quando doña Juana casó, que estan fuera de cargo. Plata. Una naveta blanca, labrada de crestería, que pesa siete marcos, é cinco onzas, é una ochava. Un relicario de la cruz, con su crucecita encima, que pesó nueve mar cos y una onza. Una portapaz, chequita, dorada, con unas imágines dentro, que pesan dos marcos. Un perfumador de plata blanca, que pesó seis onzas. Un papel de argentería, que pesó de metal dos marcos y cinco onzas. Una caxa de plata, que tiene reliquias dentro, esmaltada de esmalte azul, é un escudete con un corazon negro en el medio, é de la otra parte dos letras. Un Agnus Dei de metal, con una Ve rónica; é de la otra parte un Agnus Dei de cera de Roma. Tres Verónicas de azabache, mayores que castañas, y en las espaldas de todas la imágen de nuestra Señora, que es la salutacion. Ocho pedazos de plata, que son de la naveta, é de la portapaz, é de otras cosas, que pesan seis onzas de plata. Todo esto está en una arca vieja, ensayalada en paño verde escuro sin cerraja. LA Un miércoles que partiera el príncipe don Enrique de Olmedo tan gran compañía, que con muy fermosa maña fermoso se retraxera. Di, panadera. El rey desque aquesto viera, como el príncipe venia con muy gran melanconía, luego en punto proveyera, é fizo sacar de fuera el su pendon ensalzado para pasar luego el vado con noble gente guerrera. Di, panadera. La de Zúñiga, que era esquadra muy conveniente, la mitad de la su gente sabe Dios lo que quisiera. Mas como gente grangera, de su señor natural, con ardimiento leal, acompañó su bandera. Di, panadera. LOPE, OBISPO DE CUENCA. En cátedra de madera vi al obispo de Barrientos, con un dardo sin amientos, que á predicar se subiera. E por conclusion pusiera, XXIV. quel que allí fuese á morir él le faria subir al cielo sin escalera. A GUTIERRE. el prelado de Toledo, no se movió solo un dedo de cabe la talanquera, diciendo: quien se acelera, quando un tal fecho aviene, nunca jamás queda tiene la barba en la cebadera. Di, panadera. Por mas seguro escogiera el obispo de Sigüenza estar, aunque era vergüenza, junto con la cobigera. Mas tan gran pavor cogiera Di, panadera. Con una rica cimera, armado muy gentilmente, se falló el de Benavente en esa esquadra tercera. Mas su gente regatera, mal andantes campesinos, como cobardes mezquinos ficiéron la persiguera. Di, panadera. COMENDADOR DE SEGURA. RODRIGO MANRIQUE. Con lengua brava parlera, é corazon de alfeñique, el comendador Manrique escogió bestia ligera. E dió tan gran corredera, fuyendo tan á deshora, que seis leguas en un hora dexó tras sí la barrera. Di, panadera. HIJO DEL CONDE DE CASTRO. Con costumbre copinglera, temblando como las hojas, va don Fernando de Roxas no manco de la cadera. E por verdad muy certera, de miedo, muy amarillo, fué á la villa de Portillo donde guarecer quisiera. Di, panadera. Salido como de Osera, Rui Diaz el mayordomo, tan velloso vientre y lomo como osa colmenera. Si la fe que prometiera la guardara, segun fallo, no comiera su caballo en el real la cibera. Di, panadera. Tomando yegua ligera con mayor miedo que saña Fernan Lopez de Saldaña, mas negro que una caldera. Soltando la barbillera encomenzó de decir, que el que quisiera fuir él le iria á la estribera. Di, panadera. IÑIGO de Zuñiga. Por persona mensagera se partiera el mariscal, desvióse del real con mano sotil artera. La persona tabernera SEÑOR DE ALMAZAN. Persona tan postrimera nunca vi yendo adestroza como Pedro de Mendoza, que es fama que se escondiera. E dicen que decendiera del rocin, é entró en un pozo, porque viese del buen gozo la madre que lo pariera. Di, panadera. Juan de Tobar como viera el fecho tan mal parado. puso su firme cuidado en buscar la madriguera. Lo qual por obra pusiera, segun que bien lo pensó, por lo qual no falleció á su rocin espolera. Su bondad non encubriera don Enrique el de Zamora, por ganar honra á deshora los contrarios ofendiera. Mas la gran gente ropera, que con él fué á derranchar, fizo por cierto quedar su persona prisionera. Di, panadera. DON GUTIERRE DE SOTOMAYOR, MAESTRE DE ALCANTARA. Maguer de malla é gorguera se armára el maestre mozo; mas no hobo menester bozo, pues á ninguno mordiera. Antes diz que se escondiera con gran sabor de mirar si le cumplia apeldar por guarecer á la Vera. Di, panadera. GARCI SANCHEZ. En una cepa ó bimbrera, por su muy fuerte pecado, estropezó el de Alvarado, é cayó en una junquera. La vil gente ovejera, villanage de peones, sin cadena de eslabones lo atáron á una figuera. Di, panadera. Asaz honroso acudiera á sus valientes varones Mosen Pedro de Quiñones quando las piernas batiera. Tan adentro se metiera quel hobiera de haber fin; mas allí con un faquin mucho bien se combatiera. Di, panadera. Con celada sin visera, é por devisar mejor, dicen que iba el relator, mas seco que esparraguera. Entre la gente pechera dice: quien tuviere fijo para siempre será quito de la moneda forera. Di, panadera. Sin cubiertas ni testera, sin armas, é sin el mox, el viejo alpiquiricox llegó fasta la ladera. Donde nunca se moviera como falcon madrigado, quel ayre le ha bien mudado el cuchillo y la tixera. Di, panadera. Vi al Señor de Xorquera, Alonso Perez Bivero, con escribania y tintero, colgada sin linzabera. E dentro una alcoaladera con polvos para escribir: quisiera dello reir si hobiera dó me acogiera. Di, panadera. Vi sentado en una estera al segundo contador, hablando como dotor, vestido como partera. E si lo que á él pareciera se pudiera allí acabar, él quisiera mas estar cien leguas de allí de Vera. PEDRO SARMIENTO. Aunque algun miedo sintiera el repostero mayor, encubrió bien su temor, como caballero que era. Y el grande miedo que hobiera Di, panadera. DON ALVARO DE LUNA. Obra muy clara y placera se mostró ser, é notable, lo que fizo el condestable con los que se combatiera. Mas quebráran la barrera muy ayna sin dudanza, si la su buena ordenanza algun poco se durmiera. Di, panadera. DE SANTILLANA. Con fabla casi estrañera, los contrarios, sin mas ruego, JUAN PACHECO. estaba el valiente conde, (de Castro) el qual el mesmo prendiera. Di, panadera. DON FERNANDO ALVAREZ, El conde de Alba maguera, buen caballero esforzado, muchas veces se ha loado de cosas que non ficiera. En la batalla primera fizo su deber por sumo, pero no tanto ni como por sus cartas escribiera. Di, panadera. PEDRO GARCIA DE HERRERA. Con cara muy falaguera, é con discrecion y seso, DON RODRIGO. Con palabra lisonjera, é con talle gordo y feo, el conde de Ribadeo sin armas apareciera. El qual por cierto quisiera quel robo fuera sobejo, porque á mozo ni aun á viejo tan gran parte le cupiera. Di, panadera. . Diciendo: guarda Herrera, bullendo como garduña, asomó Pedro de Acuña con una falsa grupera. Tan gran trabajo sintiera con el muy gran calor Payo, que le vino tal desmayo, que pensó que se muriera. Maguer dis que se pusiera con los hombres esforzados; muchos son maravillados co |