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RELACIONES ESPAÑOLAS

DE LA

BATALLA DE SENEFFE

11 de Agosto, 1674.

(Biblioteca Nacional.-Sala de Ms.-Cc., 51.)

RELACIÓN

RECOPILADA DE OTRAS QUE HAN VENIDO DEL EXÉRCITO,

DEL CHOQUE QUE TUVO CON EL PRÍNCIPE DE CONDÉ, CERCA DE LA

CASA DE MARIAMONT, SITUADA SIETE LEGUAS DE ESTA VILLA

EN 11 DE AGOSTO DE 1674 Á LAS 9 DE LA MAÑANA

(Biblioteca Nacional.-Sala de Ms.-Cc., 51.)

Habiendo marchado nuestros exércitos á 9 de Junio à Nivela -se postaron en los villares de Feluy, Seneffe y otros de los contornos, no léxos de la ribera de Pietón y á la vista del villaxe de Trazegnies, adonde estaba campeado y fortificado el Príncipe de Condé; media hora distante de nuestro exército, y en esta postura estuvieron hasta los 11 del mes, que comenzaron á marchar á la amanecer, tomando el camino Esteins hasta cerca de Mons; advertido el Príncipe de Condé se quiso aprovechar de la mala situación de esta marcha, por estar llena de caminos estrechos, vallados y profundidades, y se puso la noche antes de emboscada con la flor de su infantería y dejó pasar todo el exército imperial y bagaje que llevaba la avanguardia de los de los dichos alemanes y cuanto les tocaba, y asimismo la avanguardia del exército del Principe de Oranje, donde iban el Marqués de Asentar, Duque de Villahermosa y otros muchos Oficiales de nuestro exército, á que seguía el bagaxe del Príncipe de Oranje con seis regimientos de infanteria, y llevaba la retaguardia el Príncipe de Vaudemont con cinco mil caballos alemanes, holandeses y pocos nuestros; y siguiendo otra marcha se descubrieron junto à Seneffe algunos dragones franceses, á quienes el Príncipe de Vaudemont mandó cargar algunos dragones de nuestro exército; al mismo tiempo se descubrieron muchas tropas francesas, por lo cual el Príncipe de Vaudemont envió

á pedir socorro al Príncipe de Oranje y procuró ganar un puente importantísimo para que los enemigos no le pasasen, pero la muchedumbre dellos y sus repetidas cargas fueron tantas, que nos obligaron á repasar el puente, desordenándose la mayor parte de nuestra caballería, excepto algunos regimientos nuestros, que con el Príncipe de Vaudemont tuvieron firme de la otra parte del puente, acudiendo á la arma el Marqués de Asentar, el Duque de Villahermosa y el Duque de Montalto, que iba de aventurero, y otros cabos y caballeros, que obraron con gran valor; pero aunque detuvieron al enemigo algunas horas, no pudieron resistir á la fuerza de su infantería y caballería con que el Príncipe de Condé acometió al villaxe de Seneffe, adonde habia quince batallones de caballería holandesa, y después de hora y media de combate lo ganó, habiendo el Duque de Holstein hecho con su regimiento prodigios de valor y cargado dos veces al regimiento de la guardia del Rey de Francia y el de la gente de armas, los cuales, y el regimiento de la Reina y el de la Fera, quedaron muy destrozados.

Al mismo tiempo el Duque de Luxembourg atacó en estos caminos estrechos por el costado á los holandeses, obrando el Prinpe de Oranje con el valor de sus obligaciones. El Príncipe de Condé habiendo ocupado á Seneffe, persiguió los nuestros sobre el camino real que va desde este villaxe al bosque de Talmon, y cercándolo con su gente lo tomó después de una obstinada resistencia, y desde allí hizo embestir al tercio de Fariau, holandés, que estaba postado en un valle entre Fayt y San Nicolás del Bosque, y después de seis horas de pelea obligó á que Fariau se retirase, quedando arruinado totalmente el regimiento del Rey y una parte de la gente de armas.

Pasó el de Condé al puesto de San Nicolás del Bosque y lo ocupó sin mucha dificultad, y llegando al villaxe Fayt, con catorce batallones que le llegaron de refuerzo le ganó después de una gran resistencia y mortandad, y pasó á ocupar el villaxe de Roeulx à costa de mucha sangre, adonde tomó la artillería del Principe de Oranje que estaba entre los setos y vallados, y se sirvió della desde las seis hasta las ocho de la noche contra nosotros.

Habiendo llegado el arma del exército imperial, después de al

gunas horas hizo su General Souches marchar dos escuadrones de infantería de á tres mil hombres cada uno, conduciéndolos el Principe de San Gregorio Pio, Sargento general de batalla de aquel exército, y acometieron con tanto valor al de Condé, que le hicieron retirarse de Roeulx, recuperando el artillería y una parte del bagaxe que se había perdido, porque viendo los enemigos que no lo podia mantener ni retirarle, pusieron fuego à las municiones y pontones y lo más que les dió lugar la priesa de la retirada.

A este tiempo el General Souches ocupó una eminencia pequeña de poco terreno, y plantó en ella algunas piezas de artillería, que cargadas con balas de mosquetes, arruinaba los escuadrones enteros al enemigo; aquí fué la fuerza del mayor ataque. Los alemanes por mantenerla y los franceses por ocuparla, reconociendo que en esto sólo consistía todo el suceso de la batalla, habiendo asistido continuamente el General Souches con gran valor. Ultimamente, el de Condé fué rechazado de todos los puestos que había ocupado hasta Mariamont, y al favor de la noche, á cosa de las once, se retiró á sus fortificaciones; y el día siguiente trece, por la mañana, se formó como pudo en aquel mal terreno el General Souches, tirando algunos cañonazos para llamar al enemigo pero sin que se moviese; con que quedó por nuestro el campo.

Su Excelencia el Conde de Monterrey, que en otras marchas solía ir la avanguardia fué aquel día las primeras horas en la retaguardia hasta que se fué adelantando y pasó á la avanguardia; hasta que después de muchas horas le llegó la noticia del daño que hacia el enemigo y continuamente le iban llegando las de lo que sucedía y que la infantería alemana resistía valerosamente al impetu, con que S. E., juntando sus guardias y alguna gente que iba acudiendo, de la que con el primer desorden se retiraba, hizo adelantar algunas á las partes más necesarias, y quedando con otras de reserva, porque todo el ardor del combate estaba ya reducido al puesto de la infantería alemana, ni el terreno permitía otras operaciones; quedaron de una parte y de otra un número increible de muertos, pues se afirma había en Seneffe más de diez mil y en los demás puestos más de nueve mil.

Quedáronse en la campaña abandonados sin caballos ni carre

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