Revue hispanique, Volumen54

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C. Klincksieck, 1922
 

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Página 207 - El aire el huerto orea y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 13 - Un jour, de nobles pleurs laveront ce délire ; Et ta main, étouffant le son qu'elle a tiré , Plus juste arrachera des cordes de ta lyre La corde injurieuse où la haine a vibré!
Página 207 - Del alto bien las guía; ya en la vena Del gozo fiel las baña, Y les da mesa llena, Pastor y pasto él solo, y suerte buena. Y de su esfera cuando La cumbre toca altísimo subido El sol, él sesteando, De su hato ceñido, Con dulce son deleita el santo oído.
Página 73 - C'est pourquoi la première règle de notre logique, c'est qu'il ne faut jamais abandonner les vérités une fois connues, quelque difficulté qui survienne, quand on veut les concilier; mais qu'il faut au contraire, pour ainsi parler, tenir toujours fortement comme les deux bouts de la chaîne, quoiqu'on ne voie pas toujours le milieu, par, où l'enchaînement se continue.
Página 75 - ... prédétermination physique , qui semblent si rudes à quelques-uns ; mais qui , étant entendus , ont un si bon sens. Car enfin ces théologiens conservent dans les actions humaines l'idée...
Página 439 - ... no solamente en las calidades corporales se mudan, pero en las del ánimo suelen seguir las del cuerpo, y mudando él se alteran también...
Página 178 - ... tierra cruda de nieve llena y de piedad desnuda. De mí sé que al encuentro, mientras por...
Página 208 - Y mientras miserablemente se están los otros abrasando con sed insaciable del peligroso mando, tendido yo a la sombra esté cantando. A la sombra tendido, de hiedra y lauro eterno coronado, puesto el atento oído al son dulce acordado, del plectro sabiamente meneado.
Página 208 - A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me baste, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada. Y mientras miserablemente se están los otros abrasando con sed insaciable del no durable mando, tendido yo a la sombra esté cantando.
Página 76 - EL aire se serena y viste de hermosura y luz no -usada. Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino mi alma que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida.

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