Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Lo

CAPITULO XV.

FLANDES.

DON JUAN DE AUSTRIA.

De 1576 a 1578.

que hizo don Juan de Austria despues de la conquista de Tunez.Su conducta en las alteraciones de Génova.-Formidable armada turca sobre Tunez y la Goleta.-Piérdense estas dos importantes `plazas: por qué causas, y por culpa de quiénes.-Lo que entretanto hacía don Juan de Austria.-Viene á España.-Regresa á Italia.Planes y tratos de don Juan y del pontífice sobre Inglaterra y sobre Escocia. Es nombrado gobernador y capitan general de Flandes, -Viene á España contra el gusto del rey.-Recibe instrucciones y va á Luxemburgo.-Tratado de paz con los Paises Bajos.-El Edicto perpetuo.-Evacuan los Estados de Flandes los españoles.-Sentimiento de las tropas.-Maquinaciones contra don Juan, y peligros que éste corre.-Retírase á Namur.-Renovacion de la guerra.Vuelven los tercios españoles á Flandes.-El príncipe Alejandro Farnesio. El príncipe de Orange y el archiduque Matías.-Batalla y triunfo de don Juan de Austria en Gembloux.-Conquistas de don Juan en Henao.-Toma de Limburgo por el príncipe de Parma.-Providencias del rey don Felipe.-Nuevo edicto.-Medios que empleó el de Orange para malquistar á don Juan de Austria con su hermano.-Planes de casamiento de don Juan.-Envia á Madrid al secretario Escobedo.-Fingida amistad entre Escobedo y Antonio Perez.-Asesinato de Escobedo.-Sentimiento de don Juan de Austria.-Tropas alemanas y francesas en auxilio de los flamencos.-Va á encontrarlas el ejército español.-Conducta heróica ·

del príncipe Farnesio.-Conspiracion descubierta contra la vida de don Juan de Austria.-Confesion y castigo de los asesinos.-Enferma don Juan.-Su muerte.-Llanto de todo el ejército.-Pompa fúnebre.-Elogio de sus virtudes.-El príncipe de Parma Alejandro Farnesio nombrado gobernador de Flandes.

En los casos estremos, y cuando amenazaba un grave peligro ó estaba á punto de perderse un estado, era cuando Felipe II. recurria á su hermano don Juan de Austria, y confiaba á su valor y talento las mas árduas empresas y las causas que parecian mas desesperadas, como quien le creia capaz de enderezar lo que por desaciertos ó faltas ó mala fortuna de otros parecia de difícil y casi imposible remedio. Si crítica era la situacion del reino de Granada en 1570, cuando Felipe confirió á su hermano el mando en gefe en la guerra contra los moriscos, éralo mas todavía la de los Paises Bajos en 1576, cuando le encomendó el gobierno y capitanía general de los Estados de Flandes, en que diez y seis provincias se habian alzado contra la dominacion de España, no quedando sino una que no hubiera entrado en la general sublevacion, y no poseyendo las tropas españolas sino contadas y esparcidas fortalezas, y la ciudad de Amberes, merced á un esfuerzo estraordinario de nuestros bravos caudillos y capitanes.

Pero antes de seguir al vencedor de los moriscos y de los turcos en este nuevo teatro en que por primera vez se presentaba, cúmplenos informar á nues-

tros lectores de lo que habia hecho don Juan de Austria desde que en el capítulo XIII. le dejamos en Nápoles de regreso de la gloriosa y rápida conquista de Tunez y Biserta que habia hecho á los moros.

Deseaba don Juan volver á España, y pedir personalmente y de palabra al rey el tratamiento de infante de Castilla, que tenia sobradamente merecido, y que todos le daban menos su hermano. Con este objeto habia llegado ya al puerto de Gaeta (16 de abril, 1574), pero hallóse alli con un correo del rey don Felipe que le llevaba la órden de pasar á Lombardía, asi para atender á las revueltas y alteraciones que agitaban entonces la república de Génova, como para estar á la vista de lo que intentaran los franceses contra España en Génova y en Flandes. Partió pues don Juan en virtud de este mandato, primero al golfo de la Especia y despues à Vegeven. Andaba en efecto la señoría de Génova sobremanera alterada y dividida en bandos, siendo los principales los que formaban la antigua y la nueva nobleza, aspirando una y otra al gobierno de la república. Denominábase el bando de los antiguos nobles el del Portal de San Lucas, el de los modernos del Portal de San Pedro. Correspondia al rey de España desde el emperador Cárlos V. el protectorado de aquella república. La antigua nobleza, ó sea los del Portal de San Lucas, solicitaban y esperaban la proteccion del rey don Felipe. La Francia apoyaba la nueva nobleza, á la cual se unia el pue

[ocr errors]

blo, que pretendió y alcanzó participacion en el gobierno del Estado. Los franceses propalaban, á fin de ganar ellos influjo, que el monarca español trataba de alzarse con el señorío de Génova y agregarle á sus dominios. Pero el rey don Felipe, prudente hasta el estremo en este negocio, limitóse á conservar el protectorado que de derecho le pertenecia, á mantener la libertad de la república, procurando aplacar los bandos, y que todos tuvieran parte en las cargas y beneficios del gobierno, y á impedir que la Francia á pretesto de las alteraciones ejerciera en la señoría una influencia incompetente. En este sentido eran las instrucciones que Felipe II. daba á don Juan de Austria, y que éste cumplia en union con don Juan Idiaquez y don Sancho de Padilla, á quienes el rey habia enviado como embajadores estraordinarios, y con otros que sucesivamente intervinieron en estas negociaciones. Los disturbios y las revueltas y los choques de los bandos duraron mucho tiempo, sin que Felipe II.,

á

pesar de la parte que tomaron otras potencias, traspasára su derecho de protectorado y su oficio de pacificador, y á él se debió el que los bandos se fueran aquietando y arreglándose las diferencias (1),

(4) Vander Hammen dedica todo el libro V. de su Historia de don Juan de Austria á la relacion de estos sucesos de Génova. Y Cabrera consagra al mismo asunto muchos capítulos de los libros X y XI de la Historia de Felipe II.

Tenemos á la vista una carta descifrada de don Juan de Austria al rey sobre los sucesos de Génova y su conducta en ellos con arreglo á las instrucciones de S. M. Esta carta, copiada por nosotros del Archivo de Simancas (Estado,

Hallándose don Juan de Austria con el indicado objeto en Vegeven, falleció el monarca francés Cárlos IX. (30 de mayo, 1574). Conócese que le pasó por el pensamiento al príncipe español la idea de aspirar al trono de aquel reino, puesto que habiendo consultado con don García de Toledo, el amigo de su confianza y á quien pedia parecer en todo, lo que debia ir previniendo con tal motivo, le contestaba don Gar

legajo 1067), tiene la siguiente particularidad, que prueba una de las cualidades y costumbres de Felipe II. en estas materias. Se ven en ella las tachaduras y enmiendas que él hizo de su mano en el testo, y al márgen las adiciones y correcciones que puso de su puño y letra. Hacía todo esto para presentarla despues al Consejo en los términos que á él le convenia, omitiendo lo que no queria que el Consejo supiese, ó añadiendo lo que le parecia. Decimos esto con seguridad, porque tenemos tambien la copia, tal como se trasladó al Consejo, con las enmiendas, correcciones y adiciones que habia mandado hacer el rey. Esto lo acostumbraba muchas veces.

Por lo demas, uno de los párrafos mas interesantes de la carta es el siguiente: «Lo he comunicado con las personas de confianza y esperiencia que me han parecido, y habiéndose tratado y platicado muy largamente sobre ello en mi presencia, aunque se han representado muchas dificultades é inconvenientes en este negocio por una parte y por otra como allá, se ha considerado tambien el estado en que al presente se hallan las cosas de Italia; lo que el duque de Gandía y don Juan Idia

quez me han escripto, del poco fructo que se puede esperar de los officios que el legado de S, S. y ellos hacen; que los nuevos y el pueblo están cada dia muy mas duros é insolentes, y que no vernán á ningun buen concierto; que no han querido el compromiso que los viejos ofrecian; las sospechas que hay de que franceses quieren meter el pié alli; que va por embaxador suyo el conde de Fiesco con permision de la república; la aficion y devocion que los que están agora en el gobierno han tenido y tienen á aquella corona; v en conclusion, el evidente daño que se puede esperar de dexar correr assi este negocio por el fuego grande que por alli se podria venir à encender en Italia, y que despues fuese dificultoso de matarle, mayormente si esto durase hasta el verano, y viniese la armada del turco; y que assi por todas estas consideraciones conviene poner remedio en él, y quel mejor y menos sospechoso á todo el munde será el dar á los viejos la permision que han pedido...... aunque confieso á V. M. que he venido en esto con mucha duda y perplexidad, visto lo que va en el acertarse ó errarse, etc.»>

« AnteriorContinuar »