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CONSULTA DEL MISMO

SOBRE LIBERTAR Á DON FRANCISCO DE QUEVEDO

DE LA PRISIÓN, DESPUÉS DE HABERSE RECONOCIDO SUS PAPELES Y RESOLUCIÓN DE S. M.

Señor:

La consulta de 3 de Mayo sobre un memorial remitido de Don Francisco de Quevedo, fué V. M. servido de responder.

Decid á José González, que se acabe de ajustar lo que resulta de sus papeles y os dé cuenta de ello, y con eso se podrá tomar resolución.

El Licenciado José González había reconocido parte de estos papeles, y Don Martín de Arnedo, Oidor de contaduría, á quien los remitió. Yo también los he hecho ver todos, y reconocidos por mí mismo los manuscritos, están en ellos los originales de sus obras y otros muchos en verso, á diferentes intentos, conforme à su genio. Hanos parecido se debe retirar una sátira, por ser contra religiosos, y otros cuadernos que intitula: Desengaños de la Historia. No se ha hallado cosa particular, concerniente á la causa, porque se discurrió en su prisión; antes supe en Roma, y con más certeza después que llegué á esta Corte, no fué Don Francisco el autor de un romance, á cuya publicación se siguió el prenderle.

El Licenciado José González, no sabe de causa particular; él preso lo está más ha de tres años; tiene muy cerca de setenta de edad, y tan lleno de achaques, que no se levanta de la cama, y se duda de su vida. Bastante escarmiento puede tener con lo padecido; y, sirviéndose V. M. de darle soltura, se le podría hacer alguna cominación y retener los papeles que tuviese algún inconveniente el publicarlos; V. M. ordenará lo que más fuere servido.-Madrid 7 de Junio de 1643.-Sigue la rúbrica.

A la espalda de la última hoja dice:

Señor.-7 de Junio 1643.-El Presidente del Consejo.-Hágase como os parece.-Sigue la rúbrica.

CONSULTA

DE DICHO PRESIDENTE DEL CONSEJO,

EN QUE DIÓ CUENTA Á S. M. DE LA RELACIÓN QUE REMITIÓ

EL INQUISIDOR DON PEDRO DE ALLENDE

Y RESOLUCIÓN DE S. M.

Señor:

Con mucho dolor mio he leído la relación inclusa que me remite el Inquisidor, Don Pedro de Allende; envióla á V. M., para que enterado de lo que contiene, se sirva de proveer de remedio en lo porvenir, ya que lo presente se ha perdido con tanta desdicha por falta de atención en los cabos, á quien toca aquella defensa.-Madrid 29 de Junio de 1643.—Sigue la rúbrica.

RELACIÓN

DE LO SUCEDIDO EN LA CASTELLANÍA DE AMPOSTA

Y LUGARES DE LA FRONTERA DE ARAGÓN

DESDE 15 DE MAYO DE 1643.

Entró el exército del francés, á cargo de Monsieur Farné, según la más ajustada relación con mil quinientos caballos, tres mil infantes franceses y mil quinientos catalanes y micaletes.

Sitió á Ascón, y habiendo salido el Capitán á tratar de pactos, no le dejaron volver; el Alférez ofendido no se quiso rendir y los volaron á todos con unas minas. Pasóse á Mosa, y se rindieron con pactos; luego como estaba léjos de poder tener socorro, no pudo

ser menos.

A la desilada con inteligencias, que tuvo de los naturales de Batea, dieron lugar que entrasen de noche por muchas partes que podían, algunos doscientos catalanes y micaletes; conjuráronse los del lugar, y cuando el Capitán que gobernaba aquella plaza lo pudo entender, no lo pudo resistir; retiróse á la Iglesia y Abadia

con su gente, siguiéndole solo cuatro vecinos del lugar; súpolo el Marqués de Mortara, y determinó enviar doscientos caballos y cuarenta infantes á procurarlos desalojar, cogióles un turbión de agua en el camino de Maella á Batea y fuéles fuerza volverse á retirar ese día; desembarazado ya el enemigo de Mora, subióse con el aviso que tenía con su grueso á Batea. La noche siguiente intentó Mortara hacer lo mismo que había intentado la noche antes y aventuraron un soldado á llegar á la parte de la iglesia á donde estaban los nuestros, halló al cabo, díjole que no intentasen el socorrerles, porque les había de dejar el francés, que él estaba pactando de salirse porque le había puesto cuatro tiros para batirle la iglesia; retiróse nuestra gente no sólo á Maella, pero Caspe; rindiéronse y sacáronlos por Flix á Lérida, y de allí á Barbastro; y ha vuelto al exército; continuó el francés y llegó á Maella. Los de Maella pidieron socorro al Marqués de Montara y los de Jabara hicieron lo mismo, y á ninguno de estos lugares se les concedió, fundado en que cesaría su guerra y le enflaquecía, y lo había menester para conservar la plaza de Caspe, que por estar abierta y estar allí las municiones de S. M. le importaba conservarla; con esto se salió toda la gente de Maella, y de Jabara se hizo lo mismo, quedando en Maella los del presidio y muy pocos más; arrimóse el francés á Maella, disparáronles unos malfetes que tenían y con esto se desvió, y dejándolos á las espaldas se pasó á la orilla del río Matarraina, dos leguas y media de Caspe, adonde formó sus escuadrones.

En Caspe se fortificaron muy aprisa á fin de esperarle, y él no se determinó; de allí volvióse á retirar y tampoco dijo nada á los de Maella, y pasóse á Macaleón, quemó el molino y unas casas que estaban fuera y halló resistencia en el lugar, y los dejó; á este tiempo envió un trozo á Flonaspe, y con ser lugar de treinta casas, si bien algo defendido, con no más de treinta hombres de armas, le mataron ocho ó diez y se volvieron, á este tiempo fué otro trozo á Valdeltormo, lugar de treinta casas, y Losa; que hoy, entre otras cosas particulares que sucedieron es estando en la iglesia el Cura, abrazado de un Cristo, por dar una cuchillada al tal Cura, cortaron la cabeza á nuestro Señor Jesucristo; volvióse á Batea, saquean

do como le pareció los lugares de Lledó y Arens, que son pequeños, y como tiene más inteligencias que nosotros, la tuvo de que los de Calaceite, desconfiados del socorro por lo sucedido en Maella, retiraban sus bienes á toda prisa; encaminose para allá, que no está sino una legua de Batea, y aunque tuvo esta inteligencia y vió que no parecía gente por el lugar, por sus batidores sospechó que habría alguna emboscada y estuvo á la vista veinticuatro horas sin entrar, hasta que una mujercilla (que dicen era de Tabara) salió del lugar, y les dijo que no había nadie, y fué así, pues sólo hallaron cuatro viejos y degollaron tres de ellos; saqueáronle á toda su voluntad, y aseguran valdría más de cien mil escudos el saco, con que se repararon de comida para algunos días, que lo habían bien menester, que perecían de hambre.

La misma razón movió á los de Queretas & hacer lo mismo, añadiendo á esto, que Pedro Miguel García, cabo de aquel lugar, seguro de que no le habían de dar buen cuartel, por el mucho daño que había hecho á los catalanes, se retiró con todos y entraron los franceses, saquearon el lugar y quemaron la mayor parte de él.

También pasó un trozo por junto à la Frasneda á Frendespalda, guiados por un francés, vecino de Frendespalda; creyóse que querían ir á la Frasneda y acometerla, que es lugar grande, avisaron á Alcañiz, á nuestro exército, cubrióse un trozo de caballería é infantería, con que no la dijeron palabra; volvióse el enemigo á Osta y costóle tres ó cuatro días, y visto que en ellos no tuvo socorro, fué fuerza darse; volvióse á Batea y repartió un trozo á Jabara y quemó mucha parte del lugar, y los que se retiraron al castillo y iglesia, se hubieron de dar á misericordia; sólo un viejo degollaron, de los otros algunos se huyeron, otros se han quedado presos para remitirlos á dinero.

Vino & Maella, y como los naturales, aunque lo pidieron, no pudieron ser socorridos, amenazados de que no les darían cuartel, se salieron todos; y entenderé que en el lugar había cantidad de trigo hasta quinientos caíces, y de aceite y vino bastantemente.

Los del presidio, que no llegaran á ciento cincuenta, se retiraron al castillo, adonde tienen harina, vizcochos, tocino y arroz

para dos meses, y municiones hasta..... pero si no se les socorre arrimándoles la artillería, pueden hacerles minas y ganarlos, y si lo consiguen, podrá conservarle el francés por algunos días; tiene el sustento para dos meses el castillo.

Este es el estado que hasta hoy, 10 de Junio, tienen estas materias; rindióse Maella.

El discurso no se puede negar á nadie; dos son los medios para el reparo de estos daños:

El primero, salir á la oposición nuestro grueso al suyo, este medio se halla dificultoso, porque las inteligencias que se tienen son que excede mucho en el número; no son muy seguras estas inteligencias, que es lo más trabajoso de la materia.

El segundo medio, que hallándose el grueso en Caspe, pudiera nuestro exército socorrer con algún número suficiente de caballería é infantería á estos lugares, siquiera para que, entreteniéndole aunque se perdiera algo de gente, se ganaría tiempo, así en fortificarse Caspe, que lo ha bien menester, como para engrosar nuestro exército de los lugares circunvecinos, y restante del Reyno. Tampoco fué válido este medio, fundado aunque se enflaquecía nuestro grueso con esta división y corría peligro por el exceso del número que supone del enemigo el negar á Caspe, plaza que se debe conservar mucho, por haber allí muchos víveres y tener allí S. M. muchas municiones y pertrechos.

Al primer punto, se responde que nunca peleó el número sino la forma y buena disposición, y que supuesto que confesemos que el número sea mayor, el terreno no es capaz para pelear de campo á campo, por ser tierra muy áspera, y también incapaz para jugar la caballería, que es la mayor fuerza del enemigo, y si bien la nuestra dicen no es tanta la diferencia, es muy poca é importa menos; ya sentando que es la infantería la que ha de obrar, es bien notorio que la francesa es desdichadisima cosa, y que mil y quinientos catalanes que deben venir que es su mayor fuerza, respecto de la infantería; también sabemos que su malicia nunca se ha ejecutado de cuerpo á cuerpo, sino con emboscadas y traiciones, y es más que verosimil, que si nuestro exército se determinara á salir á campaña, fuera muy asistido de los más vecinos, más por

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