Biblioteca universal económica ...: Del catolicismo en las sociedades modernas, considerado en sus relaciones con las necesidades den siglo XIX, por el señor Raymond. Estudios filosóficos sobre el cristianismo

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Boix, Besserer y compañia; O'Sullivan y Nolan, impresores, 1852
 

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Página 169 - Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Página 271 - Bienaventurado eres, Simón, hijo de Joná; porque no te ha revelado eso la carne ni la sangre, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella.
Página 172 - Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre, venga a nos el tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Página 255 - En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres : 5 Y esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la han recibido.
Página 89 - Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que atares sobre la tierra quedará atado en el Cielo, y todo lo que desatares sobre la tierra quedará desatado en los cielos»), y «texto de la colación» (loh 21, 15 ss: «Apacienta mis corderos.
Página 169 - Venid a mí, todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
Página 169 - Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Página 271 - Bienaventurado eres. Simón, hijo de Joñas, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Página 255 - Y aquel Verbo, fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Página 271 - ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elias; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

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