Historia de un corazón, Volumen1

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L. Lopez, 1874 - 279 páginas
 

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Página 182 - Aquel ruiseñor amante es quien respuesta me da, enamorando constante a su consorte, que está un ramo más adelante. Calla, ruiseñor; no aquí imaginar me hagas ya, por las quejas que te oí, cómo un hombre sentirá si siente un pájaro así.
Página 186 - ¡Oh Dios! ¿Por qué siquiera, pues ves desde tu altura esta falsa perjura causar la muerte de un estrecho amigo, no recibe del cielo algún castigo? Si en pago del amor yo estoy muriendo, ¿qué hará el enemigo? Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Página 187 - ¡Cuántas veces, durmiendo en la floresta, reputándolo yo por desvarío, vi mi mal entre sueños, desdichado! Soñaba que en el tiempo del estío llevaba, por pasar allí la siesta, a beber en el Tajo mi ganado, y después de llegado, sin saber de cuál arte, por desusada parte y por nuevo camino el agua se iba; ardiendo ya con la calor estiva el curso, enajenado, iba siguiendo del agua fugitiva.
Página 182 - Y si no es la vid, será aquel girasol, que está viendo cara a cara al sol, tras cuyo hermoso arrebol siempre moviéndose va.
Página 187 - ¿Cuál es el cuello que, como en cadena, de tus hermosos brazos anudaste? No hay corazón que baste, aunque fuese de piedra, viendo mi amada hiedra, de mí arrancada, en otro muro asida, y mi parra en otro olmo entretejida, que no se esté con llanto deshaciendo hasta acabar la vida.
Página 186 - ¡Ay cuánto me engañaba! ¡Ay cuán diferente era, Y cuán de otra manera Lo que en tu falso pecho se escondía!
Página 185 - ¡Oh más dura que mármol a mis quejas, Y al encendido fuego en que me quemo Más helada que nieve, Galatea!
Página 180 - No hay sujeto en que no imprima El fuego de amor su llama, Pues vive más donde ama El hombre, que donde anima.
Página 185 - Y tú, desta mi vida ya olvidada, sin mostrar un pequeño sentimiento de que por ti Salicio triste muera, ¿dejas llevar, desconocida, al viento el amor y la fe, que ser guardada eternamente sólo a mí debiera? ¡Oh Dios! ¿Por qué siquiera (pues ves desde tu altura esta falsa perjura causar la muerte de un estrecho amigo) no recibe del Cielo algún castigo?
Página 181 - ¿Cuál es la causa, en rigor, deste fuego, deste ardor, que en mí por instantes crece?

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