográfico ( 1 ) á la memoria del Mro Fr. Luis de Leon , es decir , de uno de los primeros y mas ...
Página lxvi
... Corona trajica , la Hermosura de Angélica , el San Isidro , el Laurel de Apolo , el Peregrino en su patria , la Arcadia , la Dorotea , la Gatomaquia , escribió una in- finidad de Relaciones de Fiestas , Justas poéticas , y otras obras ...
... Corona trajica , la Hermosura de Angélica , el San Isidro , el Laurel de Apolo , el Peregrino en su patria , la Arcadia , la Dorotea , la Gatomaquia , escribió una in- finidad de Relaciones de Fiestas , Justas poéticas , y otras obras ...
Página 39
... Corona de los árboles umbrosa . Agora que el oriente De tu belleza reverbera , agora Que el rayo trasparente De la rosada Aurora Abre tus ojos y tu frente dora : Antes que la dorada Cumbre de reluzientes llamas de oro , Húmeda y ...
... Corona de los árboles umbrosa . Agora que el oriente De tu belleza reverbera , agora Que el rayo trasparente De la rosada Aurora Abre tus ojos y tu frente dora : Antes que la dorada Cumbre de reluzientes llamas de oro , Húmeda y ...
Página 42
... corona de hojas mortecina ? Así fué mi ventura , Y así , Filis , podria ser tu suerte : No vivas tan segura Del mal , que hasta la muerte No hay estado tan firme que sea fuerte . Cuando Júpiter tira A las alturas de la humilde tierra ...
... corona de hojas mortecina ? Así fué mi ventura , Y así , Filis , podria ser tu suerte : No vivas tan segura Del mal , que hasta la muerte No hay estado tan firme que sea fuerte . Cuando Júpiter tira A las alturas de la humilde tierra ...
Página 43
... corona De plantas , y florece Las que apenas perdona Furioso rayo de la ardiente zona . El regalado aliento Del bullicioso zéfiro encerrado En las hojas , el viento Enriqueze , y el prado , Este de flor , y aquel de olor sagrado . Y ...
... corona De plantas , y florece Las que apenas perdona Furioso rayo de la ardiente zona . El regalado aliento Del bullicioso zéfiro encerrado En las hojas , el viento Enriqueze , y el prado , Este de flor , y aquel de olor sagrado . Y ...
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Términos y frases comunes
abrasado agena agora agua aire alegre alma amante Amarilis amor Antimio Apolo ARCISIO ardiente Arguijo Aurora azero beldad bella belleza Betis blando brazos cabello canto cielo conozido contento corazon corona corriendo cruel deja Delio despues dichoso divino dolor dulce dura égloga engaño envidia espanto esperanza eterna favonio feliz fiero Filis flores Francisco de Rioja frio fuego furor Gaspar Gil Polo gloria gozo gusto hallar haze hermosa hermosura Huye jamas lágrimas lengua llanto llena llorar Lope Lope de Vega Magüer mano MELANCIO Melisa mira Molière monte Moro mudanza muero muerte mundo Musas néctar nieve Ninfa noche ojos ondas Paraque pareze paso pastor pecho pena piélago Pindaro poesía poeta prado quejas quiero rayos reyno ribera rosas selva soberbia sombra suelo sueño suspiros tambien tierno tierra Tirsi torno triste umbrosa Vega ventura verde viento vivir vuelo vuelve vueso zagales Zéfiro zelos
Pasajes populares
Página 161 - El aire el huerto orea; y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 326 - La cordera paciente con el lobo hambriento hará su ayuntamiento, y con las simples aves sin ruido harán las bravas sierpes ya su nido; que mayor diferencia comprehendo de ti al que has escogido. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Siempre de nueva leche en el verano y en el invierno abundo...
Página 302 - La casa para el César fabricada, ¡ay!, yace de lagartos vil morada; casas, jardines, césares murieron, y aun las piedras que de ellos se escribieron. Fabio, si tú no lloras, pon atenta la vista en luengas calles destruidas; mira mármoles y arcos destrozados, mira estatuas soberbias que, violenta, Némesis derribó, yacer tendidas, y ya en alto silencio sepultados sus dueños celebrados.
Página 328 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría.
Página 159 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
Página 289 - Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando...
Página 297 - ¿Son éstos por ventura los famosos, los fuertes, los belígeros varones que conturbaron con furor la tierra, que sacudieron reinos poderosos, que domaron las hórridas naciones, que pusieron desierto en cruda guerra, cuanto el mar Indo encierra, y soberbias ciudades destruyeron?
Página 324 - ¡Oh Dios! ¿Por qué siquiera (pues ves desde tu altura esta falsa perjura causar la muerte de un estrecho amigo) no recibe del Cielo algún castigo? Si en pago del amor yo estoy muriendo, ¿qué hará el enemigo? Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Página 83 - Enamorado de la yerba y flores, Y por la libertad del pasto tierno El cándido licor olvida y deja Por quien hizo á su madre mil amores : Sin conocer temores, De la florida primavera bella El vario manto huella Con retozos y brincos licenciosos, Y pace tallos tiernos y sabrosos. Mas ¡ ay ! que en un otero Dió en la boca de un lobo carnicero, Que en partes diferentes Lo dividió con sus voraces dientes, Y á convertirse vino En purpúreo el dorado vellocino.
Página 160 - Del monte en la ladera, por mi mano plantado, tengo un huerto, que con la primavera de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.