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contrado resistencia en ningun punto, por haberse retirado Guerrero, como dejo referido, á Tixtla, resuelto á acatar, segun la carta que hemos visto escribió á D. Lúcas Alaman, lo que las cámaras de la Union dispusiesen respecto á la cuestion política. Igual protesta hizo á las expresadas cámaras en una exposicion que les dirigió, manifestando sus rectas intenciones y su ardiente deseo de poner término á las funestas diferencias que dividian á la nacion. (1)

tiempo el refuerzo que le voy á mandar, porque esto importa mucho. Ojalá yo pudiera hallarme en la accion, pero no es posible estar en todas partes.

<<Sin tiempo para mas, concluyo con asegurar á V. que soy su adicto amigo, que le estima con la mas cordial sinceridad.-Anastasio Bustamante.»

(1) Hé aquí esa exposicion de D. Vicente Guerrero á las cámaras de la Union.

<<Señor: Situado en una de las poblaciones del Sur, tengo el honor de dirigir mis letras á esas respetables cámaras para darles cuenta de mi conducta en los últimos acontecimientos públicos.

«Cuando subí á la silla de la primera magistratura de la República Mejicana, no me condujo á ella otra idea que el obedecimiento que siempre he tributado á la voluntad nacional, delegada por los Estados y territorios en sus dignos representantes colocados en ese santuario.-Las circunstancias de aquella época me obligaban tambien á empuñar el baston, y quizá sin este sacrificio se hubiera fomentado la anarquía que quedó sofocada por un año. Me encargué del ejecutivo sin hacienda pública, sin ejercito, sin vigor las leyes y divididos en bandos los ciudadanos que tenian que obedecerlas. Se presentaron en este tiempo los invasores en Tampico de Tamaulipas, y se me revistió con facultades extraordinarias para conservar la independencia de Méjico y forma de gobierno: usé de ellas con la moderacion que es pública, y fueron repelidos los enemigos. Quedé á pesar mio con las facultades que el congreso me trasmitió para ver si podia contener varias revoluciones que observaba el gobierno, aunque cubiertas, pero que de cuando en cuando despedian centellas. Al fin brotó de los escondrijos el pronunciamiento de Campeche y siguió el de diversa naturaleza en Jalapa. Yo ví entonces amagada mi patria de una guerra horrorosa é interminable, y traté de obstruir los pretestos: reuní el congreso, dimi

1830. El dia 1.o de Enero de 1830, entró el vicepresidente y general D. Anastasio Bustamante en el ejercicio del poder ejecutivo, sin haber disparado un solo tiro, sin la menor resistencia, y con el beneplácito del país entero, que anhelaba el órden y la marcha tranquila de los asuntos públicos. En el mismo dia abrió sus sesiones el congreso. D. Anastasio Bustamante nombró su ministerio, compuesto de hombres de capacidad en sus respec

tí las facultades, se me volvieron á repetir y de nuevo volví á renunciar: insisten los pronunciamientos y me pongo á la cabeza de una respetable division: al salir de Méjico los pueblos de mi tránsito se reunieron á mí con sus fuerzas y con auxilios para hacer la guerra, y no hubiera sido difícil acercarme á Puebla con seis ó siete mil hombres; pero atacan en la capital al gobierno en un estado indefenso, y creciendo la exaltacion de las pasiones era necesario obrar ya con la espada desnuda y romper los diques de los lagos de sangre mejicana. En este caso, señor, ¿seria cordura presentarse en el campo de batalla con un ejército que se diria lo comprometia á obrar por defender mi causa propia? Lejos, y muy lejos de mí tales ideas, y por consiguiente debia retirarme, como me retiré, á aguardar que las augustas cámaras se reunieran para que decidan las razones y las leyes lo que no es dado á las bayonetas. Por esto separándome del ejército que se me encomendó, dejándolo al cargo del Sr. general D. Ignacio Mora, me retiré con una pequeña escolta hasta este punto, en donde permaneceré hasta que la voluntad no interrumpa mi sosiego. Yo no conozco mas causa que defender que la libertad de mi patria, que la soberanía de los Estados y que el respeto á las instituciones juradas solemnemente: para sostener estos principios, desenvainaré mi espada, prescindiré de lo mas caro, ¿ y acabaré con gusto mi existencia. Del congreso general y de los particulares de los Estados soy súbdito. A ellos invoco, y solo de ellos espero preceptos, sean cuales fueren.

<<El baston de presidente de la República lo deposito en el poder nacional: sus representantes harán el uso que estimen por conveniente de él, en la inteligencia, que la soberana resolucion de las augustas cámaras sobre este particular juro sostenerla con la verdadera voluntad de la nacion, hasta con la última gota de mi sangre, pues no soy otra cosa que un soldado de la patria. «Señor.-El último súbdito de la nacion-Vicente Guerrero.>>

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tivos ramos. De la cartera de relaciones interiores y exteriores se hizo cargo D. Lúcas Alaman, cuya vasta instruccion, tino político y probidad, jamás le negaron ni sus mas contrarios enemigos políticos; de la cartera de justicia quedó encargado D. José Ignacio Espinosa, abogado de notable talento y bien reputado en la sociedad: de la de hacienda se hizo cargo D. Rafael Mangino, antiguo rentista y hombre pacífico, muy apreciado en la sociedad; y de la de guerra quedó encargado, por no haberla admitido D. Manuel Mier y Terán, el coronel Don José Antonio Facio, que antes de la independencia habia militado en España, portándose siempre con valor y rectitud, y que verificada la emancipacion regresó á su país.(1) El congreso general declaró justos los motivos que los autores del plan de Jalapa habian tenido para hacer la revolucion. «Se declara justo,» decia el decreto del referido congreso, «<el pronunciamiento del ejército de reserva en Jalapa, el 4 del último Diciembre, secundado por la guarnicion y pueblos de varios Estados, y en esta capital el 22 del referido Diciembre, pidiendo el restableci

1830. miento de la constitucion y leyes.» Para dar un colorido de legalidad al acto de despojar de la presidencia á D. Vicente Guerrero, puesto que se le reconocia como presidente, porque en nada se tocó á los actos elec

(1) El apreciable escritor D. Manuel Rivera Cambas en su obra «Los gobernantes de Méjico» dice que Facio «estaba educado en España, bajo la escuela del carlista Elio.» En esto sufre una equivocacion, pues en España no habia partido carlista cuando Elio, pues este murió en 1822 cuando nadie pensaba en carlistas, y reinaba Fernando VII.

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