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mejor de la floresta, y apagó la aroma de las primeras flores de aquel Reino! (6).

LEYENDA XXVI.

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La cuchillada al Señor Rey. — Año 1492.

(Época del reinado de Fernando II el Católico de Aragon, V de Castilla.)

Atravesando montes y collados, despreciando avisos y temores, y sin oir los gritos que levantan los labradores de remensa, entra el Rey con su serenidad acostumbrada en Barcelona, en aquella ciudad que considera como el emporio de la seguridad y de la dicha, y donde se cree mas seguro que en su misma Cámara, porque es ciudad juiciosa y amante de las libertades que conserva con sus reyes. Allí el noble saluda con el corazon mas que con la cabeza, el villano saluda doblando la rodilla, pero con la cabeza alzada, y sus gobernadores saludan con la cabeza y el corazon; pero con la mano en la espada.

Enciérrate, gran Rey, en tu morada, y medita mejor tus vastos planes, pues van naciendo obstáculos diversos, que detendrán tu paso y tu esperanza.

Esta era la idea que habia infundido al Rey el temor de los cortesanos que le acompañaban, al saberse la noticia, durante el viaje, de que habia ascendido al pontificado Rodrigo de Borja, eleccion que podia favorecer en gran manera á la causa del francés. Pero á los oidos del Rey, que era obstinado y nunca perdia la confianza, este consejo producia un efecto diferente, porque es de saber que estaba en la creencia de que la alegría siempre llevaba tras sí la tristeza, y nunca era mas grata aquella como cuando esta la habia precedido.

Esto hacia que el Rey fuese mas batallador que cortesano, atrevido en sus conquistas, y desconfiado en los palacios. Además, sentia el Rey tan arraigada esta creencia en su católico corazon, que hasta temia un castigo de Dios si se apartara de ella, ya que por la Fe peleaba, y solo por la Fe era atrevido en la adversidad, y desconfiado en la lisonja y la paz.

Con todo, Barcelona es diferente: — decia el Rey confiado y despues de haber saludado ya á la ciudad. — Aquí solo pelean por justicia, y yo vengo á hacer justicia á mis vasallos. Decid á esos hombres de remensa que confien en mí: dentro de poco, ya tendrán mayor dicha y mas haciendas (1)....

Y mientras atravesaba engalanado las calles de la ciudad, bajo el vistoso palio que llevaban los provectos conselleres, iba el Monarca recibiendo los saludos del pueblo agradecido que ya gritaba: «¡Viva el Rey de Aragon! ¡Viva Fernando!» ya saludaba á la Reina, ( que presidia en las ventanas del palacio) con el grito de: «¡Qué viva la Reina de Castilla! ó ya, corregido por algun alto personaje, daba voces y vivas « A los reyes Católicos de España.

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Nunca habia ido tan confiado el Rey como entonces, sin pensar en la inseguridad de la paz, ni en la mejor llegada de un gozo conseguido á través de la pena, pues además de avanzar entre una nobleza y un pueblo noble, halagaba su satisfaccion la presencia de la Reina que le contemplaba entre tanta dicha.

En las gradas del palacio estaba aun el Rey saludando á la muchedumbre, cuando de repente sale un arrematado loco con una cuchilla en la mano y, avanzando hácia él, al través del palio y de la nobleza, se la clava furioso en la garganta, diciendo luego en altas voces:-Ladron de mi corona, ese es tu pago.

A la imprevista catástrofe cae la Reina desmayada, saca las espadas la nobleza, la plebe sujeta al loco, y el loco, que tiembla al ver la sangre del Rey, grita á la plebe.

-Dejadme en libertad y haré renuncia de la corona regia que he ganado. El infeliz habia dado en la manía de ser Rey (2).

Impávido Fernando, y hasta lamentándose del demente, tapó con su púrpura la herida, aconsejó que soltaran al creido Rey, y mandó á la comitiva que no se conmoviera. ¡ Buen presagio!— exclamó al mismo tiempo y como pensando de repente en la verdad de su creencia. -Algun triunfo se me espera, pues tras la tempestad siempre el sol luce.

Y retirándose al palacio, despidió á la comitiva, citándola para el dia siguiente y dejándola confusa por las palabras que él decia.

La mañana siguiente, mientras el pueblo quemaba al loco fuera de las murallas, el Rey estaba recibiendo en palacio á los embajadores de Granada, y á varios comisionados de Castilla, Aragon y Cataluña que entraban con felicitaciones y presentes (3).

-He aquí nuestro presagio ya cumplido.... - dijo un Conseller de Barcelona, al ver la comitiva de caballeros españoles y musulmanes que ocupaban el salon.

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-¡Sí!.... pero, yo esperaba aun mayor dicha ; respondió el Rey, fijando la vista en unos nuevos enviados que acababan de entrar.

-Quizá la tendréis presto.... Dios protege.... — añadió el Conseller, y no sabiendo como concluir su frase, iba á inventar palabras de consuelo para el Rey, cuando observó que este, se animaba de repente al oir la voz de los últimos que habian entrado al salon, y á quienes nadie conocia. Dos comisiones eran las que hablaban; la una era de ciudadanos de Tortosa, que venian á anunciar al Rey, como en su ciudad habia un ejército dispuesto para ir al Rosellon; la otra era de personas de varias clases, amigas de un Genovés, que venia allí tambien para ofrecer al Rey el

ensanche de los dominios de España, con un Nuevo mundo (4).

Esto es lo que anunciaba ayer mi herida. Al través del obstáculo y la fuerza, es como mas feliz se hace la dicha. Márchese al Rosellon, pues, sin demora, y busque el Genovés el Nuevo mundo.

Al grito de «¡Vivan sin fin los reyes de España! » salieron todos del salon dispuestos á seguir las nuevas empresas de aquel Rey; que, reuniendo en una sola corona la de Aragon y la de Castilla, habia hecho grande á la España é igualado las virtudes de todos sus vasallos.

La grandeza y hazañas de Fernando é Isabel, la conquista del Nuevo mundo, y la prosperidad de España, que se presentaba tan felíz, hizo que los españoles siempre sintieran, además de su amor y gratitud, gran cuidado por los Reyes Católicos, á fin de que la alegría no fuese ya nunca presagio de mayor tristeza. Pero la alegría duró ; y Dios mantuvo felíz á tan gran reino, para mostrar así que el brazo de la celeste justicia, del mismo modo avisa á sus hijos fieles, que recompensa sus virtudes.

NOTAS.

Leyenda 1.

(4) Unos cronistas dicen Barones, otros Varones y algunos hay que usan de tal título ó cualidad indistintamente, pero por lo mismo que todos cuentan, es de creer que los nueve capitanes ó héroes serian Barones.

(2) Marca. Lo mismo que comarca, ó mas bien, territorio. Hay quien supone si de tal palabra se deriva el nombre de marqués ó marquesado.

(2) Pepino y Guyfre, hijos de Cárlos Martel.

(4) Gayfervo Gayfer ó Vayfaro, que es lo mismo, fue hijo de Eudo, duque de Aquitania, de cuya provincia se apoderó Cárlos Martel con la ayuda de Otger Catalon y en la que este quedó despues como gobernador ó adelantado.

(5) Pepino el Breve, antes de ser rey, fue mayordomo de Francia, y gobernó solo, despues de entrado á Mongo Cárlos Magno.

(6) Hay mucha divergencia de opiniones, y hasta poco fundamento en algunas, sobre el origen del nombre Catalon: Unos lo forman de goto ó godo y alano; otros como Blancas, buscan el origen en la palabra árabe cate, que significa matar, y para ello se refieren á las victorias de Eudo en los campos Catalaunicos; otros en fin creen ser tomado tal nombre del castillo de Cathalon, del que tambien se supone señor á Otgero.

7. Véase la nota anterior.

(8) Favencia ( Cataluña), favorecida por los dioses. Hay quien juzga el origen de esta palabra en otras causas.

(9) Canigó: montaña preciosa que cuasi todo el año está verde. Aun se conserva un canto antiguo popular en dicho país, cuya letra empieza así:

Montanyes regalades

Son las del Canigó,

Que tot istiu floreixen
Primavera é tardor, etc.

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