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de Castilla cesase de la guerra del reino de Navarra, y se restituyese lo que sus capitanes y gente hubiesen ocupado, y que el rey de Castilla guardase la concordia con su Rey, con desengañarle, que si no lo quisiese cumplir, no podrian los Catalanes faltar al honor y servicio de su Rey y señor, como sus predecesores lo acostumbraron loablemente en casos semejantes; admírese el aprecio de Cataluña, en las palabras refiere Zurita (1).

Tan relevantes fueron los aumentos de Cataluña, que el infante don Fadrique, despues rey de Sicilia, se valió de los Catalanes y Aragoneses, para acabar los Franceses de Sicilia; y viendo no poderles remunerar tan grandes servicios, ajustó con el emperador de Constantinopla, que fuesen á defenderle del Turco, donde gloriosos consiguieron tantas victorias, sujetando tantos reinos, fruto de sus trabajos, y cosecha de sus católicos monarcas (2).

Este aprecio y estimacion de sus reyes, les dió alas para asombrar todas las naciones, siendo la gente mas práctica, esforzada y valiente del mundo, campeando por mar, y tierra, con tan grandes, y bien pertrechadas armadas, como lo refieren los historiadores, asombros, siendo principalmente sus fuerzas marítimas de todas las naciones del mundo. Abarca, Anales de Aragon (3). Podrá el vivo genio de V. M., formar, ó confirmar su elevado y proprio concepto de lo que se debe discurrir y esperar del valor marítimo de estas naciones, y con mas abundancia de la Catalana (á la cual el mar es tan doméstico maestro), cuya destreza, y fortaleza pusieron á esta nobilísima gente en el sumo nombre de las hazañas marítimas, y en el honor del dominio de mar Mediterráneo, competido, y conservado con brillante ardor contra

(1) Zurita, tom. IV. lib. XVII. et XIII de la reina doña Juana, mujer segunda del señor rey D. Juan II.

(2) D. Francisco de Moncada, marqués de Aitona Expedicion de Catalanes y Aragoneses. Desclot. in vila Regis Petri. Zurita par. 1. lib. IV. á Cap. 24.

(3) Abarca, Ann. de Arag. en la Dedicatoria á su Majestad.

las esforzadas, y constantes resistencias de las naciones mas belicosas, y ricas de Europa, y Africa, y solo perdieron despues esta posesion, porque la dejaron, ó cansados de vencer, ó pagados ya de la paz.

No el número sí el valor sujetaba los enemigos, pues con muy pocas fuerzas conseguian grandes empresas. Con cuatro galeras rindieron diez del rey de Marruecos, y con diez, treinta y siete de Francia, y Nápoles, con veinte y dos, derrotaron noventa que era todo el poder de ambos reyes (1), con veinte entraron en el puerto de Nápoles y en los otros de Italia, llevándose cuanto hallaron, y en otra ocasion con once rindieron veinte y cinco de Francia, y otras veinte y cinco en Rosas, todo el poder del rey de Francia en cincuenta, y cuatro galeras con quince de Pisanos, y diez y seis de Genoveses con cincuenta solas, y con las mismas rindieron cuantos bajeles y galeras tenia el rey de Nápoles, con su Príncipe, y lo mejor de su Corte.

Dos mil Catalanes solos, rindieron el ejército tenia el rey Cárlos sobre Mecina (2), y viniendo el rey don Pedro con pocos no se atrevió á esperarlos el rey Cárlos de Nápoles, con el numeroso ejército de la gente de Nápoles, Francia, y auxiliares (3), no eran dos mil los que envistieron al Atarasanal de Nápoles, quemando mas de ciento, y cuarenta galeras armaba el rey de Nápoles para la Grecia con la armada sola de Cataluña, el rey don Alonso V rindió los mas puertos de Francia, y su General pasando á Creta, Celfamia, y costas de Africa (4).

Remitome á las corónicas de Cataluña y anales de Aragon, que la aclaman oficina de triunfos de las armas ar

(1) Montaner, Cor. de los reyes de Arag. c. 19. 61. 105. 113. 130. 135 y 149 (2) Id. cap. 105.

(3) Id. cap. 67.

(4) Id. Cor. dels Reys de Aragó. cap. 64, 65, 66, 152, 159. Desclot, testis ocularis, en la vida del Rey Don Pedro. Zurita, páj. 1, lib. IV, cap. 24. y tom. IV, lib. II y III, cap. 22. Zurita, tom. IV, lib. XVII, cap. 14.

madas, y asistencias de sus reyes y condes (1). Abarca hablando de Barcelona en el proemio: La ciudad de Barcelona antigua, y noble entre las primeras, fue la oficina, y madre fecunda de victorias y triunfos, y como el Caballo Troyano de las armas, y armadas de sus condes y reyes, y por último remate, ó fin, que casi el suceso, que se referirá, fue el fin de las armadas de Cataluña, en corroboracion de lo ponderado. Y para que se advierta hasta que tiempo se adelantaron las armadas marítimas de Cataluña en el año 1467, hicieron tributario al Gran Turco, Zurita (2), era tan grande el daño, que con sus galeras hacian en aquellas partes, que las aduanas del Gran Turco, no le rendian en gran parte lo que solian, porque le era prohibido el comercio, y navegacion de Suria y Turquía, y por no poderlo remediar el Gran Turco trató de componerse con una grande suma de dinero, me parece digno de referir en memoria de durar aun en este tiempo el ejercicio de las armadas antiguas de Cataluña, que tan señaladas cosas hicieron contra los infieles.

De los felices progresos y adelantamientos terrestres y marítimos, procedió el comercio con las provincias y reinos sujetos, abriendo el camino el valor para los logros del comercio, que tanto enriqueció á esta provincia, prestándole comodidad para vivir rica, y opulenta, servir á sus reyes con largos donativos, asistir á sus armadas de mar, y tierra con tan pronta asistencia (3), haciéndose lugar, y dando leyes á todas las naciones para el comercio, tan juslas y acertadas, que hasta ahora no se gobiernan con otras Francia, Nápoles, Sicilia, Génova, Venecia, Florencia, las naciones del Norte, Alejandría, y Constantinopla ; enviando los Catalanes sus cónsules, y agentes en aquellas

(1) Abarca, Ann. de Arag. lib. I, en el Proemio.

(2) Zurita, Anales de Aragon, tom. IV, lib. XVIII, cap. 44.

(3) Ezequiel, cap. 27. Repleta es, et glorificata nimis in corde maris Cartaginenses negotiatores tui à multitudine cunctarum divitiarum argento, ferro, estagno, et repleverunt mundinas tuas Mar. Sicc. de rebus Hisp. lib. XIII, fol. 107. Montaner, en su Coronica.

provincias, con aplauso, y admiracion de todas las repúblicas (1), como largamente en el político discurso, cap. 1.

Las armas pues abrieron camino al comercio, y el comercio fue quien exaltó las armas, prestando comodidades para las asistencias de las armadas, que con el ejercicio honesto del comercio, todo sobra, y faltando, todo falta, pues es el único medio para adquirir dineros, con los cuales se alcanza todo (2).

Pero, ó lástima, que lo que en aquellos siglos fue admiracion, aun hoy no se descubre ruina, los bajeles, galeras, y otros embarcaciones sustentaba el comun, y aplaudian al particular, en el aire se han desaparecido, sin que queden ruinas de tan bellos edificios; el comercio tan dilatado, y acreditado se ha pasado á otras naciones mas diligentes, y menos ociosas de las preeminencias de emviar sus cónsules á los otros reinos para la contratacion, solo se descubre una sombra en los cónsules de Palermo, y Napoles, uno por suerte, y otro por eleccion de los conselleres de Barcelona.

El crédito, que los aplaudia grandes, y coronaba de perfectos en el arte de mercancía, yace desecho, y roto, casi con descredito de los que antes aprendian reglas de su buen proceder, solo las leyes, y capítulos del consulado marítimo se han sustentado, para conveniencia, y logros de las naciones los admitieron, y descrédito, y pérdida nuestra; cogiendo los extraños, los frutos del trabajo, y sudores de nuestros mayores dejándonos la zizaña, y pleitos sobre su exposicion, que todo lo acarrea la falta de dinero.

Esta pérdida de navegacion, y comercio ha puesto en el infeliz estado en que se ve esta provincia, ha perdido las

(1) Fontan. in 2 Decis, decis, 403. Ripoll, de Magistrat. Logia Maris cap. 2 n. 14.

(2) Plat. in Solone fol. 166. Mercatura indignatione erat quæ commodum ex nationibus Barbaris advissere admititiam cun Regibus Consiliare, et rerum omnium conferre peritiam.

artes, y artífices, ha cortado los progresos de las armas, por la falta de dinero alma de los ejércitos (1) acarreándose en los reinos extraños por el comercio desechado entre nosotros, y aprovechado entre lo mas prudente de otras naciones extranjeras.

Nuestros pasados, si hijos, cuanto al nacer de su patria, cuanto al obrar gloriosos, fueron sus padres, ellos hicieron esta provincia habitable, y habitada, ellos muchos la hicieron numerosa, y grandes la constituyeron grande; nosotros sus antipodas, siendo hijos al nacer contrarios, al obrar de nuestros padres, somos espurios, y desperdicios de nuestra patria, hurtándola con nuestro descuido el número, que la constituyó populosa, y robándola con nuestro mal proceder la grandeza de nuestros mayores, que la constituyó grande (2).

CAPITULO IX,

Origen, y causa de los aumentos antiguos, y descaecimientos presentes del principado de Cataluña.

Del rio Nilo admiraron los antiguos su encubierto origen, hasta que pláticos, y valientes los Portugueses, sulcando los mares de Etiopía le descubrieron en el monte de la Luna; no fue menos escondido el orígen, y causas principalmente de la disminucion de Cataluña, unos sin quererlo investigar, le dejaron en términos solo de admiracion (3) otros curiosos le buscaron en el valor, que por no

(1) Tácito, Annalium lib. I, II, IV. Sed nihil eque fatigabat quam pecuniarum conquisicio eos esse bel is civilis nervos dictitans in bello, non solum armis sed etiam pecuniæ opus est.

(2) Prover. cap. 18. Pigrum dejicit timor animæ autem effeminatorum esurient, qui mollis, et dissolutus est in opere suo.

(3) Zurita, Anna. de Arag., tom. II, lib. VII, cap. 16.

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