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sen cristianos ó saliesen de sus reinos con todos sus bienes é mercancías, salvo oro y plata. Los moros que habitaban en los pueblos de Castilla y Leon, que eran llamados Mudexares, obedescieron luego el mandamiento de los Reyes y se tornaron cristianos, y tambien algunos de los judíos; empero la mayor parte dellos se salieron del reino, y muchos se fueron por tierra á Portugal, y otros se embarcaron en Málaga y Cartagena donde les dieron navíos, y pasaron en Africa é Italia. Y en esta manera fueron expellidos de España los judíos donde habian habitado espacio de mill y quinientos años segund Sancto Esidro en la primera parte de sus Crónicas afirma. En tiempo de Herodes y sus hijos viéndose afligidos los judíos desampararon su tierra y habitaron en todas las provincias de Europa y Africa, y llegaron hasta España derramados, á donde pacíficamente habitaron debajo de la gobernacion del imperio romano, y los vándalos é visogodos y otras gentes que señorearon á España espacio de seiscientos años, hasta los seiscientos y quince del nacimiento de Cristo que el católico Rey godo Sisebuto mandó que todos los judíos que habitaban debajo su imperio, se tornasen cristianos ó saliesen de la tierra; y los que no lo quisieron ser fueron expelidos Despaña y estuvieron espacio de ochenta años hasta los setecientos de Cristo que le sucedió el Rey Vitiza (*) de los godos, que les consintió volver á España á donde tornaron mas número dellos que salieron. Y como por los pecados de los godos, sucedió que dende á quince años los moros se apoderaron Despaña, y los mismos judíos ayudaron á los moros y les entregaron las cibdades de Toledo y Eli

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(*) Vitiza fué sucesor de Sisebuto en la serie de los Reyes godos, pero no inmediato.

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beria que fué cerca de Granada, y otros muchos pueblos, estos judíos habitaron entre los moros y cristianos que señorearon á España espacio de ochocientos años, hasta que les fué mandado esta segunda vez por el Rey y la Reina que saliesen della (*).

Cárlos Rey de Francia, Octavo de este nombre, teniéndose por verdadero heredero del reino de Nápoles, mediante habérselo dejado por testamento Joan Duque de Angens al Rey Luis de Francia su padre, y á este Duque la Reina Joana, concibió en su ánimo de conquistar este reino; y porque no le fuesen en ello contrarios el Rey y la Reina y favoresciesen al Rey Fernando de Nápoles, envióles sus embajadores á les hacer saber que él queria restituir el condado de Ruisellon y guardar la antigua liga y amistad que siempre hobo entre Castilla y Francia. Y el Rey y la Reina aceptaron la embajada y respondie-ron al Rey de Francia con Antonio de Fonseca.

Así mismo la Señoría de Venecia envió por embajadores á Gerónimo de Leon é á Jorge Pisano, haciéndoles saber que holgaba mucho del triunfo que Dios les ha bia dado en conquistar el reino de Granada: á los nuevos embajadores fué hecho muy buen rescibimiento y tratamiento. Y al igual (1) enviaron el Papa Alejandro, y el Emperador Maximiliano y Enrico Rey de Inglaterra, Séptimo deste nombre; y despachadas todas estas embajadas, dejando con el Conde de Tendilla seiscientas lanzas de la hermandad, acordaron el Rey y la Reina de se ir á Aragon para rescebir el condado de Ruisellon.

(*) El decreto de la expulsion de los judíos se dió por los Reyes católicos en Granada á 31 de marzo de 1492.

(1) El ms. dice: y á lo cual que parece yerro del copista.

CAPÍTULO VI.

Como entendiendo en cobrar el condado de Ruisellon, dieron al Rey una cuchillada en Barcelona.

Espacio de cuatro meses estuvieron el Rey y la Reina en la cibdad de Granada, y proveido lo ya dicho se partieron della la vuelta de Aragon por el mes de mayo deste año, que se contaron mill y cuatrocientos y noventa y dos del nascimiento de Cristo, y diez y nueve de su reinado. Y llegados á la cibdad de Zaragoza les fué hecho gran rescibimiento, y mandaron allí celebrar córtes en las cuales sirvieron los reinos de Aragon con trescientas mill coronas que le debian al Rey de Francia por las cuales tenian empeñado el condado de Ruisellon. Y al principio del mes de agosto deste año se partieron para Barcelona donde estuvieron todo el restante dél, y enviaron al Rey de Francia mill coronas, de las cuales hizo gracia á la Reina Doña Isabel.

Al principio de los mill y cuatrocientos Ꭹ noventa y cuatro años (*) del nascimiento de Cristo, y veinte años del reinado destos Principes, celebrándose córtes en Barcelona con los catalanes y valencianos, cierto dia de cuaresma bajando el Rey por una escalera de las córtes, se llegó á él denodadamente un catalan de tierra de Barcelona, llamado Joan de Cañamares, y dió al Rey por detrás una cuchillada en el pescuezo sin decir palabra, con un puñal largo que traia debajo la capa, afilado; y si el Rey no trujera jubon con collar alto, le cortara la cabeza. Y como esto vió un trinchante del Rey que allí se

(*) No aconteció la tentativa de asesinar á Fernando V en 1494 sino en 1492 segun Zurita.

halló, arremetió con él y diôle dos puñaladas, y el Rey mandó que no le matasen; y los que estaban allí, lo prendieron. Y fué tal la cuchillada, que el Rey no pudo ir á palacio donde estaba la Reina y se quedó en esta casa. Y en la cibdad hobo luego grand alboroto porque se dijo haber muerto el Rey. Y como la Reina lo supo tomó grand espanto, y mandó á un paje suyo llamado Hernando Euguarte, que fuese á la posada de D. Sancho de Castilla, ayo del Príncipe D. Joan, y le dijese que trujese al Príncipe á palacio, y D. Sancho así lo hizo. Y como Martin de Tábara maestresala de la Reina, vió al Rey, á gran priesa volvió á palacio, y dijo á la Reina como el Rey no era muerto ni estaba tan peligroso, de lo cual la Reina recibió grand consolacion, y mandó llamar sus secretarios y despachó muchos correos para Italia, Francia y España, haciendo saber lo acaescido al Rey, y como no era peligroso; y esa misma noche la Reina se fué á la posada donde el Rey estaba, y le duró la mala dispusicion cerca de cincuenta dias, donde continuamente salia la Reina á estaciones y plegarias que se hacian por la salud del Rey, é hizo voto que nunca mas en su casa, ella ni sus hijas ni damas se afeitarian ni traerian verdugados de brocado ni de seda, ni otros trajes deshonestos.

El alboroto deste dia fué muy grande en la cibdad, porque los cortesanos tomaron armas contra los catalanes, y los unos decian que los otros habian muerto al Rey, y avisados de su buena dispusicion, cesó. Y el que hirió, fué curado de las puñaladas, y como estuvo sano fuéle preguntado ¿por qué habia herido al Rey, ó quién se lo ha~ bia mandado? Y diéronle nuevos tormentos, y hallaron ser loco; mas nunca confesó sino haberlo hecho por acertar un buen tiro de su mano. Y como el Rey supo su sim

pleza, quisiera que lo soltaran, lo cual no consintieron los catalanes. Y este hombre fué atenazado y cortados sus miembros hasta que murió (*).

Y como el Rey fue sano, partióse para Girona, y de allí envió á Perpiñan á D. Enrique Enriquez de Guzman, hijo de D: Alonso Enriquez Conde de Alba, al cual entregó el condado de Ruisellon Musiur de Aveni (**); y luego llegó correo de Francia del Rey mandándole que no le entregase; mas ya tenia la fortaleza de Perpiñan Mosen Joan de Albió, y D. Enrique mandó salir los franceses de allí y se apoderó de todo el condado de Ruisellon en donde quedó con mill y quinientas lanzas.

Y fecho esto el Rey se volvió para Barcelona, y de ahí se partió el Rey y la Reina para Valladolid adonde entendieron en la gobernacion de sus reinos, y Baldovinos bastardo de Borgoña, hermano del Duque, con los embajadores del Emperador Maximiliano, trató en que hobiese efecto el casamiento de la Infanta Doña Joana con D. Felipe Archiduque de Austria, primogénito del Emperador, y de Madama Margarita su hermana con el Príncipe D. Joan. Ansí mismo llegó á esta villa Aben Conixan moro, embajador del Rey de Granada, y por virtud de cierta ciencia quieren decir que persuadido por el Comendador mayor de Leon D. Gutierre de Cárdenas, dijo este moro que holgaría el Rey de Granada de se pasar en Africa dándole en recompensa por los vasallos y rentas que habia dejado, grande sustentacion; y fuéle dado toda la recompensa que este moro concertó. Y enviaron á mandar

(*) Ferreras apoyado en historiadores antiguos dice que la piedad de Isabel la Católica, hizo que le diesen garrote, y que la pena de cortarle la mano y ser atanaceado se ejecutase en su cadáver. (*) Quizá Aubigni.

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