ANG 2 1920 LIBRARY Lane Fund spran 5932. 19.33 Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la ley. Imp. de J. Rodriguez, Atocha, 100.-Madrid. A mi hermano Ramón. JESUITA Seguimos direcciones muy distintas. ¿Quién sabe si al fin volveremos á encontrarnos? A tanta distancia, después de tanto tiempo, las memorias más dulces bórranse poco a poco. á Nadie, conociéndonos, pudiera imaginar el porvenir que nos cupo en suerte. Nuestras ilusiones fracasaron, y las circunstancias vencieron las energías de nuestra voluntad. No somos infelices, ni mucho menos; pero no somos lo que habíamos de ser. Para lo que dura esta vida, ¿qué importa? Nacimos bajo el mismo techo, en aquella casa, que fué tan alegre, y ha que dado tan desierta como tu corazón y mi cerebro. Vivimos lejos uno de otro en los primeros años de la niñez. Cuando te conocí, tenía yo cuatro años. El abuelo me llevó á vuestra casa (la de mis padres); mi casa era entonces la del abuelo. El primer estado social del hombre no lo determina la ley. Su madre llama el niño á la mujer que le ofrece un pecho; su casa llama después al nido que le cobija. Tu juguete favorito era un altar. Cuando me presentaron á tí estabas diciendo misa. Recuerdo que, después de abrazarte, arrodilléme á tu izquierda, y te ayudé tus profanos é inocentes oficios. Luego, abandonamos aquellas aficiones para dedicarnos á nuevas idolatrías. ¡Muchos placeres imaginados, muchos goces al fin satisfechos! La escoria, que sube á la superficie cuando comienza la ebullición. Y, ahora, después de tantos años, yo sigo arrastrándome penosamente por la tierra impura, tú volviste á refugiarte junto á un altar. Hace muchos años que no te veo. Pronto recibirás las últimas órdenes; y cuando yo me acerque á tí, volveré á encontrarte como la vez primera: diciendo misa. Y, como entonces, me arrodillaré á tu lado y te ayudaré los oficios divinos, bañando mi corazón con lágrimas de ter nura. Madrid, 29 de Mayo de 1895. |