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PRÓLOGO.

Cuando contraje hace más de cuatro años el compromiso voluntario de escribir algunas páginas que sirvieran de introduccion á la Historia general de las Indias, escrita por el Padre Fray Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapa, que se proponian entónces dar á luz el señor Marqués de la Fuensanta del Valle y el Sr. D. José Sancho Rayon, propósito que han cumplido con gran provecho de la Historia y de las letras españolas, creia que mi trabajo seria breve y fácil, porque tenia entonces por poco menos que definitiva la biografía de aquel ilustre personaje, escrita por el gran poeta é ilustre literato D. Manuel José Quintana; pero al irme engolfando en el estudio del gran Obispo y de sus obras, conocí muy pronto que, como sucede casi siempre en casos análogos, mis predecesores habian dejado abundante cosecha de datos que recoger y no pocos errores que corregir á los que de nuevo emprendieran el trabajo de estudiar una vida tan activa, fecunda y larga como lo fué la de este ilustre hijo de Santo Domingo de Guzman. La tarea es, en efecto, tan árdua y tan extensa, que á pesar de los tres años cumplidos en que he consagrado á ella los ócios que me ha dejado el desempeño de los cargos pú

blicos que en esa época he ejercido, y no obstante un conjunto felicisimo de circunstancias, que me han facilitado gran número de noticias peregrinas, todavía lo que he logrado hacer no pasa de un bosquejo imperfecto que, á lo más, podrá servir de guía á los que en adelante se consagren al estudio interesantísimo de la historia de las Indias, y particularmente al de la vida agitada y laboriosa del insigne varon que tan gran parte tuvo en los sucesos que narra y en la propagacion de la fe Ꭹ de la civilizacion cristiana por las inmensas regiones del nuevo Continente, revelado al antiguo por el heroismo de los españoles. En efecto, aunque la Historia general de las Indias es en gran parte una autobiografía de su autor, como no alcanza lo hallado é impreso hasta ahora sino hasta el año de 1520, y el Padre Las Casas vivió hasta el de 1566, faltan para los últimos cuarenta y cuatro años de su existencia las noticias fidedignas y preciosas que de sí mismo da hasta la primera de las citadas fechas; y no hay que decir que desde el año de 1544 en que volvió por última vez de América el Padre Las Casas su vida deja de tener interes, porque es un error, en que han incurrido todos los biógrafos del ilustre dominico, suponer que á poco de su vuelta se encerró en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, donde llegó hasta el fin de sus dias, apartado de los negocios, pues, como demuestro en este libro, nunca fué mayor su actividad ni su influencia en las cosas de las Indias que despues de haber venido á España para renunciar su Obispado; cuantos escritos de él se conservan son de ese período, y la muerte le sorprendió en el convento de Atocha de la villa de Madrid, gestionando con la mayor eficacia, á

pesar de sus noventa años, en favor de los indios en los Consejos del Estado, y escribiendo papeles tan notables como la consulta sobre las adquisicionés de los conquistadores de América, redactada el mismo año de su fallecimiento.

Mi principal trabajo ha consistido en tejer, con los documentos que he tenido la fortuna de hallar, la historia de la última parte de la vida de Las Casas, aprovechando además los datos que contiene la interesante Historia de Chiapa y Guatemala, escrita por el Padre Remesal, y otros que suministra el obispo de Menopoli, consagrándome además al estudio de las obras del mismo Las Casas para formar el juicio que se contiene en el libro II de la que someto al de los lectores benevolos; pero no me ha sido posible agotar la materia, porque sin duda existen en nuestros archivos, especialmente en el de Indias de Sevilla, muchos más documentos de los que he podido examinar referentes al Padre Las Casas; el no haberlos hallado no es culpa del Jefe ni de los empleados que tienen á sú cargo el inmenso tesoro que se guarda en la Casa-Lonja de Sevilla; por el contrario, no cumpliria como debo, si no diese aquí público y solemne testimonio del celo con que el Sr. D. Francisco de P. Juarez, Archivero principal de Indias, ha contribuido á la búsqueda de los papeles relativos á Las Casas, y ha sido tan fecunda como podrán ver por el texto y por los Apéndices de esta obra los que con atencion la exami¬ nen; pero con ser el Sr. Juarez el único español que conoce aquel Archivo, en el que lleva más de medio siglo de prestar sus servicios, las vicisitudes de los tiempos. han sido causa de que esc, como casi todos nuestros

grandes depósitos de documentos históricos, estén todavía por estudiar como es necesario, para que se puedan conocer y apreciar debidamente las inmensas riquezas que contienen.

Pero no sólo documentos relativos á su vida, sino varias obras importantes del Padre Las Casas deben yacer. ignoradas en el polvo de los archivos de la Península y de las Repúblicas americanas, siendo verdaderamente extraordinario que no se hayan encontrado hasta ahora, ni por los que me han precedido en este órden de investigaciones, ni por mí mismo, despues de tantas y tan esquisitas diligencias como para ello he practicado. Entre las obras que se sabe que escribió Las Casas, la primera que se echa de ménos es su tratado de Unico vocationis modo, de que con tanta frecuencia hablan sus biógrafos, y que sin duda tuvo á la vista Remesal, que copia de ella varios fragmentos. Despues de esta no puede ménos de mencionarse la que leyó ante la Junta de Valladolid, impugnando las opiniones de J. G. de Sepúlveda, pues lo que de ella se conoce es el extracto que hizo el egregio Domingo de Soto, que debe ser muy diminuto, pues las noticias que ambos contendientes dan de este trabajo indican que era muy voluminoso. De otras obras que no se conocen se da noticia en el índice de las que se enviaron por orden del Rey, al Real y Supremo Consejo de Indias, del Colegio de San Gregorio de Valladolid, donde se custodiaban todos los papeles que dejó á su muerte Las Casas por encargo suyo; y como digo en la segunda parte de este trabajo, me parece imposible que el famoso Obispo no llevara su Historia general de las Indias más allá del año 1520, pues su plan

consistia en narrar todo lo ocurrido en aquellas apartadas regiones hasta donde le alcanzara la vida; y como claramente se infiere de distintos pasajes de esta obra importante, que el último libro que de ella conocemos se escribia hácia el año de 1560, y Las Casas vivió hasta 1566, no se puede creer que abandonase su trabajo en estos seis últimos años, pues á pesar de los muchos que contaba, en el mismo de su muerte redactó el curioso informe sobre las adquisiciones de los conquistadores, encomenderos y tratantes del Perú. No hay para qué decir cuánto importaria para el conocimiento de la historia del Nuevo Mundo que parecieran los libros en que se narrasen los sucesos ocurridos en Indias desde 1520 á 1560, que son, por cierto, los más interesantes, pues en ese período se hicieron las dos maravillosas conquistas de los imperios de Méjico y del Perú y acaeció la sangrienta rebelion, ó mejor dicho, tuvieron lugar las varias guerras de que el último fué teatro entre sus mismos conquistadores, á poco de haber entrado en el dominio de España.

Pero aunque no sea compensacion bastante, en cambio de lo que con afan buscaba sin éxito, he encontrado otros escritos, que si no tienen la importancia de los referidos, no carecen de ella: debo en primer lugar á la conocida generosidad del Sr. D. Pascual de Gayángos, mi compañero en la Academia de la Historia, entre otros documentos, dos notabilísimos, á saber: el papel dirigido por Las Casas al Emperador, trazando el plan que habia de seguirse para dominar las insurrecciones del Perú y evitar las de Méjico; y la notable carta enviada á los dominicos de Chiapa. Tambien debo agradecimiento al señor D. Alfredo de Morel Fatio, ya tan conocido por su afi

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