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su enemistad, pidió al gobierno gene- Año de 1815.
ral se escogitara algun remedio que
curase el mal enteramente. Bolivar,
que siempre ha sido generoso en sus
sentimientos quiso ganar y atraer á
Castillo propuso, pues, al gobierno
que le hiciera general de brigada. El
poder egecutivo de la union adoptó la
idea, y enviándole el despacho le
ordenó que inmediatamente se pusiera
en camino para Santafé á servir una
plaza que se le habia dado en el su-
premo consejo de la guerra, tribunal
creado poco ántes. Este arbitrio que
habria cortado en gran parte los moti-
vos de choque entre los generales Bo-
livar y Castillo, colocándolos en dife-
rentes puntos de accion, no tuvo efecto.
El gobernador interino de Cartagena,
doctor Gual, previno á Castillo que
continuara en el mando de las tropas

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Año de 1815, de la provincia á pesar de la órden contraria del gobierno general, sobre la cual iba á hacer algunas observaciones. Estaba apoyado este paso en la facultad que la reforma de la acta federal concedia á los gobernadores de las provincias para suspender las órdenes del gobierno de la union, siempre que de ellas se siguieran muy graves inconvenientes, dando cuenta inmediatamente. El gobierno y las demas autoridades de Cartagena hicieron el abuso mas escandaloso de aquel permiso, y no cumplieron muchas órdenes importantes del poder egecutivo general, bajo del pretesto que tenian que representar; pero ninguna desobediencia fué tan funesta á la independencia como la retencion de Castillo en la comandancia de armas de Cartagena. El gobernador interino, Gual,

dió principio á ella, sin duda con bue- Año de 1815. nas intenciones, la continuó tenazmente el nuevo gobernador Amador, y el gobierno general tuvo la debilidad despues de algun tiempo de consentir en la medida.

Luego que se divulgó la noticia de que el general Bolivar debia mandar en gefe las tropas de la provincia de Cartagena, y todas las que se habian destinado contra Santa-Marta, bien fuera por el descrédito que le habia causado el manifiesto de Castillo, bien por la rivalidad que existia entre cartageneros y venezolanos, por no haber algunos de los gefes de estos recibido en su última emigracion tan buen trato en Cartagena como en la de 1812, que habia causado fuertes y mutuos resentimientos; bien finalmente por la opinion favorable que los pueblos

lo

Año de 1815. habian formado de Castillo; y acaso

por manejos ocultos de algunos envidiesos y enemigos de Bolivar, comenzáron á circular peticiones al gobierno privincial, tanto de particulares como de diferentes corporaciones de Cartagena, para que el general Castillo continuara en el mando de las armas y dirigiese la espedicion contra SantaMarta. Era pintado en ellas como el único gefe capaz de tomar aquella plaza. No le faltaban talentos y conocimientos militares; pero se necesi taba mucha ceguedad y espíritu de provincialismo para compararle con el general Bolivar, cuando Castillo hasta entónces solo habia hecho una campaña en Cúcuta, y siempre habia sido oficial de guarnicion y de gabinete. Entre aquellas representaciones la mas notable fué la del presidente de la

go

legislatura Echagaray, dirigida al bierno general, pidiéndole que se revocara el nombramiento del general Bolivar y del coronel Carabaño, que mi0 litaba bajo sus órdenes, confiándose la empresa de libertad á Santa-Marta al general Castillo. Repetia las acusaciones que este habia publicado en su manifiesto contra el primero, atribuyéndole la pérdida de Venezuela, y 4 principalmente se fundaba : « En que [ el general Bolivar era muy adicto á la faccion de los Piñerez, que por su medio esperaba ser restablecida en antiguo poder; con lo cual se comprometia la tranquilidad de la provincial aun mal asegurada: que por estos motivos la legislatura habia dirigido un mensage al gobernador, pidiéndole que mandase suspender la entrada del general Bolivar en el territorio de Carta

su

Año de 1815.

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