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des en la su córte é en todos los sus Reinos é Señoríos, presente fuí en uno con los dichos testigos á lo facer sacar y corregir con el original; é por ende en testimonio de verdad ize este mio signo, que es á tal.-Hay un signo.Juan de Alcalá, escribano público.

CARTA DEL CONTADOR RODRIGO de Albornoz Á S. M. DANDO CUENTA DE LOS ÚLTIMOS SUCESOS OCURRIDOS EN NUEVA ESPAÑA, SEGUN LAS NOTICIAS RECIBIDAS RELATIVAMENTE Á HERNAN CORTÉS Y A CRISTÓBAL DE OLID, Y AVISANDO DE MUCHAS COSAS IMPORTANTES PARA EL GOBIERNO Y PROSECUCION

DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN AQUELLAS REGIONES.-(15 de Diciembre de 1525.) (1)

á

Sacra Cesárea Cathólica Magestad: Con Lope de Samaniego, que de aquí enbié treze meses há á dar cuenta y relación á Vuestra Magestad de estos sus Reynos y Señoríos, screbí á Vuestra Cesárea Magestad todo lo que la sazon me ocurrió, y con larga relacion de lo que alcançava á conoscer y cumplia al servicio de Vuestra Magestad, aunque era de pocos dias llegado, para que, entendido Vuestra Magestad lo desta tierra, mandase proveer como viese que convenia á su Real servicio, y nos enviase á mandar á los oficiales y criados de Vuestra Magestad lo que en todo avíamos de hacer en las cosas de su servicio y hacienda, que no tenian ni tienen aquella órden que para el buen recabdo de ella conbiene; y porque segund acá por algunas carabelas que han venido, asi de

(1) Archivo de Indias, Patronato, Est. 2.o, Caj. 2.°

Sevilla como de la Española, tenemos nuevas que las carabelas que llevaron los dineros y presenté, que con Diego de Soto y Montejo y el dicho Samaniego el gobernador Hernando Cortés y los oficiales de Vuestra Magestad le enbiamos, llegaron en salvo á Sevilla en fin del mes de Abril, y Vuestra Magestad habrá mandado oir á el dicho Lope de Samaniego, que á solo hazer relacion á Vuestra Magestad de esta su tan grand tierra envié, y habrá proveydo como mejor cumpla á su servicio; en esta haré saber á Vuestra Magestad lo que al presente me ocurre y me parece dar aviso á Vuestra Magestad.

Como los que fueron con el dicho oro de los sesenta mill castellanos harian relacion á Vuestra Magestad, el gobernador Hernando Cortés, despues de haber escripto á Vuestra Magestad, con el dicho Lope de Samaniego, que no iria el camino para las Higueras contra Cristóbal de Olit, que, á mi instancia y contradicion que de parte de Vuestra Magestad le abia hecho, dijo que dejaria; creyendo que eran hechos á la vela los navíos que partieron de Medellin, determinó de ir todavia el dicho viaje de las Higueras, y sacó de aquí ciento y veinte de caballo y veinte escopeteros y otros tantos ballesteros y gen te de pié, y pasado el rio que dicen de Grijalva, de aquella parte de Guacacualco, cerca de ducientas leguas desta cibdad de Temixtitan, halló los indios de guerra que no están subjetos al dominio de Vuestra Magestad, puesto que para pasar con gentes como iba de paso, no halló allí contradicion alguna; y como pasado de allí, mensageros de esta cibdad no podian pasar, sino que les mataban, y con un criado mio que le alcançó antes de entrar en aquella provincia que llaman de Tabasco, que le envié á ber si queria mudar la opinion de ir aquel camino

contra Cristóbal de Olit, por el muncho deservicio que Vuestra Magestad de ello recevia y tanto daño la tierra y los cristianos, me escribió iba en su determinacion, y porque la gente donde ya llegaria de allí adelante, pasado él, quedaria de guerra, é yendo mensageros ó poca gente, los matarian, que no le enviásemos persona ninguna; y de allí tomó su camino á las Higueras, junto á una cibdad principal que se llama Xicalango, y en este medio tiempo, que es de diez meses y mas, que no sabíamos dél, venian nuevas por diversas partes y provincias, que decian los indios de la provincia de Xicalango, hácia otra que se llama Trapala, que le habian muerto, y á todos los cristianos que con él fueron, y á cuatro ó cinco mill indios que llevaba en su compañía de los de esta cibdad y tierra.

Y los parientes y criados del dicho Gobernador, que abia dexado en esta cibdad y provincias en su hacienda, fingian y escribian diversas maneras de nuevas, por se tener las haciendas y sustentar en los cargos que les habia dexado, con los cuales se juntaban algunos oficiales de Vuestra Magestad, y escribian nuevas cómo por indios mercaderes que abian venido de Xicalango sabian que el gobernador Cortés venia ya de vuelta, que abia detenidole una provincia por las aguas; y dende á otros quince dias ó treynta venia nueva por via de indios que le habian muerto; y con esta forma de nuevas hemos estado suspensos mas de medio año, y con pena de no escrebir á Vuestra Magestad cosa cierta, hasta que vino una nueva escrita por via de indios que era muerto de la parte de Trapala, siete jornadas adelante de Xicalango.

Y no confiándonos en todo esto, aunque en el muncho tiempo que abia que no se sabia dél, daba á creer fuese

muerto, enbiamos por mar costeando hácia las Higueras á Diego de Ordas, su amigo y criado, con dos bergantines y veinte ballesteros, para que entrase por el rio arriba de Xicalango, que viene á dar en la costa, y con lengua de la tierra que lleba ba supiese la certinidad de su muerte ó vida, porque la pudiésemos escrebir á Vuestra Magestad, para que mandase proveer de remedio en esta tierra como cumple á su servicio. El cual dicho Ordas entró con los dichos bergantines por el rio arriba de Xicalango, que es como el Rin, y encontró con siete ó ocho mercaderes indios que venian en una canoa, y juntóse á ellos y tomóles, y metidos en un bergantin, hízoles munchas preguntas del Gobernador y su gente que por allí abian pasado; y aunque al principio de miedo le negaban que no lo habian visto, despues le confesaron cómo á aquel capitan y á los que con él iban les abian muerto, mas abia de siete ó ocho lunas, porque ellos cuentan por cada mes una luna, en una cibdad siete jornadas de Xicalango, que está dentro de una laguna, que se llama Cucamelco, y que la causa principal fué porque el Gobernador abia demandado al señor de aquella cibdad oro y otras cosas, que no se lo quiso dar, diciendo que no lo tenia, y que le abia sobrello maltratado, y que con aquel despecho, el señor de aquella cibdad, Cucamelco, apercibió toda la tierra del rededor, y el dia que salieron á dormir junto á la laguna, en un lugar pequeño de aquella cibdad, á media noche, que el Gobernador y su gente reposaban, vino mucha multitud de gente sobre los cristianos, y comenzaron á poner fuego por todas partes y á dar sobrellos y los caballos, y cómo no pudieron ni tuvieron tiempo de se poder servir de ellos, y con el fuego desbarataron los indios á los cristianos y les dividieron

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por diversas partes, y ya que amaneció, diz que dieron sobre los que quedaban y prendieron al capitan, que lo conocieron, que tenia una herida en la garganta, y lleváronlo en señal de victoria á un templo principal de şas idolos, que llaman Uthilobos, y allí lo sacrificaron á sus ídolos, y de los demas no dejaron hombre á vida, y á los indios que de acá iban con los cristianos, diz que guardaron para comer, y á los cristianos hechaban en la laguna, porque, diz que los han probado y son duros y -amarga la carne de ellos; y dice el dicho Diego de Ordas que los indios decian que mejor los pudieran matar dentro de la cibdad de Cucamelco, que está en el agua, sino por no quemar y destruirla, que la tenia en muncho el señor de ella.

Han puesto, muy cathólico Señor, tanto dolor y tristeza en los vasallos de Vuestra Magestad estas nuevas y muerte del dicho Gobernador y cristianos que con él fueron, que no ha podido ser mas, así por aber muerto tantos cristianos á mano de infieles, como por aber« muerto el dicho Gobernador que tambien habia servido y, trabajado en estas partes, así á Dios cómo á Vuestra Magestad; porque aunque cuando aquí venimos abia alguna sospecha que en lo de adelante no estaria tan obediente en servicio de Vuestra Magestad como debia é era razon, al tiempo de su partida desta tierra mostró tener fidelidad -y obediencia al servicio de Vuestra Magestad, en dexar, como dexó antes que se partiese, la gobernacion y administracion de esta tierra á los oficiales que de Vuestra -Magestad aquí quedamos, puesto que en ella hubo alguna maña, de la cual se puede inputar la culpa tanto y mas á algunos de los dichos oficiales que no á él, como mas largo Vuestra Magestad sabrá, para que en ello mande TOMO XIII.

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