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CAPITULO XIII,

DON JUAN DE AUSTRIA.

LEPANTO.

De 1570 à 1574.

Planes del sultan Selim II. sobre la isla de Chipre.-Resuelve su conquista.-Rompe la paz con Venecia.-Prepárase á la guerra la república: busca aliados y pide auxilio.-El papa y el rey de España. -Principio de la liga.-Conferencias en Roma: capítulos.-Guerra de Chipre.-Generales y fuerzas turcas.-Generales y fuerzas venecianas. Sitio y toma de Nicosia por los turcos.-Escuadra auxiliar de España: Juan Andrea Doria.-Escuadra pontificia: Marco Antonio Colonna.-Disidencias entre los aliados.-Retírase Andrea Doria.Vuélvese la armada de los confederados.-Realízase la liga cristiana y se jura.-Célebre sitio de Famagusta por los turcos.-Defensa heróica de los venecianos.-Se rinden.-Horribles é inauditas crueldades de Mustafá.-Generales de la armada y ejército de la liga: Generalísimo DON JUAN DE AUSTRIA.-Sale don Juan de Madrid: va á Barcelona, Génova, Nápoles y Messina.-Reunion de la armada de la liga.-Número de naves y hombres.-Parte la armada á Levante.-Armada turca: Pertew-Bajá y Alí-Bajá.-Orden de las dos armadas.-Memorable batalla de LEPANTO.-Pericia y denuedo de don Juan de Austria.-Muerte de Alí-Bajá.-Triunfo glorioso de la liga, y destruccion de la armada turca.-Retirada de los aliados.-Festejos en Venecia, Roma y Madrid.-Escaso fruto que se recogió de la victoria y sus causas.-Repone el turco su armada y vuelve sobre Candía.-Lentitud de los coligados, y motivos que la

ocasionaban. Muerte del papa Pio V.-Gregorio XIII.-Detencion de don Juan de Austria y sus quejas.-Hácese otra vez á la vela. -Campaña naval de 1572.-Retirada de los aliados.-Bochornosa paz de Venecia con Turquía.-Disuélvese la liga.-Marcha don Juan de Austria á Berbería y reconquista á Tunez.-Vuelve á Italia.

Dejamos en el capítulo anterior á don Juan de Austria triunfante de los moriscos granadinos, y preparándose á buscar otros laureles con que ceñir su noble frente en otro campo mas estenso y en empresas mas dignas de su elevado ánimo y de su gran corazon. El que habia vencido á unos moros montaraces, aunque briosos y valientes, entre las breñas y riscos de una comarca de la península española, iba á ser puesto á prueba lanzándole á los mares de Oriente y colocándole como general en gefe de la armada de tres naciones confederadas, frente á frente de las fuerzas marítimas del Gran Turco, que era entonces formidable y poderoso en las aguas, y desafiaba y traia alarmada toda la cristiandad. Menester es que reseñemos brevemente las causas que obligaron á las potencias cristianas que nombraremos luego á unirse y coligarse contra el imperio otomano, y la situacion respectiva en que se hallaban las fuerzas de los turcos de los confederados cuando el hermano natural de Felipe II., jóven de veinte y cuatro años, fué llamado á desempeñar el primer papel en aquella solemne contienda.

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La conquista de la fertilísima isla de Chipre, tri

butaria antes de los sultanes como sucesores del soldan de Egipto, y despues cedida á la república de Venecia por Catalina Cornaro, noble veneciana, viuda del rey Jacobo, habia sido el proyecto favorito del sultan Selim II. que sucedió en el imperio á su padre Soliman, muerto en la guerra de Hungría en 1566. Desde antes de subir al trono, y cuando era solamente príncipe hereditario, habia tenido ya este pensamiento. Criado este príncipe entre los placeres del serrallo, codicioso de oro, pero todavía mas apasionado del vino, por mas que lo prohibiera su ley, y llamado por esto el bebedor, el ébrio,» acaso no era el menor aliciente para sus planes de conquista el verse poseedor del suelo que producia aquellos ricos y sabrosos vinos de Chipre á que era tan aficionado. No faltaba quien le representára la conquista de Chipre como la empresa mas ventajosa á los intereses de la Puerta Otomana, como la mas digna de un hijo del gran Soliman. Hablábale en este sentido su visir Mustafá, y bien que Muhammed-Bajá y el gran mufti, celosos de la privanza de Mustafá, intentáran persuadirle que debia atender con preferencia al socorro de los moriscos granadinos y enviar las naves del imperio á España, prevaleció en el ánimo de Selim el consejo que mas le habia halagado siempre, el de arrancar á Chipre del poder de Venecia. Esto esplica por qué los turcos dejaron abandonados á los desgraciados moriscos de Granada, por qué, cuando el hermaTOMO XIII. 31

no de Aben Humeya y Fernando el Habaqui pasaron á Constantinopla (1569) á solicitar el socorro del Gran Señor, no obtuvieron sino promesas y buenas palabras, por mas que el mufti y el visir Muhammet se esforzáran por inclinar al sultan á favorecerlos (").

Quedó, pues, resuelta la conquista de Chipre. No importaba que el imperio otomano estuviera entonces en paz con Venecia. Para los musulmanes no habia tratado de paz legítimo si no era ventajoso á la generalidad de los muslimes. En el momento que la ruptura de una paz podia ser útil á los intereses del islamismo, aquella paz podia romperse legalmente. Todo pais en que hubiera habido mezquitas y se hubieran convertido en iglesias cristianas debia volver al culto del islam. Con estas máximas nada mas fácil que tener siempre motivo de guerra. Ademas las rentas de Chipre habian sido aplicadas en otro tiempo por los soldanes de Egipto al entretenimiento de los santos lugares de la Meca y Medina: era menester que lo fueran ahora á la ereccion de la gran mezquita que se construia en Andrinópolis. El precio pues

(1) Segun Hammer, Historia del Imperio otomano, lib. XXXVI., el principal instigador de Selim para la conquista de Chipre fué un judío converso, originario de Portugal, llamado Juan Miguez, y que despues cuando volvió al judaismo tomó su antiguo nombre de Joseph Nassy, el cual habia logrado gauar el corazon del príncipe, con obsequios de dinero, de

perlas, y sobre todo de esquisitos vinos, haciéndole tomar aficion á los ducados de Venecia y á los vinos de Chipre, y que un dia entre los vapores de la embriaguez habia soltado el principe turco la halagueña promesa de corcnar á Joseph por rey de Chipre. Todo esto es muy posible, mas no creemos que la empresa tuviera este solo y tan liviano orígen. .

de la paz habia de ser la cesion de Chipre á lá Puerta Otomana por la república de Venecia, y la intimacion que en este seutido fué á hacer un enviado del sultan al senado de la señoría confirmó lo que habia estado avisando su bailío en Constantinopla (febrero, 1570).

El senado rechazó dignamente la injuriosa propuesta; el pueblo se irritó contra el emisario (eschausch), que tuvo que salvarse saliendo por una puerta escusada; alegróse Selim de una repulsa que le ponia en la mano la ocasion de la guerra; Venecia se arrepintió aunque tarde, de su imprudente confianza, y quiso reparar á fuerza de actividad su anterior descuido. Arbitró recursos, vendió propiedades y oficios, dióse prisa á equipar naves, nombró general de ellas á Gerónimo Zanne, procurador de San Marcos, dió el mando de las tropas de tierra á Sforza Pallavicino, puso la provision general de la armada á cargo de Antonio Canale y Jacobo Celsi, y en poco tiempo se hallaron equipadas ciento treinta y seis galeras, once galeazas, catorce naves y otras embarcaciones menores. Pero Venecia no era ya la antigua reina del Adriático escasos eran sus recursos, pocas é indisciplinadas sus tropas, las plazas fuertes descuidadas y deterioradas, mal acondicionadas sus naves. Venecia volvió los ojos á las naciones cristianas en demanda de auxilio; pero en pocas halló calor y apoyo. Francia, su antigua aliada, combatida por los bandos interiores que ensangrentaban su suelo: Inglaterra hecha

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